El escritor James Allen solía decir: "No son las circunstancias las que hacen los hechos sino los pensamientos". Esta frase representa cómo el lenguaje que se utiliza –ya sea desde la mente o de manera verbal- transforma la vida de las personas.
Ciertas palabras como todo, nada, nunca y siempre pueden condicionar la vida de las personas ya que producen distorsión de la información y además generan un extremo de la realidad. Este tipo de palabras producen estrés, angustia y malestar. Es muy importante cuidar el lenguaje, ya que moldea la realidad en la que se vive.
Cada una de estas palabras alejan la realidad de los puntos medios, impidiendo que el pensamiento fluya de manera razonada y razonable. Dentro de estas palabras no existen matices ni términos intermedios. "Es una manera errónea de evaluar las cosas porque no son realistas, ya que no hay una realidad completamente blanca o negra. Por ejemplo, nadie es absolutamente brillante ni absolutamente tonto. De igual modo, nadie es completamente atractivo ni completamente feo", dijo la psicóloga y escritora Celia Antonini.
Los absolutos no existen en el universo ya que las percepciones no se ajustan a estas palabras
Lo único que consiguen estas palabras es desacreditar la realidad. Pensar incluyendo estas cuatro palabras repercute en la forma de sentir y por tanto en la forma de actuar.
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