Los autos más lujosos resultan ser, en las generales, los más caros. Los autos más espectaculares suelen pertenecer entonces a las personas más adineradas del planeta. La regla de tres simple postula así a los futbolistas como potenciales devotos de la excentricidad, la exclusividad, la opulencia. Las estrellas del fútbol reciben cuantiosas sumas de dinero por su talento, su carisma, su atractivo, sus ganancias, sus publicidades y el derroche de sus arcas se manifiesta en la extensión de su plantel de vehículos.
Probablemente Cristiano Ronaldo sea el exponente más fiel de la presuntuosidad, pomposidad y ostentosidad de un futbolista. Sus innegables dotes futbolísticos se complementan con un desarrollo marketinero que lo expone al cartel de celebrity, escrito con letras de neón. La Goal Rich List y la revista Forbes le adjudicaron en investigaciones que datan de 2015 la etiqueta del futbolista más rico del mundo, con un patromonio cercano a USD 230 millones.
Suficiente billetera para poblar su garage de los modelos de auto más caros del mundo. Y si lo costoso se traduce en espectacularidad, CR7 deberá tener una de las flotas más codiciadas del globo. Modelos fastuosos de Lamborghini, Aston Martin, Bugatti, Ferrari, Rolls-Royce son prioridad del jugador portugués que se encarga mediante las redes sociales de enseñar y ufanarse de su cotizado plantel.
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