A lo largo de los últimos meses, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) difundió avances sobre el proyecto del sistema de alerta sísmica nacional. La institución expuso que el proceso continúa en curso y que la proyección oficial sitúa el inicio de su implementación en el año 2026. El anuncio se formuló desde la presidencia del organismo, con un mensaje orientado a precisar el estado real de la iniciativa y las expectativas frente a su puesta en marcha.
En este marco, el titular del IGP, Hernando Tavera, indicó que el trabajo técnico se mantiene dentro de un cronograma que incluye etapas definidas, infraestructura especializada y pruebas previas antes de su activación. “El proyecto sigue en desarrollo. Esperamos que para el próximo año podamos hablar de manera positiva”, expresó, con referencia directa al paso previo conocido como “marcha blanca”, fase de prueba con participación ciudadana.
El proyecto contempla sensores y sistemas de difusión sonora en diez regiones del litoral peruano. Según Tavera, el proceso registró demoras por la complejidad operativa y por circunstancias excepcionales ocurridas en los años de ejecución inicial. No obstante, el organismo sostiene que la planificación continúa con una ruta orientada al objetivo central: contar con un sistema de alerta sísmica que permita emitir avisos anticipados en zonas costeras a partir de 2026.
Diferencia entre mensajes actuales y la futura alerta sísmica
El IGP explicó que la iniciativa comprende la instalación de equipos especializados en puntos estratégicos del litoral. Estos puntos incluyen antenas y bocinas en espacios urbanos, integradas a una red de sensores que recoge información sísmica en tiempo real. Parte de esta infraestructura ya se encuentra colocada en distritos como Jesús María, dentro de la etapa preparatoria del proyecto.
Tavera señaló que la “marcha blanca” constituirá el puente entre la implementación técnica y el uso ciudadano. Esta fase permitirá evaluar el rendimiento del sistema, la reacción de la población y los protocolos de activación de las alertas antes del despliegue total previsto para 2026. El presidente del IGP sostuvo que el objetivo es llegar a esa fecha con un sistema operativo y comprensible para los usuarios.
El presidente del IGP también aclaró un punto clave para la ciudadanía respecto a los mensajes que llegan a los teléfonos durante un sismo. Explicó que dichos avisos no corresponden a un sistema de alerta anticipada, sino a comunicaciones posteriores emitidas por entidades del Estado. “El sistema actual no alerta; informa. No hay aún una tecnología activa de alerta anticipada como se espera implementar”, afirmó.
Según el IGP, la diferencia esencial se ubica en el momento de emisión del mensaje. La futura alerta sísmica buscará emitir avisos segundos antes del sacudimiento del suelo, mientras que los mensajes actuales solo notifican lo ocurrido luego del evento. Por ello, la institución remarcó la necesidad de no confundir ambos mecanismos y de comprender que el sistema anunciado para 2026 tendrá un funcionamiento distinto.
Enfoque institucional y proyección hacia 2026
El organismo científico reiteró que su labor se centra en el desarrollo técnico del proyecto y en la generación de información para la toma de decisiones. Dentro de ese marco, la prioridad consiste en completar la red de sensores, consolidar la infraestructura de difusión y avanzar hacia la fase de prueba prevista para el próximo año.
Tavera sostuvo que lo observado en zonas donde ya se instalaron equipos forma parte de ese proceso previo y que cada componente cumple un rol dentro de la estructura del sistema. Reiteró que la meta institucional apunta a iniciar la implementación formal en 2026 y que el mensaje principal para la ciudadanía se orienta a comprender el carácter progresivo del proyecto y el propósito de la futura alerta sísmica nacional.