Es uno de los más famosos descubrimientos de la psicología. Es usual en entrevistas de orientación vocacional, incluso, el test del psiquiatra suizo Hermann Rorschach (1884-1922).
El psicólogo expone dibujos ante el paciente, y éste responde qué ve. Son diez láminas compuestas por manchas de tinta (negras y policromáticas) sobre un fondo blanco. Los "dibujos" tienen una forma vaga, indefinible, de modo que se pueden responder cientos de respuestas.
Así, el perfil proyectivo de la persona en cuestión se traza según qué responda. Qué le interesa, dónde ve, qué ve, si percibe movimientos (qué tipos), diferentes aspectos, si nota toda la lámina o parte de ella (qué detalles), si nota dimensión, profundidad, color, reflejo, sombra, brillo, si detecta objetos inanimados, humanos, animales, paisajes.
Algunos creen que a través de lo que se responde se devela el nivel de inteligencia, la inclinación sexual, la capacidad de relacionarse con otros y psicopatologías.
Pues bien, algunos traviesos de la red decidieron publicar las respuestas "convenientes" del test, para aquellos que no quieren revelar gusto o condición, secretos hasta la tumba, deslices, o fantasías que no tienen por qué salir a la superficie de la razón.
En síntesis, lo mejor es no abundar en fantasmas del terror, demonios, matanzas ni orgías. Recomiendan ver mundos hermosos, prístinos, primaverales. Así, quizás, hasta se llegue a prescindir de la misma terapia donde se realizó el test.
Finalmente, afirma la prensa que las manchas están guardadas contra la reproducción bajo siete llaves, de modo que el intrépido revelador sólo pudo publicar los contornos.
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