Carla Conte tiene 28 años y, de pequeña, quería parecerse a Susana Giménez. Soñaba con bailar sobre un escenario, con ser conductora y animadora.
La joven reconoce que, además de ser inteligente y versátil, su cuerpo voluptuoso a la vez que delgado le juega siempre a favor. Pero afirma: "Los hombres me dicen muchas cosas por la calle, pero nunca me faltan el respeto. Sé que el cuerpo me ayuda mucho en mi trabajo pero igualmente no me siento para nada una femme fatale", declaró a la revista Caras.
La chica pisa fuerte coconduciendo, con David Kablin, la nueva edición de Feliz Domingo, que arrancó el último fin de semana. Pero también pisa fuerte en su vida privada: hace poco, decidió volver de Costa Rica, donde tenía jugosa oferta laboral, por reencontrarse con su amor, Guillermo, un músico de 30 años que conoció cuando ella era bailarina.
Sí, Carla Conte no tiene ese cuerpo de la nada: sus rutinas y su gracia se lo forjaron desde hace varios años.
Así, volvió a la Argentina, luego de haber ingresado como una catapulta al mundo mediático con su debut en el canal Cosmopolitan.
Confiesa que es un "desastre" como ama de casa y que, a pesar de la fama, sigue siendo desordenada. "La fama no alteró mi vida en absoluto", cuenta. Carla vive en un departamento de Colegiales con su novio.
Su belleza no es común, sino exótica. Sus rasgos sean quizás uno de los reflejos más bellos de lo argentino de los últimos tiempos, porque además Carla pone un valor añadido de inteligencia y versatilidad.
Así es la conductora de Call TV, Sabelotodo y Feliz Domingo: una diosa de ojos oscuros y profundos, nariz recta, boca ancha y curvas armoniosas. Nada mal para una de las animadoras más frescas y sagaces de la tele.