Irán, entre la luz y las tinieblas

La mayoría de los líderes con espíritu transformador han terminado sus vidas hundidos en una dolorosa soledad observando a sus naciones naufragar en el caos, la pobreza y/o la desesperanza

Guardar

Nuevo

El líder supremo de Irán, el ayatolah Alí Khamenei (Europa Press)
El líder supremo de Irán, el ayatolah Alí Khamenei (Europa Press)

Salvo Mahatma Gandhi y Lee Kuan Yew, quienes lograron clavar en el corazón de sus seguidores la democracia o la modernidad, la mayoría de los líderes con espíritu transformador han terminado sus vidas hundidos en una dolorosa soledad observando a sus naciones naufragar en el caos, la pobreza y/o la desesperanza.

Esto ocurrió con los líderes de la modernidad iraní. Mohammad Mosaddeq, cuyo programa de desarrollo fue interrumpido por un golpe de estado apoyado por el Reino Unido y Estados Unidos para colocar al frente de esa nación a Mohammad Reza Pahlavi. Reza Pahlavi transformó los planes nacionalistas de Mossadegh en una acelerada occidentalización que chocó con las milenarias instituciones que daban identidad a la nación persa para abrir las compuertas a la irrupción de una teocracia que oprime a Irán desde 1979.

A partir de entonces el país ha caído en una suerte de medievo moderno en el cual una élite religiosa conculca las libertades de los 89 millones de iraníes y los condena a vivir bajo el yugo de la pre-Ilustración en el que la gobernanza no se asienta en un contrato social construido por la ciudadanía sino en la voluntad de un líder religioso que se apoya en sectas autoritarias, quienes reciben órdenes divinas vía conversaciones entre el líder y dios.

La sociedad civil iraní, sin embargo, ha intentado en al menos tres ocasiones sacudirse del yugo teocrático sin éxito pero con capacidad para impedir la profundización del oprobio.

El instrumento de poder de la teocracia es la Guardia Revolucionaria Iraní integrada por cuadros adiestrados en los secretos del islamismo y entrenados para defenderlo con sus vidas.

La revolución digital, sin embargo, se caracteriza por su capacidad de penetración de todas las estructuras institucionales del mundo y por su terca trasmisión de mensajes que retratan otras realidades. De allí que, con los años, la poderosa Guardia Revolucionaria iraní haya terminado por anidar elementos nacionalistas que difieren del enfoque teocrático. Este desarrollo llevó a parte de la clase clerical a reagruparse detrás del pensamiento del ayatolah Mesbah-Yazdi Et, un clérigo profundamente conservador quien logró crear adeptos al régimen teocrático vía su conocimiento profundo de las escrituras chiitas. De su círculo de alumnos surgió el núcleo fundador del Frente Paydari. Según The Economist, “el Frente Paydari está constituido por Supremacistas chiitas que se oponen a cualquier tipo de entendimiento con cualquier persona dentro o fuera de Irán que no se rija por la visión chiita del mundo“.

El Frente Paydari ha desarrollado una estrategia de penetración de las instituciones iraníes con el único objetivo de mantener la teocracia y expulsar del poder y del país a los no creyentes. La gran apuesta del Frente Paydari para ejecutar la toma del poder era la selección de Ebrahim Raisi como sucesor del gran Ayatolah Ali Khamenei. Su muerte trunca esos planes y coloca al Frente Paydari en pie de guerra contra los clérigos reformistas que ya fueron derrotados con la selección de Raisi.

Tenemos por lo tanto a las fuerzas del oscurantismo en alerta para dar la batalla final contra cualquier resquicio de apertura del régimen hacia la democracia interna y la concordia internacional.

El triunfo del Frente Paydari va a depender de varios factores. El primero y más importante quizás sea el grado de organización de la sociedad civil iraní. Si llegase a formar un frente unitario y compacto, el Frente Paydari se reduciría a una minoría, peligrosísima pero minoría. El otro factor es la conducta de la comunidad internacional. Si ésta omite hacer gestos de hostilidad hacia el país, posiblemente Ali Khamenei, cuyo temperamento se inclina hacia el centrismo, tendrá un margen de maniobra para imponer controles el Frente Paydari. Y, desde luego, no es posible omitir el desenlace del actual conflicto del Medio Oriente. Si se llegaran a producir más hostilidades contra Irán en este contexto, Khamenei tendrá sus manos atadas ab initio. De allí que la situación plantee nuevos retos a las democracia liberales de occidente cuya conducta puede contribuir a que surjan avenidas de control interno frente a la ofensiva política del Frente Paydari o que se termine por tomar control de la situación.

En este escenario no se puede descartar un acto de provocación del Frente Paydari a Occidente vía un comando de Guardia Revolucionaria islámica que controle. En este caso caería un chorro de gasolina sobre el incendio que ya se traga al Medio Oriente. Y las consecuencias serán similares a las que siguieron el asesinato del Archiduque de Austria en Sarajevo.

Guardar

Nuevo