El líder de la barra brava de Banfield seguirá preso pero liberaron a su madre

La Justicia determinó que Miguel Tuniñali y Gastón "El Pelado" Aralda sigan detenidos, por ser jefe y organizador, respectivamente, de una asociación ilícita

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Nancy Burgos y su hijo, Miguel Tuniñali, jefe de la barra brava de Banfield
Nancy Burgos y su hijo, Miguel Tuniñali, jefe de la barra brava de Banfield

Una noticia buena y otra mala para la familia que durante los últimos diez años comandó los negocios de la barra brava de Banfield. Miguel "Miguelito" Tuniñali, el líder, seguirá preso por la causa en la que se lo investiga como jefe de una asociación ilícita. Sin embargo, su madre, Nancy Burgos, conocida en la tribuna como "La Nancy", recuperó la libertad, aunque seguirá imputada como integrante de esta organización violenta que maneja dinero ilegal de venta de entradas, puestos de comida, "trapitos" y más.

La decisión la tomó este martes el juez de garantías de Lomas de Zamora Gabriel Vitale, quien denegó el pedido de excarcelación de Tuniñali y también de su "número 2", Gastón Aralda, conocido como "El Pelado". Pero aceptó que Burgos y el resto de los cinco detenidos (entre ellos una hermana de "Miguelito" y su novio) vuelvan a sus casas mientras continúa la investigación.

El magistrado ordenó mantener la vigente detención de Tuniñali (39) porque lo considera el jefe de la banda y la de Aralda (44), por ubicarlo como organizador de la asociación ilícita. "Se quedan adentro por la calidad en la asociación ilícita y porque tienen antecedentes", explicó una fuente del caso a Infobae. Miguel Tuniñali cayó preso en 2004 por un robo calificado cometido dos años antes y estuvo en prisión durante cuatro años.

Según la investigación del fiscal Pablo Rossi, la barra brava de Banfield, bajo el mando de "Miguelito", manejaba la venta y reventa de entradas para los partidos, la venta y recaudación de puestos de comida en los alrededores de la cancha y la sede social del club, e incluso el negocio de los "trapitos" de los estacionamientos, no solo durante los partidos del equipo por el que "hinchan", también en los que jugaban otros, por ejemplo, durante la Copa Argentina.

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Además, se sospecha que Tuniñali extorsionaba a socios al reternerles sus carnets y obligarlos a ir a la cancha, bajo amenaza de castigarlos o robarles dinero. Fuentes de la investigación explicaron que indagan si esto no lo hacía incluso con empleados municipales de Lomas de Zamora, por donde solía verse mucho a "Miguelito", aunque no figura en los registros de empleados.

Los líderes de la barra del "Taladro" fueron detenidos el 23 de agosto pasado durante operativos de la Policía Bonaerense en casas de Lomas de Zamora. En la casa de Tuniñali se encontraron armas, balas, dinero en efectivo, máquinas para contarlo, carnets de socios, facturas por servicios de transportes emitidas al club Banfield por sumas de decenas de miles de pesos, pirotecnia, vehículos de alta gama y hasta una radio policial y una baliza de la fuerza de seguridad.

De acuerdo con lo que investigó el fiscal Rossi, Tuniñali era quien impartía las órdendes, mientras que su madre y Aralda se encargaban de "bajarlas" al resto de los integrantes de la organización.

"Todos ellos conformaron de común acuerdo una asociación de carácter permanente con fines delictivos indeterminados y con la correspondiente división de roles, destinada principalmente a la comisión de hechos de violencia física e intimidaciones contra personas y las autoridades de organismos estatales y privados encargados de la seguridad de los eventos deportivos con el objeto de tomar y mantenerse al mando de la fracción de la hinchada y con ello obtener beneficios económicos", detalló una fuente del caso.

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Se sospecha que parte de la dirigencia les hacía "concesiones" y les habilitaba el ingreso al estadio sin pagar entrada, pero además les entregaban tickets para su reventa. La barra también extorsionaba e intimidaba al cuerpo técnico, jugadores y otros dirigentes para "costear" los gastos de la organización.

"Mediante violencia e intimidación ejercida en masa, y a través de contactos espurios con funcionarios policiales, se adueñaban del espacio público de los alrededores del estadio obteniendo réditos económicos con el manejo de parrillas y otros puestos callejeros, el cobro de dinero para estacionar en la vía pública", amplió uno de los investigadores.

Después de firmar la denegación de la excarcelación para los jefes de la barra, y la liberación del resto de los detenidos, el juez Gabriel Vitale se declaró incompetente y la causa pasó a manos del juez federal Federico Villena, que ya venía investigando a la barra brava de Banfield.

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