Macabro pacto suicida

La policía japonesa encontró los cadáveres de seis hombres y tres mujeres que se quitaron la vida inhalando el monóxido de carbono dentro de vehículos cerrados, en diferentes ciudades al norte del país. Antes, habrían acordardo cómo acabar con su vida

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(EFE).- La policía japonesa informó hoy del hallazgo de los cuerpos de nueve personas que acabaron con su vida en dos aparentes casos de suicidio colectivo ocurridos en las cercanías de Tokio y en el norte de Japón.

Cinco hombres y una mujer fallecieron en la provincia de Saitama, al noroeste de Tokio, mientras el otro suceso tuvo lugar en Aomori, en el norte del país, y en él murieron un hombre y dos mujeres.

En ambos casos, los presuntos suicidas inhalaron el monóxido de carbono desprendido por braseros de carbón dentro de un vehículo cerrado para acabar con su vida.

Según explicó a EFE un portavoz de la policía de Saitama, el hallazgo de los seis cuerpos lo hizo un transeúnte cuando caminaba esta mañana por un camino forestal de la localidad de Chichibu.

Los cadáveres correspondían a cinco hombres y una mujer, de entre 20 y 30 años, que estaban en el interior de un vehículo mono-volumen que tenía las puertas y ventanas selladas por dentro.

Según las primeras investigaciones, los presuntos suicidas se suicidaron inhalando el gas venenoso procedente de la combustión de cuatro hornillos de carbón que había dentro del automóvil.

En cuanto al suicido colectivo de Hirosaki, en la provincia septentrional de Aomori, los fallecidos son dos mujeres y un hombre, de unos 20 a 30 años, que también respiraron el monóxido de carbono desprendido por braseros encendidos dentro de un vehículo.

Según la policía, los tres jóvenes se habían conocido en un hospital y allí acordaron la manera de acabar con su vida.

El pasado 3 de marzo, la policía de Ibaki, al norte de Tokio, halló los cuerpos de otras tres personas que se suicidaron con el mismo método, con una estufa encendida en una furgoneta con las puertas y ventanas selladas.

Según la policía, los primeros indicios apuntaban a que los fallecidos también acabaron con su vida tras el "pacto de la muerte" en una modalidad de suicidio que se ha extendido en Japón en los últimos años.