Maxi Trusso: el argentino que hace bailar al mundo

Dueño de un estilo innovador a la hora de cantar y componer, este productor y DJ pudo, después de triunfar en el mundo, romper con el mito de que nadie es profeta en su tierra. Historia y vida del artista que está en boca de todos, en esta entrevista con Infobae

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Desde hace unos años, ir a una discoteca, encender la radio o buscar música en YouTube se ha convertido, en parte, en sinónimo de escuchar hits como "Nothing at all", "Please Me" o "Same old story". Este fenómeno tiene un responsable: Maxi Trusso, un argentino que vivió su juventud en Europa pero que un día decidió volver para convertirse en la voz número uno de música pop y electrónica del país.

Además representa un caso extraño: es exitoso cantando en inglés en un país donde se habla castellano y representa el ejemplo de un artista cuya sencillez, talento y éxito pueden convivir de manera armoniosa en una misma persona.

"La humildad –dice– es una de las cualidades más difíciles de poseer cuando una persona ha elegido para su vida el camino del arte, básicamente porque es allí, en la arena de la creación, donde las emociones, el ego y las luces suelen, por momentos, confundir un poco a las personas".

Con un perfil bajo, un discurso simple y una forma cálida de hablar, este artista nacido en Buenos Aires, pero que pasó casi toda su vida caminando por las ciudades paradigmáticas del arte y las nuevas tendencias, toma con tranquilidad su presente para verlo como parte de un proceso. "Todo sucede en el momento en que tiene que suceder", asegura.



- Tenés una historia distinta. Creciste y pasaste tu juventud en Europa...

Tuve la suerte de vivir en Italia e Inglaterra, lo que me permitió conocer la cultura y el funcionamiento del mercado de la música y me brindó la posibilidad de empezar a crecer y a desarrollarme como músico.



- ¿Cómo es ser un adolescente en Inglaterra?

Es una ciudad muy madura Londres. Hay que estar con los pies sobre la tierra. Es muy agresiva, basada mucho en las finanzas. Y eso te hace crecer mucho y madurar, sobre todo para entender cómo funciona el profesionalismo en el arte.



- ¿Cómo lográs, siendo argentino, hacerte un lugar allá?

Yo venía de Italia, tenía la mente bastante adaptada al pensamiento europeo. Cuando vivís en un lugar, te vas adaptando, sobre todo, al modo de vida. Si bien Italia tiene mucho de la Argentina, España y Sudamérica, eso hizo que fuera una especie de paso previo para empezar a ver cómo podía desarrollarme en el arte.



- ¿Formás una banda? ¿Comenzaste pasando música?

Yo era DJ, pasaba música y cantaba sobre los discos. Un día me desperté y dije: "Quiero hacer un tema", y compuse una canción con un amigo cubano, que era profesor de piano. Nos hicimos amigos y me empezó a enseñar música. Yo no tenía ningún conocimiento de la práctica, yo era DJ y escuchaba música, no tenía "concepto"; después estudié canto, y enseguida empecé a componer.



- Ahí empezás a crecer como artista, pero la Argentina aún seguía siendo un lugar algo lejano para vos

Estaba allá, por eso canté en inglés. El italiano no lo sentía tan dentro mío, [por eso] se me ocurrió que el inglés era la legua ideal para la música que me gustaba y escuché toda la vida. Me pareció que era un buen inicio para mi música. Conocí a un productor que había trabajado con Lisa Stansfield en Inglaterra, armamos un dúo llamado Roy Vedas, y nos fuimos a trabajar a Sicilia. Descubrimos lo que era el autotune y grabamos un tema con ese efecto. Mi colega lo lleva a Inglaterra en un video. Le gustó a un sello, y firmamos. Yo estaba de visita acá en la Argentina. Un día me llama Francesco, mi amigo y me dice: "Polygram quiere firmar con vos".



- ¿Con Roy Vedas llegás a tocar de soporte de los Rolling Stones?

Por el efecto que usamos, el AutoTune, como era algo novedoso, nos hicimos muy conocidos. Tocamos en Inglaterra, en varios festivales. El tema "Fragments of Life" se coloca número uno en Turquía, en Estambul. Justo coincidía con la visita de los Stones, que estaban presentando el álbum Bridges to Babylon, y nos invitan a participar como soporte de ellos.



- En ese momento, ¿te pasó de pensar... «quizá puede suceder algo fuerte con todo esto»?

Apenas recibí el contrato con Polygram pense que sí, que quizá valía la pena intentarlo. Nos dieron un buen adelanto (risas). En esa época, se vendían discos, después llegó el conflicto con Napster, y la industria cambió para siempre. Era el año 99, empiezan los recortes y fusiones en las compañías, porque se dan cuenta de que el mundo iba por otro lado.




- ¿En qué momento te agarran ganas de volver?

Yo tenía mi vida armada en Europa, si bien no estaba casado, vengo de vacaciones, me empiezo a quedar, tuve una hija y arme una familia. Yo creo que al final todo tiene que ver con el destino, porque de tus raíces no te podés escapar. Después, te podés ir formando nuevas raíces, pero son de una nueva etapa. Si bien Italia siento que pertenece a mi vida, la Argentina es el lugar donde nací y está bien haber vuelto. Mirando a la distancia, fue importante haber vuelto.



- Yo tengo la idea de que uno termina donde tiene que estar, indefectiblemente...

Y sí, nada sucede antes de que tenga que suceder, ni después, todo sucede en el momento en que tiene que suceder.



- ¿Cómo es esa vuelta a la Argentina (donde no eras un músico "conocido")?

La verdad es que no estaba tan focalizado en armar algo para la música. Necesitaba que pasara un tiempo, reciclarme, pensar un poco, volver al estudio y a los estilos que quería hacer. Había pasado todo tan rápido que no tuve tiempo de masticar el rumbo que quería tomar. Necesitaba un poco más de rodaje. Lo pude hacer acá.



- ¿Cuándo explota todo y te convertís en lo que sos hoy?

Después de hacer varios demos, el primer disco que saco es uno acústico con una mezcla acústica-folk-country. Había un auge en ese momento en los Estados Unidos con Norah Jones. Además, empiezo con algunos shows en el ambiente under. Ahí conozco a los chicos de Poncho, mientras estaba grabando un disco maximalista, con un sentido experimental que tenía una mezcla orquestal con electrónico.



- En una época donde la imagen prepondera, ¿creés que volviste a las bases y sólo te importa que la obra hable por el artista?

Empecé a tener éxito en Inglaterra en los 90. A partir de los 2000, había muchos grupos establecidos, pero que duraron poco. Al final, son todos One hit wonder. Mismo David Guetta, que son todas colaboraciones. Los chicos son fanáticos de la banda sólo por un día.



- Hiciste varios hits, ¿hay alguna fórmula?

Lo importante es mantenerse calmo dentro de una situación, tener una meta y saber que todo es pasajero. Todos son períodos, todas las bandas se van cansando. El arte es como un reloj que no sabés cuándo se va a apagar.



- Teniendo tanto éxito. ¿Lográs disfrutarlo?

Sí. Obviamente que tenés mucha responsabilidad, esto requiere de más trabajo. También uno tiene más presión, porque tenés más pedidos. Intento estar lo más calmo y permitirme jugar con la música. Uno tiene que tener en claro que en algún lugar del mundo de la música va a meterse. Nunca pensé que iba a ser conocido en la Argentina. Para mí es un golazo.