Los policías Fernando Pengsawath y Lucrecia Yudati pelean por sus vidas tras los balazos recibidos durante el tiroteo que protagonizaron el domingo a la madrugada con los buscados hermanos Lanatta (Cristian y Martin) y Víctor Schillaci cuando hacían un control vehicular de rutina. El primero de ellos es el más comprometido ya que recibió un tiro en el abdomen que le dañó varios órganos.
De acuerdo con el parte médico difundido por el equipo de terapia intensiva del Centro Médico Fitz Roy, ambos están "estables", es decir, no presentan mayores cambios respecto de lo comunicado ayer. No obstante, revelaron que el hombre "tiene los parámetros vitales más estables" aunque continúa con asistencia respiratoria mecánica y pronóstico reservado. En tanto, baleada en las piernas, sigue en terapia intensiva aunque fuera de peligro. Sin embargo, uno de sus pies está comprometido porque debe ser reconstruido todo el tobillo.
Los policías de tránsito se tirotearon el domingo pasado con los condenados por el triple crimen de General Rodríguez cuando intentaron detener el vehículo en el que escapaban como parte de un control de tránsito de rutina. En ese momento, los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci bajaron de la camioneta Ford Ranger gris y comenzaron a dispararle a los oficiasles. Luego se subieron y se dieron a la fuga.
Una alta fuente de la clínica confió ayer a
La oficial Yudati sufre de una fractura en múltiples puntos de su tobillo. Se le hizo una toilette quirúrgica, un procedimiento en donde se limpió todo posible foco de infección y se removieron esquirlas. Duró más de dos horas, fue muy delicada la operación. Creemos que no va a perder el pie, pero lo que está en duda es qué pasará con su funcionalidad.
Por otro lado, las fuerzas policiales aseveraron que los buscados están en un lugar poblado y "circulan en un vehículo". Así definió el Gobierno bonaerense el estado de la persecución policial que se montó para encontrar a los Lanatta y a Schillaci, prófugos desde el 27 de diciembre cuando, presuntamente con el trabajo de algunos cómplices, lograron reducir a los agentes penitenciarios de la Unidad 30 en General Alvear donde debían cumplir perpetua por los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, involucrados en el tráfico ilegal de efedrina.