El médium de Lula opera sin asepsia ni anestesia y atiende mil enfermos al día

Juan de Dios visitó al ex presidente brasileño mientras se trataba el cáncer. Sus pacientes llegan de todo el mundo. ¿Hace  milagros o vende ilusiones? Vea las fotos

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"Te voy a curar", le dice Juan de Dios a una joven. El médium en trance le toma la planta del pie y le clava una aguja de unos cuatro centímetros. "Te va a doler, no mires", le dice, y vuelve a clavar la aguja varias veces.

Ella parece no sentir nada y cuando acaba, el médium de casi setenta años y prácticamente analfabeto, esboza una espléndida sonrisa. La mujer, emocionada, dice que se curó de un mal crónico que los médicos no conseguían enfrentar.

Nacido el 24 de junio de 1942 como Joao Teixeira de Faria, este hombre se dice espiritista, seguidor de la doctrina fundada a mediados del siglo XIX por el francés Allan Kardec, que hoy cuenta con cerca de tres millones de adeptos en Brasil. Este curandero de la fe, que supuestamente incorpora entidades espirituales cuando está en trance, diagnostica males, prescribe tratamientos y realiza cirugías psíquicas, a veces con las manos y otras con cuchillos de cocina, bisturís y tijeras.

"Sin asepsia y sin anestesia, con la misma mano con la que había recibido a cientos, Joao de Deus abre el ojo de un paciente y con un cuchillo ha comenzado a raspar, como si rascara el suelo, podía oírse el ruido. El paciente ni se ha movido y entonces él le ha dicho: Estás curado, puedes irte", describe a la agencia AFP la sesión que acaba de presenciar Reinaldo Da her, un médico ortopedista que ha visitado al médium convencido de su poder. "Tengo que creerlo porque lo he visto", afirma.

"Desde la edad de ocho años, Dios me transmitió esta energía. Yo no curo, quien cura es Dios", explica el médium a la AFP en un breve descanso, sentado en un sillón, cuando más frágil y desgastado parece. "Cuando todo ocurre yo estoy durmiendo; siempre quise ver mis trabajos, pero cuando despierto ya todo el mundo se fue", cuenta.

La última esperanza

Joao de Deus atiende regularmente tres días por semana a un promedio de mil personas por jornada, más de la mitad extranjeros. Y el procedimiento suele ser el mismo: el curandero de la fe se sienta en una gran silla, con sus pies sobre un cojín; delante de él y en salas adyacentes, varios centenares de médiums y admiradores meditan para formar una rueda de energía. Y entonces, uno a uno, todos los que llegaron desfilarán ante él, que los atiende muchas veces en menos de un minuto.

Cada uno carga una difícil historia a sus espaldas, muchos desahuciados por la medicina tradicional, se agarran a una última esperanza que se lee en sus ansiosas pero iluminadas miradas. También llegan quienes buscan empleo o espiritualidad. Y muchos apenas vuelven para agradecer su curación de males que van del cáncer a las cataratas.

"Todos van a ser atendidos", insiste en la aireada antesala un voluntario con un micrófono. Las instrucciones y mensajes espirituales se divulgan en inglés, francés, español, alemán, ruso y portugués, en medio a un murmullo de más de mil personas vestidas de blanco y asistidas por decenas de traductores.

Una mujer acompaña a su hijo de 11 años, en silla de ruedas, con obvios problemas de control de sus movimientos con los que se inflinge graves heridas. Una imagen desoladora de una familia que lucha por su pequeño de ojos vivaces. "Sabemos que enfrentamos un cuadro muy complicado, pero hemos visto una mejoría", cuenta esta madre brasileña que vive en los Estados Unidos.

"Llegué en 2006 cuando los médicos ya no conseguían respuesta, con esclerosis múltiple y confinada a una silla de ruedas desde 1999. Y aquí me ves, estoy sana y ando. No tengo más síntomas", explica exultante Marina, de origen ruso y radicada en Nueva York, que hoy es una acreditada medium y guía en el lugar.

Joao de Deus atiende desde hace 35 años en esta pequeña ciudad, cuya economía gira en su derredor. Hay más de 40 posadas y decenas de taxis en permanente ir y venir con pacientes desde el aeropuerto de Brasilia. Atiende gratuitamente. Sus ingresos, asegura la gerencia del centro, son a través de donaciones, la venta de medicinas naturales y de su agua purificada.

El curandero espiritual visitó varias veces al popular ex presidente Lula en el hospital donde se trató de un cáncer de laringe en San Paulo, según confían sus allegados. Él guarda silencio al respecto. La semana pasada quien lo visitó fue la conocida y millonaria presentadora estadounidense Oprah.

Otros se cuestionan si Juan de Dios es un verdadero hacedor de milagros o simplemente un creador de ilusiones. Especialmente la institución medica. "Las cirugías en ambientes contaminados, prescripciones terapéuticas indebidas, son formas temerarias de manifestación religiosa que, naturalmente, incursionan en el campo de la ilegalidad", afirmó el vicepresidente del consejo federal de Medicina de Brasil, Carlos Vital, en una entrevista a la TV Globo.