Un robo, una venganza, toma de rehenes y tres muertos en Villa Fiorito

Ocurrió en Villa Fiorito. El reparto del botín de un robo fue el desencadenante de la tragedia

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Un robo, una venganza, cuerpos calcinados, una toma de rehenes, tres muertos y la intervención del Grupo Halcón. Esta es la síntesis del violento episodio que sacudió al barrio de Villa Fiorito, en el partido bonaerense de Lanús, donde se vivieron horas de tensión tras un nuevo caso manchado con tintes mafiosos.

Todo comenzó el domingo pasado, poco antes de las 23, cuando se alertó sobre un Chevrolet Corsa gris incendiado en las calles Chubut y Magallanes. Inmediatamente, los bomberos se trasladaron al lugar y tras apagar el fuego hallaron los cadáveres de dos hombres identificados como Teodoro Alexis Sebastián Cáceres (22) y Leandro Fabián Duarte (33), ambos domiciliados en Villa Fiorito y con antecedentes penales.

La investigación permitió establecer que el vehículo pertenecía a Cáceres, quien, de acuerdo con testigos, había sido visto con su primo Carlos Esteban González (30), un ex convicto, a unas seis cuadras del lugar del hallazgo de los cuerpos calcinados. Asimismo, se supo que mientras el auto comenzó a prenderse fuego, un hombre y una mujer descendieron del asiento trasero y se fueron poco antes de la llegada de los bomberos y los policías.

"Se determinó que ese hombre que iba en el asiento trasero (luego identificado como González) fue quien asesinó a los dos que iban adelante, que luego los roció con alcohol y los prendió fuego, tras lo cual huyó", dijo un jefe policial, quien informó que la mujer que estaba en el vehículo era la concubina del ex convicto a quien también había intentado quemar. Pero fue ella la que aportó datos a la policía sobre el paradero del sospechoso.

Así, al verse rodeado por los policías, el hombre buscado amenazó a la inquilina de la planta alta y a su hija de 6 años, y a se atrincheró por más de cinco horas. Como el hombre no deponía su actitud, los efectivos del Grupo Halcón decidieron -con el aval de la Justicia- intervenir y entrar en la casa.

Con postas de goma, la policía entró con la decisión de dar por terminada la tensa situación, pero lo peor estaba por ocurrir. Nervioso, el sospechoso efectuó ocho tiros; uno hirió a un perro de la fuerza de seguridad y otro impactó en el escudo de protección de uno de los efectivos. Las autoridades repelieron la agresión y abatieron al sospechoso de un tiro en la cabeza.

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La venganza como origen del horror

De acuerdo con fuentes de la investigación, Cáceres trabajaba como remisero en una agencia de la zona, mientras que Duarte era un amigo suyo que iba de acompañante en el auto. Al parecer, el joven de 22 años le había pedido ayuda a González para darle un escarmiento a un hombre que presuntamente había maltratado a su madre en una estación de servicio. Su primo, sin mayores problemas, aceptó colaborar en el plan.

Fue entonces que Cáceres, en compañía de Duarte, fue a buscar a su familiar en el Corsa para concretar su plan de venganza. Pero nunca imaginó que esa sería su condena muerte: minutos después subir al vehículo, González se sentó atrás junto a su novia Macarena y desde allí ejecutó por la espalda a los dos jóvenes.

Después manejó el auto por algunas cuadras con los cuerpos, se bajó, los quemó y huyó. "La pareja, la única testigo, dice que se puso loco y como ella no reaccionaba también le tiró combustible y la quiso quemar viva. Los vecinos la ayudaron, se sacó la ropa en llamas y corrió a su casa en ropa interior, con algunas quemaduras", dijo una fuente reseñada por el diario Clarín.

Las sospechas indican que los primos pertenecían a una banda y que el ex convicto se quería cobrar una deuda por el reparto del botín de un robo, que aparentemente había quedado bajo el cuidado de los padres de Cáceres.