¿Es posible imaginar un mundo sin Twitter? Ciertamente debería serlo, ya que tiene apenas diez años de vida. Pero el impacto de este servicio de microblogging, creado por Jack Dorsey en marzo de 2006, fue y sigue siendo tan grande en la comunicación contemporánea que ya parece imprescindible.
Sin embargo, hay un experto en tecnología que no se intimida ante sus más de 500 millones de usuarios, entre quienes están las principales figuras de la política, el espectáculo y el arte a escala global. El periodista Joshua Topolsky aseguró en un artículo, publicado el viernes 29 de enero en la revista The New Yorker, que el fin de Twitter es irremediable.
A continuación, la traducción del texto completo:
Pero ya se empezaban a ver las grietas en la fachada de Twitter. Los cambios en el producto hacían difícil seguir las conversaciones o narraciones. La falta de rigor en la verificación de fuentes fiables hizo sospechosa o confusa la información. Más preocupante fue la creciente ola de acoso y abuso que los usuarios del servicio estaban llevando a cabo, con los rebaños errantes de las comunidades de odio, misoginias y los bien organizados Gamergate que inundaron a las personas con mensajes de odio y amenazas. La compañía parecía estar completamente desamparada para manejar la violencia colectiva, con pocas herramientas a su disposición para moderar o sofocar los levantamientos. Incluso sus amados usuarios más célebres no podían ser protegidos. En agosto de 2014, la hija de Robin Williams, Zelda, dejó el servicio después de una serie de ataques.
Pero lo que debería preocupar a Twitter no es el valor de sus acciones (USA Today informó que, debido a sus reservas de efectivo, el servicio podría funcionar durante otros 412 años con pérdidas corrientes). Lo que debería preocupar a Twitter es la falta de relevancia, y hay cada vez más información que sugieren que es allí hacia donde se dirige la empresa. Si la alimentación en tiempo real de Twitter es su activo más poderoso (y lo es), no es difícil ver un futuro en el que Instagram, Facebook, Snapchat, o incluso un recién llegado como Peach (sí, estoy citando a Peach) se centren lo suficiente en las noticias en tiempo real, para obviar la necesidad de las estrechas, ruidosas y frecuentemente cambiantes ideas de Twitter acerca de la interacción social.
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