El estímulo del cuero cabelludo produce un relax muy placentero en cualquier momento del día.
El lóbulo, la cavidad del pabellón auricular y la zona de detrás, aumentan la sensibilidad durante la excitación sexual.
Los nervios parasimpáticos de los párpados pueden ser estimulados con algunos besos suaves sobre los ojos cerrados, produciendo relajación.
Con las manos se pueden estimular estas zonas de especial sensibilidad produciendo placenteros escalofríos.
La estimulación manual suave resulta placentera en esta zona, pero es posible que la caricia termine produciendo cosquillas. Como la extensión de la línea mamaria, requiere una estimulación muy suave.
Su receptividad nerviosa ese utilizada continuamente para sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en un medio muy adecuado para sentir el cuerpo del otro.
De carácter secundario y muy lento, tiene utilidad en combinación con otras zonas, pero no de forma independiente.
Acariciando suavemente toda la superficie de estas partes se produce una estimulación suave que puede combinarse con otras de mayor intensidad.
A los lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que pueden estimularse de forma muy efectiva por medio manual, siempre en sentido ascendente o descendente. Frente al hueso sacro existe una zona más sensible que el resto.