Paul Gauguin, el pintor francés que vivió unos años en Perú y plasmó en su obra a una momia de Chachapoyas

La experiencia de vida en Perú marcó profundamente al pintor postimpresionista, que quedó enamorado de expresiones culturales como los huaco retratos Mochicas y otras muestras de arte precolombinas.

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Paul Gauguin quedó fascinado desde muy joven por las culturas precolombinas y sus expresiones artísticas. Fotos: Andina
Paul Gauguin quedó fascinado desde muy joven por las culturas precolombinas y sus expresiones artísticas. Fotos: Andina

En la vida existen personas, olores, espacios y otros elementos que marcan profundamente a las personas y se convierten en un conjunto de recuerdos que se impregnan cual tinta indeleble en lo más profundo del corazón.

El paso de los años los hace, tal vez, más difusos y lejanos, pero su impacto se ve plasmado en diferentes aspectos de la vida cotidiana y hasta en decisiones trascendentales.

La historia del pintor Paul Gauguin refleja un poco acerca de esto, ya que pese a ser francés de nacimiento, los pocos años que pasó viviendo en Perú lo marcaron para siempre.

¿Quién fue Paul Gauguin?

Nacido en Notre-Dame-de-Lorette, París, el 7 de junio de 1848, Paul Gauguin fue un prolífico pintor post impresionista que compartía las ideas del sintetismo. Su obra se caracteriza, entre otras cosas, por el uso de colores vivos, además de planos y elementos que se alejaban de lo tradicional y sentaban las bases para nuevas corrientes artísticas.

Un periodo de su infancia temprana coincidió con la época en que Napoleón III asumió el Gobierno francés. Para esa fecha sus padres, el periodista Clovis Gauguin, y Aline Marie Chazal, hija de Flora Tristán, tomarían un barco con dirección a Perú.

Paul Gauguin era nieto de la destacada Flora Tristán. Foto: Andina
Paul Gauguin era nieto de la destacada Flora Tristán. Foto: Andina
La desgracia alcanzó a la familia durante ese viaje, ya que Clovis falleció antes de tocar tierras limeñas debido a un ataque al corazón.

Una vez aquí, Aline fue recibida por su tío abuelo, Juan Pío Camilo de Tristán y Moscoso, hombre que para esa época gozaba de gran estabilidad y poder tras haber cambiado de bando a favor de la escuadra libertadora, pese a tener ascendencia española. Es conocido que la hija de Juan Pío era la la esposa del entonces presidente, José Rufino Echenique.

Su vida en Perú

Los siguientes años de la vida del pequeño Paul transcurrieron bajo el cielo limeño, rodeado de todas las comodidades que su adinerada familia podía ofrecerle. Su madre jugó un rol fundamental en cuanto a la fascinación de Gauguin por la magia y misticismo de las culturas precolombinas, para la época, despreciadas por la aristocracia.

Aline se enamoró de la historia peruana y supo apreciar el valor de piezas como los huaco retratos de la cultura Mochica, entre otras muestras de arte y cerámica que fue coleccionando a lo largo de los años que permaneció en suelo limeño.

Para un niño de su edad, el misterio de estas culturas que sucumbieron al tiempo y de las cuáles todavía se sabía poco, fue suficiente para marcarlo de por vida.

Huacos retrato de la cultura Mochica. Foto: Andina
Huacos retrato de la cultura Mochica. Foto: Andina

Regreso a Francia

Las circunstancias en Lima cambiaron. La familia, que una vez fue adinerada, cayó en desgracia y Gauguin, junto a su madre y hermana, regresó a su natal Francia. Aquí, el futuro pintor tuvo que empezar a aprender su lengua materna. Siendo casi un extranjero en su propia tierra, que no podía ser considerado totalmente un francés pero tampoco peruano; y Paul tuvo serias dificultades para adaptarse.

Con el paso de los años y gracias a la herencia que su abuelo paterno les había dejado, su madre Aline, logró iniciar un negocio; conoció a Gustave Arosa, con quien tenía afinidad debido a que ambos apreciaban las piezas de cerámica antigua y la fotografía.

Arosa introduciría a Paul en el arte de la vanguardia y tuvo en su poder piezas precolombinas que fueron expuestas en la Exposición Universal de 1878.

A los 17 años se enlistó en la Marina, recorrió diferentes lugares muy distintos a la geografía francesa, más bien exóticos que alimentaron la percepción del pintor.

Autodenominado “salvaje”

Tras dejar la vida castrense y con la muerte de su madre, Paul Gauguin logró convertirse en un acomodado corredor de bolsa, casarse con una joven danesa y tener cinco hijos. Una vida muy convencional que dejaría por completo más tarde para dedicarse de lleno al arte, en 1883.

Se dice que solía pintar al aire libre, con trazos relajados, eventualmente se hizo llamar “salvaje”. No obstante, la pobreza no le fue ajena ya que se vio obligado a trabajar pegando carteles en las calles para sobrevivir y, según se relata, el dinero no le alcanzaba ni siquiera para comprar pinturas.

Los años siguientes transcurrieron entre viajes, intentos por vender sus pinturas, nuevas formas de expresar su arte que volvían a los orígenes más primitivos y el deseo de Paul Gauguin por encontrar un espacio más natural y “salvaje”, además de su amistad con Theo van Gogh y su hermano Vincent.

Sin embargo, se sabe que entre todas sus vivencias, nunca olvidó Perú.

“Sabes que tengo sangre india, sangre inca en mí, y eso se refleja en todo lo que hago (...) Intento confrontar a la civilización podrida con algo más natural, basado en el salvajismo”, precisó en una carta enviada a Theo.

Su arte también reflejaba esta huella que el aire húmedo de Lima y las historias de los antiguos pobladores peruanos habían dejado en su imaginario. En uno de sus autorretratos, se dibuja a sí mismo con facciones más “indias” e incluso imitó el estilo de los huaco retratos Mochicas.

La momia que lo impresionó

Momia Chachapoyas que aparece en algunas pinturas de Paul Gauguin. Foto: Andina
Momia Chachapoyas que aparece en algunas pinturas de Paul Gauguin. Foto: Andina

Por otro lado, uno de los episodios que recoge la BBC es la impresión que causó en el pintor la momia de Chachapoyas que fue expuesta en el Museo del Hombre, en París. Esta figura, en posición fetal, cuyas cuencas vacías dejan mirar un poco al pasado para quienes tengan suficiente disposición para imaginarlo, fue para Gauguin una fuente de inspiración que complementó muy bien su estilo artístico que incluía plasmar en sus cuadros elementos místicos y desconocidos.

No era necesario que la momia fuera pintada en un paisaje peruano. Traspasó las fronteras no solo físicamente, si no también en la obra del pintor francés que la representó incluso en una de sus obras más conocidas.

Paul Gauguin falleció el 8 de mayo de 1903, producto de una vida que tuvo desde problemas de alcoholismo, hasta los efectos de la malaria y y la sífilis. Sus restos descansan en una modesta tumba en el cementerio de Hiva’Oa, perteneciente a la Polinesia Francesa.

El arte de “El salvaje” no fue apreciado durante su vida más que por algunos colegas cercanos, sin embargo, hoy en día es reconocido como una gran influencia para otros artistas y es imposible negar lo mucho que caló en su vida su experiencia en tierras peruanas.