Trabajaba sin descanso hasta que aprendió la lección de su vida: "Me acosté con dolor de cabeza, me desperté ciego y sordo"
Estaba insatisfecho con su trabajo pero no podía parar. Vivía con el teléfono pegado a la oreja, en una zona de confort tramposa. Hasta que se enfermó, cayó en coma y quedó al borde de la muerte. Recién ahí pudo empezar a sanar "de adentro hacia afuera".