Julieta Díaz: "Las actrices somos un poco sensibles, me gustaría ser más estable"

En una charla profunda con Teleshow, la protagonista de "El fútbol o yo" habla del deseo de volver a ser madre, de las dificultades que atraviesa la ficción nacional y de su vínculo con Adrián Suar: "Nos queremos mucho, pero no somos amigos"

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"Imaginate que si la pareja está en crisis, no te lo voy a contar…", dice Julieta Díaz (39), entre risas. La protagonista de El fútbol o yo cumplirá en noviembre su sexto aniversario de casada con el norteamericano Brent Federighi (44), con quien tiene una hija, Elena Antonia (tres años). "Nos amamos un montón y estamos bien, pero hay que trabajar mucho a veces. Cuando uno tiene un hijo chiquito son momentos de mucho cambio, hay que laburar", explica la actriz, haciendo un paralelismo entre la situación que atraviesa su personaje en la película con su propia vida.

En la historia dirigida por Marcos Carnevale, Julieta es Verónica, la esposa de Pedro (Adrián Suar). Harta de la adicción de su marido, en el momento le plantea: "El fútbol o yo". El problema en la comedia romántica es más profundo que la adicción de él; los sueños de cada uno, la falta de comunicación, el paso del tiempo y los desencuentros quedan retratados en la historia en la que tanto hombres como mujeres pueden sentirse identificados.

El proyecto nació cuando Díaz y Suar grababan juntos Silencios de familia, el unitario que -si bien no tuvo el rating esperado- le valió a la actriz un Martín Fierro. Entre escena y escena, El Chueco le propuso la historia que quería contar y ella, aunque al principio dudó en repetir la dupla, se fue metiendo en el proyecto con el que hoy está feliz.

La dupla que integra junto a Adrián Suar vuelve a la pantalla grande en “El fútbol o yo” bajo la dirección de Marcos Carnevale
La dupla que integra junto a Adrián Suar vuelve a la pantalla grande en “El fútbol o yo” bajo la dirección de Marcos Carnevale

—¿Son amigos con Suar después de tantos años?

—No, no somos amigos. Nos queremos mucho, nos reímos, tenemos complicidad, pero me parece que los amigos íntimos comparten, nosotros no nos vemos. No es: "Che, un domingo venite a casa". Sí somos muy amigos con Marcos (Carnevale). Pero podríamos ser amigos, nos queremos mucho, nos admiramos, confiamos en el otro.

—En la película la pareja vive una crisis y tu personaje pone el límite a partir del fútbol. En tu vida, ¿cuál es ese límite que no se puede transgredir?

—Como ahora soy mamá, el tema de mi hija. El límite es siempre ir viendo hasta dónde. Puedo hasta esta hora, porque quiero estar en mi casa a la hora en la que ella come. Si no estoy a esa hora para bañarla y para darle de comer, entonces sí o sí tengo que estar a la mañana y al mediodía.

No soy una actriz que me esté criticando todo el tiempo

—¿Qué es lo mejor y lo peor de ser actriz?

—(Risas) Lo mejor es poder trabajar y siempre empezar de nuevo. Hacer diferentes proyectos, diferentes personajes, diferentes directores, diferentes compañeros. Eso está buenísimo, nunca me aburro. Y lo peor sería que nuestro instrumento somos nosotros mismos: trabajamos con nuestras emociones y nuestros estados de ánimo, entonces eso está medio a flor de piel. Somos un poco sensibles a enojarnos, a reírnos. A mí a veces me gustaría ser un poco más estable en algunas cosas.

—¿Qué puntaje te ponés como actriz?

—(Risas) No sé. A mí me gusta. No soy una actriz que me esté criticando todo el tiempo; sí soy exigente. Siempre siento que podría haber hecho un poco mejor tal y tal escena. Hay gente a la que enseguida no le gusta lo que hace y yo en esta película me quedé muy contenta. También porque tengo la suerte de trabajar con directores que son muy buenos, lo último que hice en 'Fanny, la fan' era un personaje soñado y me divertí.

—Bueno, en 'Fanny la fan'con este personaje que era un hombre (Enrique Marcial) y se convierte en mujer (Marcia Enríquez)…

—Un poco vampiro, toda una mescolanza…

—¿Con qué cosa masculina te conectaste? ¿Qué les envidiás un poco a los hombres?

—El tiempo que tienen para tener hijos: no tienen el reloj biológico como nosotras. Tienen diez, quince, veinte años más para ser padres. Toda la vida en realidad.

“Es muy poderoso el sentimiento de querer que la felicidad sea la del otro y vos dejar la tuya” dice emocionada sobre el vínculo con su hija Elena Antonia
“Es muy poderoso el sentimiento de querer que la felicidad sea la del otro y vos dejar la tuya” dice emocionada sobre el vínculo con su hija Elena Antonia

—¿Sos la mamá que te imaginaste ser?

—Creo que la maternidad saca lo mejor y lo peor realmente. Me encanta la mamá que soy cuando soy buena mamá. Me voy a poner a llorar… Pero hay un montón de cosas que no me gustan y tengo que trabajarlas un montón.

—¿Te permitís contradicciones?

—Tengo un montón, si no me las permito, ¿qué hago? Las contradicciones son parte de la vida.

—¿Hay un momento en el que podés decir: "Mi vida era tan ordenada hasta vos"?

—(Risas) Sí, hacías lo que querías. Pero hay un sentimiento ahí que aparece con los hijos que es hermoso, y yo creo que también es un aprendizaje. Hay muchos momentos en los que realmente es lo más importante, y es muy poderoso el sentimiento de querer que la felicidad sea la del otro y vos dejar la tuya. Es un lindo aprendizaje. Yo soy hija única, tuve hijos de grande, soy actriz. Tengo mucho de ser el centro, me viene bien también ese espacio. La sensación de realmente querer para ese ser lo mejor y hacer todo lo posible y sacrificar cosas, ese sentimiento no lo tenés con otra persona, me parece.

—Me decía Julieta Otero, la actriz que hace 'Según Roxi', que éste es el momento más difícil en la historia de la maternidad, por la cantidad de mandatos que tenemos que cumplir las mujeres.

—Porque ahora está el mandato, pero además el mandato del no mandato. Tengo la posibilidad de seguir el mandato de siempre, pero también tengo un ojo como diciendo: "Huy, te quedaste en el tiempo", y también tengo el de "No hay mandato, hacé todo lo contrario". Eso pasa en todas las áreas de la vida, no solamente en la maternidad. Uno encuentra su propia manera de hacer las cosas, pero por otro lado también a veces tiene que haber un orden, o tienen que haber unas reglas. Para mí, hoy la mezcla perfecta es entre mi abuela y mi vieja como un punto medio. Mi vieja fue la rebelde de la familia, mi abuela era católica, un montón de hijos, y mi mamá rompió con todo con eso y fue al otro extremo. Mi viejo también. Nuestra generación dijo: "Bueno, a lo mejor hay algo de nuestros abuelos que no estaba mal, rescatemos lo que estaba bien de nuestros abuelos, rescatemos lo que estaba bien de nuestros padres y veamos a ver qué queremos nosotros", y hacés como una especie de mescolanza.

—Mencionaste hace un ratito la experiencia de 'Fanny la fan', vimos lo que pasó y lo que se generó alrededor del pasaje de la ficción al universo digital. ¿Cómo lo viviste vos?

—Con mucha pena de que se bajara un programa que a mí me encanta y que el rating mande tanto en esos casos. Y que cuando baja 'Fanny', la única ficción nacional que quede sea 'Las Estrellas'. Ahora se van a sumar un par más, pero de todas maneras sigue habiendo muy poca ficción en la televisión argentina.

Hay espacios para las novelas turcas y también para las nuestras, pero lo que sería bueno es que haya una novela turca y dos nuestras

—¿Enoja el tema de las latas?

—No, a mí no me enoja si hubiera más ficción nacional.

—No es tu caso, pero sí el de muchos actores. ¿No es una contradicción enojarse con las latas pero a la vez festejar la venta de nuestros productos al exterior? ¿No es un poco lo mismo de este esquema global en el que vivimos?

—Sí, yo creo que es una contradicción eso, pero me parece que puede haber un balance, porque hay países que compran nuestros productos pero son más proteccionistas con los suyos. Me parece fantástico que tengamos productos de diferentes nacionalidades en la tele, me parece genial, como tiene que llegar todo el cine de todo el mundo acá. Hay festivales y viene teatro, música, sí. Pero tiene que ver con una ley y una política cultural que proteja la ficción nacional, que proteja ese espacio. Hay espacios para las novelas turcas y también para las nuestras, pero lo que sería bueno es que haya una novela turca y dos nuestras. Sé que es difícil producir televisión, pero sería importante que así como haya una ley que responsabilice a los productores y a los canales a producir más ficción nacional, también que se los apoye a ellos para ayudarlos a promover desde el Estado esa producción. Si no, cada uno tiene que salvar o defender su juego, y estás a la deriva.

—En la película la pareja está en crisis. ¿En la vida cómo está?

—Imaginate que si está en crisis, no te lo voy a contar (risas). Nosotros nos amamos un montón y estamos bien, pero hay que trabajar mucho a veces. Cuando uno tiene un hijo chiquito, son momentos de mucho cambio, hay que laburar.

—¿Tenés ganas de tener otro hijo?

—Sí, me gustaría. Quizás no en este momento y como ya estoy cerca de los 40, por eso te decía lo que les envidio a los hombres, porque me gustaría tener un poco más de tiempo. Igual te digo que estoy por cumplir 40 y con una hija que pesa 12 kilos no es lo mismo, ahora entiendo por qué tuvieron a los 25 los hijos nuestras madres.

—Ahora se puede tener hijos más tiempo, la ciencia nos ha ayudado mucho.

—Sí. ¿Hasta qué edad se puede tener hijos supuestamente?

—En Argentina, hay casos de 50.

—Yo no pasaría de 43, 45. Siento que no sé… Bueno, después charlamos.

—Si hablamos en cinco años y salió todo genial, ¿cómo te voy a encontrar?

—El destino nunca se puede saber.

—¿Te gusta que la vida te sorprenda?

—A veces, no tanto. Pero es parte de la vida. Lo difícil es aceptar, porque es bueno aceptar cuando te sorprende de manera linda, cuando te sorprende de manera más conflictiva, es difícil, pero hay que hacerlo.

LA ENTREVISTA COMPLETA:

Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario

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