Joao Etzel Filho: el árbitro que privilegió el rencor sobre su deber

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Los árbitros, históricamente, estuvieron bajo la lupa. Siempre se dudó de la honorabilidad de ellos. Pero un día, uno reconoció que inclinó la balanza hacia un lado. Acá no hubo dinero de por medio, como cualquiera podría pensar, sino que un fuerte sentimiento por sus raíces.

Chile 1962 es recordado por la pierna fuerte, ya que hubo 50 lesionados en los primeros 4 días, y por un enorme Garrincha que guió a Brasil a alzar nuevamente la Copa del Mundo. Igualmente, la curiosidad de este certamen se dio en uno de los partidos más intrascendentes: Colombia ante la Unión Soviética.

La URSS, con Lev Yashin (la 'Araña Negra', considerado por muchos como el mejor arquero de la historia), era uno de los firmes candidatos a quedarse con la gloria. Tras su debut con victoria por 2 a 0 ante Yugoslavia, se midió con un inexperto elenco "cafetero". Los sudamericanos llegaban a una cita máxima por primera vez y venían de caer en su estreno ante Uruguay por 2 a 1.

El partido comenzó como un trámite y con aroma a goleada histórica en el 'Carlos Dittborn' de Arica. A los 11 minutos ya habían marcado tres goles (Valentín Kozmich Ivanov -2- e Ígor Chislenko) y a los diez del segundo tiempo, los socialistas vencían 4-1.

Pero cuando todo parecía definido, los comandados por Adolfo Pedernera (uno de los integrantes de la mítica 'Maquina' de River) revivieron de manera inesperada. Con goles de Marcos Coll –fue olímpico-, Angulo Rada y, casi sobre el final, Marino Klinger lograron nivelar las acciones.

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Si bien Colombia finalmente no logró pasar de ronda (luego cayó con Yugoslavia por 5 a 0), ese duelo fue recordado por mucho tiempo como la primera gran presentación de los "cafeteros" en las Copas del Mundo, hasta que habló él...


Años después, el brasileño Joao Etzel Filho, el juez del enfrentamiento, pasó a tener un rol preponderante en esta historia al pronunciar unas inesperadas palabras. "Yo empaté aquel partido. Soy descendiente de húngaros y odio a los rusos desde la invasión soviética a Hungría en 1956", fueron los dichos que cambiaron radicalmente la historia.

Muchos piensan que las personas sólo se corrompen por la seducción del dinero y la codicia; pero hay otros casos en los que el rencor es más fuerte.