Proyectan subir el agua, eliminar subsidios y colocar medidores para castigar a quienes derrochen

En Capital y Gran Buenos Aires se usa el doble de agua que en países vecinos. Aumentaría más de 20% el costo fijo

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Al lavar los platos se utilizan en promedio 30 litros de agua al día
Al lavar los platos se utilizan en promedio 30 litros de agua al día

El consumo excesivo de agua en el Área Metropolitana preocupa a las autoridades. De ahí que el gobierno nacional trabaja en un plan para colocar medidores, con el objetivo de poder ahorrar y extender el servicio a cinco millones de usuarios más.

Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación aseguran que el objetivo es reducir los "irracionales" niveles de consumo de agua, que está entre los más altos del mundo. "En el Área Metropolitana hay un consumo muy superior al de otras grandes ciudades, producto de varias décadas en las que no se incentivó el ahorro", dijo Pablo Bereciartua, subsecretario del área.

En la Ciudad y el Conurbano se gastan casi 340 litros de agua al día. Eso supera el promedio nacional de 317 litros y representa casi el doble de lo consumido en Brasil, donde llega a 164, Chile, 168 litros, y Uruguay, 158 litros. Además, triplica los registros de países como Colombia donde se usan 113 al día, México 92 y Perú 122 litros de agua.

Otro dato significativo para avanzar con una estrategia para uso racional es la cantidad de agua que los porteños, en particular, destinan por ejemplo a ducharse (100 litros), lavar los platos (30 litros) o usar el lavarropas (100 litros).

En casi la totalidad de los hogares de la Capital y el GBA existe una tarifa plana y el 88% de los usuarios no tienen medidor. La factura se define según la superficie del inmueble y otros factores, por lo que el monto a pagar es siempre el mismo, sin diferenciar si se gastan 20 litros o 20.000 litros.

Habrá castigos para quienes derrochen agua
Habrá castigos para quienes derrochen agua

En diálogo con Clarín, Bereciartua sostuvo que "en esas condiciones, el sistema se volvió muy costoso y el Presidente en persona nos pidió ir a un consumo más racional, que nos permita extender el servicio a cinco millones de usuarios más".

La instalación de los medidores permitirá cobrar un cargo fijo por el servicio y otro variable según la cantidad de litros consumidos. Según el plan de obras de AySA, se prevé cambiar de régimen –gratis– al 100% de los usuarios no residenciales en los próximos tres años y acelerar el ritmo de instalación en los hogares.

"Se están terminando de definir las tecnologías de medición y el cronograma, pero la idea es que al menos un 50% de los clientes actuales pasen a tener medidor dentro de 4 a 6 años", anticipó Bereciartua.

La otra pata del plan será cambiar el actual sistema tarifario "para que el sistema medido realmente premie al que hace un uso racional, algo que hoy no sucede".

A partir de marzo los usuarios –con o sin medidor– deberán pagar un nuevo incremento en las tarifas de agua. Según revela el matutino porteño, ese incremento será del 22% para todos los clientes de AySA, incluyendo a los que pagan la Tarifa Social.

Medidores: habrá un cargo fijo por el servicio y otro variable según la cantidad de litros consumidos
Medidores: habrá un cargo fijo por el servicio y otro variable según la cantidad de litros consumidos

Además, 1.5 millón de usuarios sufrirán un impacto extra porque perderán el subsidio del 25% de la factura que hoy reciben por vivir en ciertas zonas. El incremento será gradual y bimestral.

El plan no está aprobado, pero desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos confirmaron que "si hay cambios, van a ser menores".

Según las estimaciones, el ajuste hará que en marzo la factura media pase de $297,60 actuales a $387,30 para los hogares aún subsidiados y de $446,70 a $545 para los demás, siempre entre los que no tienen medidor. Para los medidos, las subas serán de hasta 30%. Estos, a igual consumo, pasarán de $492 a $640,30 si estaban subsidiados y de $754,90 a $921 si no.

Dejar el agua corriendo al afeitarse, "manguerear" la vereda mientras se conversa con un vecino o dejar una canilla goteando durante años en vez de repararla son hábitos que a partir de ahora deberán cambiar casi obligatoriamente si no se quiere pagarlos muy caro.