Cuando hablamos de nuestra historia es imposible no resaltar la gran cantidad de épocas que esta guarda. Desde sus inicios tenemos registro de culturas prehispánicas que florecieron a lo largo y ancho del territorio nacional, así como el gran periodo de la expansión inca que creció más allá de las fronteras. Sin embargo, el final de ese glorioso capítulo fue escrito por pluma extranjera tras la llegada de los conquistadores españoles.
Así, empezaría el virreinato, una era cuya duración de casi 300 años marcó para siempre las memorias del país, ya que se le recuerda hasta hoy por el fuerte impacto que tuvo en la cultura, pero también por la opresión que vivieron los indígenas, despojados de su propia tierra y costumbres.
Sin embargo, tras la independencia y el largo proceso que esto significó, el Perú abrió un nuevo capítulo y tuvo por primera vez en su historia a un dictador a la cabeza. Este personaje no fue otro que Simón Bolívar en persona.
Un convulsionado panorama
Como se sabe, la independencia del Perú no se dio de un día para otro y tuvo como detonante un fuerte deseo libertario en la región, influenciado por la revolución francesa.
Esta corriente libertadora se extendió como el fuego por los territorios españoles hasta llegar a Perú, el último bastión de poder de la corona.
La caída del virreinato era necesaria y esto lo sabían todos aquellos que pusieron sus vidas al servicio de la libertad. En tal sentido parece una locura hablar de dictadores en una época donde se buscaba emancipación, no obstante, iniciada la República, el momento que vivía el país era cuando menos convulsionado.
Para empezar, por aquellos días el tipo de gobierno que el Perú tendría no estaba bien establecido. El protectorado de San Martín llegó a su fin en 1822, pero con un Congreso Constituyente instalado y en funciones. La situación era problemática y había dos presidentes pugnando por el poder, uno instalado en Lima y el otro al norte, causando una polarización poco conveniente.
Y aunque el grito libertario se había dado un año antes, lo cierto es que la independencia era todavía frágil ya que dicha proclamación no fue suficiente para mitigar la resistencia española que amenazaba con recuperar su poder.
Bolívar, el primer dictador del Perú
Para 1923 y en medio de este difícil momento histórico, la corriente libertadora del norte llegaría de la mano de Bolívar, quien en medio de la apremiante necesidad de echar definitivamente a la corona, fue nombrado dictador y autoridad suprema militar en todo el Perú.
La palabra en sí misma suena problemática y hasta intimidante, ya que el poder se concentra en una sola persona que tiene la potestad de tomar decisiones sin importar nada ni nadie, sin embargo, afortunadamente Bolívar no habría usado dicha potestad para perpetuar la opresión en territorio nacional. Es probable que la idea de controlar a un país le pareciera ajena a sus deseos emancipadores. Por el contrario, algunos historiadores afirman que deseaba una sucesión por mérito y tenía una postura en contra de la nobleza.
No obstante, el libertador y otrora dictador no estuvo libre de detractores. Hasta el día de hoy sigue siendo una figura controvertida con muchas luces y sombras, recordado por su personalidad fuerte y gran astucia.
¿Cómo murió Simón Bolívar?
Simón Bolívar falleció el 17 de diciembre de 1830 en Santa Marta, actual Colombia, a la corta edad de 47 años. La causa oficial de su deceso fue tuberculosis, aunque algunas teorías modernas sugieren posibles complicaciones de otras enfermedades, como la brucelosis.
Lo cierto es que, pese a las críticas, fue una pieza clave para la independencia de varios países sudamericanos y su muerte marcó el fin de una era importante en la historia de América Latina.