El cepo ya no es parte del futuro. Es parte del pasado. Desde abril, el gobierno argentino inició su levantamiento y, con ello, liberó la posibilidad de comprar dólares en home banking dentro de bandas cambiarias. El tipo de cambio dejó de ser una referencia fija y pasó a flotar con mayor libertad. En ese nuevo escenario, muchos se preguntan: ¿qué sentido tiene seguir usando stablecoins si ya se puede acceder a dólares de forma legal?
La respuesta es clara: las stablecoins no desaparecen. Se transforman.
Durante años, las cripto vinculadas al dólar fueron una respuesta directa al cepo: una manera de protegerse de la inflación y de acceder a una moneda fuerte sin límites ni trabas. Pero el uso de estas monedas no fue solo un paliativo. Fue el inicio de una relación distinta con el dinero. A medida que la tecnología avanzó y los casos de uso se multiplicaron, las stablecoins pasaron de ser un recurso defensivo a una herramienta cotidiana: para ahorrar, para pagar, para cobrar trabajos en el exterior o pagos transfronterizos.
El día que se anunció el levantamiento del cepo, algunos exchanges argentinos registraron récords históricos de compra de USDT. En vez de caer, el uso se aceleró. ¿Por qué? Porque, incluso con acceso libre al dólar, las stablecoins ofrecen algo que el sistema bancario tradicional aún no puede: operar 24/7, sin intermediarios, con privacidad, sin límites de horario ni fricciones regulatorias innecesarias.
Hoy, freelancers y empresas las usan para cobrar y pagar en el exterior sin tener que abrir una cuenta afuera. Consumidores las eligen para vincularlas a tarjetas prepagas que permiten comprar en cualquier parte del mundo. Inversores las usan como refugio transitorio o vehículo para moverse entre otros activos cripto.
Mirar más allá del cepo es también mirar más allá del dólar. El futuro no es solo cripto. El futuro es con cripto
Y esta tendencia no es solo local. A nivel global, el uso de stablecoins se está institucionalizando. La reciente aprobación del Genius Act en Estados Unidos, una ley federal que establece un marco legal claro para su emisión y operación, marca un antes y un después. Esta ley exige respaldo 1:1, licencias específicas y auditorías, y deja claro que las stablecoins privadas pueden convivir con monedas estatales sin ser vistas como una amenaza. En otras palabras: el activo, que alguna vez fue marginal, hoy es parte de la arquitectura financiera emergente.
En Argentina, aún no tenemos un marco legal específico, pero el debate ya empezó: desde los sandbox regulatorios para tokenización de activos hasta la posibilidad de que bancos y billeteras digitales vuelvan a ofrecer cripto legalmente. Si este camino se profundiza, podríamos ver una integración más fluida entre el sistema financiero tradicional y el mundo cripto.
Freelancers y empresas las usan para cobrar y pagar en el exterior sin tener que abrir una cuenta afuera
Entonces, ¿qué pasa con las stablecoins tras el fin del cepo? Que sobreviven, cambian y ganan terreno. Ya no como sustituto del dólar, sino como vehículo de acceso a una economía más global, más ágil y más interoperable. Lo importante no es si uno puede comprar dólares. Lo importante es qué se puede hacer con ellos y cómo se navega un mundo donde lo digital y lo financiero están cada vez más entrelazados.
Mirar más allá del cepo es también mirar más allá del dólar. El futuro no es solo cripto. El futuro es con cripto.
La autora es head ambassador de Polkadot en Argentina