"En quince minutos tenés tu pedido". Los porteños escuchan esas palabras por teléfono muchas veces, y casi siempre -en realidad- son sinónimo de futuras quejas, enojos e impotencia.
Los delivery, herramienta casi imprescindible de la vida cotidiana en la Ciudad, parecen manejar a su antojo los tiempos de entrega, y las ocasiones en que cumplen con lo prometido son numerosas y repetidas. Pero, por lo general, la urgencia por solucionar la situación y, sobre todo, el desconocimiento sobre los derechos del consumidor, lo llevan a dejar todo en la nada.
En las últimas semanas, el Congreso nacional sancionó la nueva Ley de Defensa al Consumidor, que agiliza los mecanismos de reclamo y que fue reglamentada y publicada hoy en el Boletín Oficial.
Sin embargo, no hay norma que contemple estos casos, en los que los consumidores quedan a merced de las decisiones unilaterales de los comercios sobre el orden en el que deben salir los pedidos.
Consultado por este tema, desde el organismo de Defensa del Consumidor de la Buenos Aires descartaron que una denuncia por casos de ese tipo fuera viable. "La denuncia será recibida, pero es muy poco viable que se llegue a algo, porque esas son decisiones de los comercios", explicaron.
Por eso, los únicos casos en los que se puede denunciar a los locales son aquellos en que nos llegan alimentos en mal estado, aunque nunca cuando llegan fuera e tiempo.