Disfrutar las vacaciones es una cuestión de actitud

¿Quién no tuvo una vacaciones en el lugar equivocado o con las personas incorrectas? A la escritora Viviana Rivero le sucedió y asegura que la única manera de superar ese mal momento es estar bien con una misma. Solo así se puede disfrutar de ese break tan merecido.

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“Soy una convencida de que unas buenas vacaciones comienzan en el alma, con la actitud correcta. Porque lo primero es prepararse para pasarla bien”.
“Soy una convencida de que unas buenas vacaciones comienzan en el alma, con la actitud correcta. Porque lo primero es prepararse para pasarla bien”.

Vacaciones. Qué linda palabra. Tiene sabor a arena de playa, a vista de montañas, a aire puro dando en nuestras narices, a charlas compartidas, a relax, a buenos momentos disfrutados con seres queridos.

Seguramente si nuestra memoria nos remonta hacia atrás nos acordaremos de algunas inolvidables por lo lindas o por lo excéntricas o porque éramos niños y nuestros padres nos llevaban por primera vez a un lugar o porque ya éramos padres y llevábamos a nuestros niñitos al mar por primera vez.

Pero también nuestra mente puede llevarnos hacia adelante a algún viaje soñado pendiente. Porque, ¿quién no mira cada tanto en Google ese o esos lugares que quisiera conocer?
Las vacaciones son lindas, pero hay que ponerse en sintonía con ellas. Es difícil pasar de la locura total del año laboral a un estado total de meditación. Soy una convencida de que unas buenas vacaciones comienzan en el alma, con la actitud correcta. Lo primero es prepararse para pasarla bien (más allá del lugar donde te toque tenerlas, ¡que hasta puede ser tu casa!), sentirte agradecida de poder dejar de trabajar por unos días y alejarte de la rutina.
Hace un tiempo estaba en España promocionando mis novelas, aproveché que era verano y alquilé por Internet un departamento en la playa cerca de Valencia por una semana.

Pero, oh sorpresa, cuando llegamos con mi familia el lugar no era ni la sombra de las fotos (o más bien era la sombra negra), la única pequeña ventana daba a un techo de tejas, no tenía aire acondicionado y ¡hacía 45 grados! Y era tan pequeño que para moverse había que correr las sillas. Y claro, no había a quien quejarse porque había sido alquilado por Internet.

Quería llorar. Pero luego de la crisis, que duró una hora aproximadamente (¡les juro que me quería volver a trabajar!), tomé la decisión y contagié a mi familia: "Ya está, no lo podemos cambiar, por lo tanto tratemos de pasarla bien".

Hicimos un cambio de actitud, apilé los muebles contra la pared, compramos un ventilador que nos cambió la vida (lo trajimos caminando diez cuadras hasta el departamento. El aparato se volvió tan importante que hasta le pusimos nombre propio. Lástima que lo tuvimos que dejar porque en el avión no se podía traer, pero lo que sí nos trajimos fueron buenos recuerdos porque disfrutamos de lo que se podía: atardeceres maravillosos, charlas y caminatas por la playa).

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Ayer hablaba con una amiga sobre planes veraniegos y ella me decía "Qué paradójico, mis mejores vacaciones han sido las que pasé en los lugares más sencillos, porque cuando hice 'viajes soñados' justo mi situación matrimonial no era la mejor", y al oírla tuve la certeza de que lo importante no es estar en un lugar divino sino estar bien por dentro.

Por eso, para tus próximas vacaciones proponete pasarla bien, más allá de que te toque cambiar pañales, renegar con adolescentes o cocinar. O, si sos soltera, no encontrar al hombre de tu vida como esperabas. Estás viva, estás sana, ¡disfrutá!

Por Viviana Rivero
www.vivianarivero.com.ar

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