Sundar Pichai, CEO de Google, aseguró que la inteligencia artificial atraviesa un momento histórico comparable a la llegada del ordenador personal, internet o los teléfonos inteligentes, y anticipó que en los próximos 12 meses esta tecnología será capaz de asumir tareas complejas en nombre de los usuarios, como comprar un regalo de cumpleaños de forma autónoma, tomando decisiones basadas en preferencias y contexto.
En una entrevista reciente con la BBC, Pichai describió el actual clima en Silicon Valley como “especial” y distinto a otros ciclos de innovación. Según explicó, el entusiasmo no solo se percibe en los discursos, sino también en el ritmo acelerado de inversión en infraestructura.
Google, por ejemplo, pasó de invertir menos de 30.000 millones de dólares hace cuatro años a prever más de 90.000 millones en 2025, una señal clara de la magnitud del cambio tecnológico en curso. A escala global, el ejecutivo estima que se está destinando más de un billón de dólares para preparar esta nueva etapa, concentrando en pocos años un esfuerzo que antes tomaba más de una década.
El CEO de Google enmarca este proceso dentro de una secuencia histórica de grandes transformaciones tecnológicas. En su visión, la inteligencia artificial es el siguiente eslabón tras hitos como la computación personal, la expansión de internet, la telefonía móvil y la computación en la nube. Cada una de estas etapas redefinió la forma en que las personas trabajan, se comunican y acceden a la información, y la IA —sostiene— tendrá un impacto igual o incluso mayor.
Ante las dudas sobre si el auge de la IA podría tratarse de una burbuja, Pichai reconoce que existen elementos de exceso, pero matiza la comparación. Por un lado, destaca que los avances en las capacidades de los modelos son reales, visibles y ya están siendo utilizados por millones de personas. La demanda, afirma, es tan alta que en muchos casos la limitación no es tecnológica, sino de capacidad para escalar los sistemas. En ese contexto, considera lógico el entusiasmo que rodea a la inteligencia artificial.
Por otro lado, admite que los grandes ciclos de inversión suelen venir acompañados de cierta irracionalidad. Recuerda que durante la burbuja de internet hubo inversiones desmedidas y proyectos fallidos, pero eso no impidió que la red transformara por completo la vida digital.
En su opinión, con la IA ocurrirá algo similar: se trata de un cambio profundo y estructural, aunque no exento de ajustes y correcciones a lo largo del camino. “Ninguna empresa está libre de riesgo, tampoco Google”, señala, al tiempo que defiende el enfoque de largo plazo que la compañía ha seguido en el desarrollo de esta tecnología.
Más allá de la inversión y el debate económico, Pichai pone el foco en cómo la inteligencia artificial impactará en la vida cotidiana. Según explica, hoy los sistemas ya permiten mantener conversaciones fluidas, hacer preguntas complejas y pasar de un tema a otro con naturalidad. El siguiente paso, que se materializará en el corto plazo, será que la IA asuma tareas completas en nombre del usuario.
El ejemplo que utiliza es ilustrativo: pedirle a un sistema que compre un regalo de cumpleaños para la pareja. La IA no solo buscaría opciones, sino que compararía precios, tendría en cuenta preferencias previas y cerraría la tarea sin intervención humana. Para el directivo, este tipo de experiencias marcan el verdadero punto de inflexión, porque convierten a la IA en un agente activo que actúa en representación de las personas.
En una etapa posterior, anticipa, la tecnología podrá asistir en decisiones más delicadas, como evaluar opciones de inversión o analizar los pros y contras de un tratamiento médico recomendado por un profesional. Pichai insiste en que no se trata de escenarios de ciencia ficción, sino de una trayectoria realista basada en la evolución actual de los modelos.
El trasfondo de esta visión es una realidad que, según el CEO de Google, afecta a millones de personas: la sobrecarga de tareas y decisiones en la vida diaria. En ese contexto, la inteligencia artificial aparece como una herramienta capaz de automatizar parte de esa carga y liberar tiempo para otras actividades. “A lo largo de la historia, cada nueva tecnología doméstica ha automatizado una parte del trabajo y ha permitido ganar margen para lo que realmente importa”, concluye.