Cuando la ciencia se usa como coartada

¿Han sido analizadas y sustentadas a cabalidad las consecuencias que el tema exige?

Foto: IMARPE

El Proyecto de Ley N.° 13555/2025-CR propone modificar la adscripción institucional del Instituto del Mar del Perú (IMARPE), trasladándolo del Ministerio de la Producción (PRODUCE) al Ministerio del Ambiente (MINAM), con el objetivo de garantizar su autonomía técnico-científica. Lejos de ser una modificación administrativa, esta iniciativa redefine de manera sustantiva el equilibrio institucional pesquero.

Ese cambio no es menor ni únicamente técnico. ¿Han sido analizadas y sustentadas a cabalidad las consecuencias que el tema exige?

Desde hace más de seis décadas, el IMARPE cumple un rol dedicado a la investigación científica del mar para asesorar a PRODUCE para el aprovechamiento sostenible de los recursos hidrobiológicos, pues cuenta con los profesionales especializados, barcos y tecnología especifica. Esa función no es accesoria, es estructural. La política pesquera del país se construye sobre la evidencia científica que genera el IMARPE, y responde a una articulación directa con PRODUCE, (Viceministerio de Pesquería), como diría coloquialmente “zapatero a tus zapatos”.

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Quienes impulsan el traslado del IMARPE al MINAM parten de una asunción inexacta al señalar que, la cercanía con el sector productivo sesgaría la evidencia científica. Sin embargo, la experiencia peruana demuestra lo contrario. Gracias a esa relación funcional, el país ha logrado una de las pesquerías mejor ordenadas del mundo, y se ha posicionado como ejemplo de sostenibilidad. Esto no es una ideología, esto es un resultado, una realidad, un hecho como consecuencia de años de trabajo constante de adoptar decisiones según la evidencia científica.

Separar al IMARPE de PRODUCE no fortalecería su independencia, debilitaría la toma de decisiones. PRODUCE seguiría siendo responsable de la política pesquera, pero sin su principal órgano de consulta técnica dentro de la misma estructura ¿quién asumiría entonces ese rol de asesor técnico?

Además, el MINAM no es un ministerio de ciencia ni de gestión productiva. Su mandato es ambiental y regulatorio. Trasladar al IMARPE a ese sector implicaría someter la investigación científica marina a una lógica distinta, donde el enfoque precautorio puede terminar sustituyendo al análisis técnico, y donde la pesca pasaría a ser observada más como un problema que como una actividad estratégica para el país, la cual no pierde de vista su primordial principio: la sostenibilidad de sus recursos hidrobiológicos.

El mar peruano no es solo biodiversidad, es empleo, divisas, seguridad alimentaria y desarrollo regional. Pretender que la ciencia que lo estudia se diseñe desde una sola mirada es reducir su complejidad y poner en riesgo su gobernanza.

Esto no significa negar la importancia del enfoque ambiental. El IMARPE investiga cambio climático, fenómenos como El Niño, impactos ecosistémicos y calidad ambiental del medio marino. Lo hace desde hace décadas, con rigor técnico y reconocimiento internacional. No necesita cambiar de ministerio para ampliar su mirada; necesita estabilidad institucional y fortalecimiento presupuestal para ahondar y expandir sus áreas de investigación. ¿Alguna ONG se encuentra buscando el apoyo para fortalecer las investigaciones marinas?

Convertir una discusión compleja en un enfrentamiento entre “ambiente” y “producción” es una falsa dicotomía. El Perú ha demostrado que ambas pueden coexistir cuando la ciencia está bien integrada al diseño de políticas públicas.

Separar al IMARPE del PRODUCE no es una solución, sino un riesgo para la gobernanza del sector pesquero, impulsado por ideológicas, más que por un análisis técnico, científico y legal sobre el funcionamiento de las instituciones del sector pesquero.

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