El diálogo político y el rol de Estado, según Francisco

El Papa sostiene que la manera de llegar a una vida mejor es con una mejor política. Y para él la mejor política es el diálogo social

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El papa Francisco
El papa Francisco

“Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad [E.G.Nro 188]. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social.” - Papa Francisco, Evangelii Gaudium, Nro. 240.

“¡Cuántas veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la difamación y del oprobio!”, exclamó el Pontífice asegurando que ciertamente se requiere de una gran entereza para poder sobrellevarlas. «Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos» (Mt 5,10), dijo el Papa Francisco en el Mensaje a los miembros de la COPAJU y del Instituto San Bartolomé de las Casas.

El difícil camino del diálogo político

“En ese camino, para bien o para mal estamos todos en una mesa, también el capitalismo, y tenemos una sola herramienta válida: el diálogo”, dice Francisco

El Presidente Javier Milei formuló en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso una invitación al diálogo. El propósito sería: a) superar el conflicto existente entre el Ejecutivo y el Congreso relativo al DNU y el proyecto de ley ómnibus; y b) el diálogo sobre 10 puntos enunciados en el discurso en aras de suscribir un pacto de unidad sobre esas políticas de Estado el próximo 25 de mayo.

Gobernar es dialogar

El Papa Francisco dijo que la manera de llegar a una vida mejor es una mejor política, y para él la mejor política es un diálogo social, por lo cual la misión de la Iglesia y de todos los agentes de la política debe ser “abrir diferentes caminos para construir puentes, comenzar un diálogo social entre personas que tienen diferentes intereses y diferentes necesidades”. Y hacerlo con la urgencia que la circunstancia nacional lo demanda.

En la XIII Jornada de Pastoral Social en Buenos Aires, en el año 2010, el arzobispo Bergoglio desarrolló el principio “la unidad es superior al conflicto” que amplió siendo Papa en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium en el 2014 donde dice que frente al conflicto hay tres actitudes.

Actitudes frente al conflicto

“La primera. Quien se queda en lo conflictivo de la coyuntura pierde el sentido de la unidad. El conflicto hay que asumirlo, hay que vivirlo, pero hay diversas maneras de asumir el conflicto. Quien obvia el conflicto no puede ser ciudadano, porque no lo asume, no le da vida, se lava las manos.”

“La segunda es meterse en el conflicto y quedar aprisionado. Entonces, la contribución al bien común se daría sólo desde el conflicto, encerrado en él, sin horizonte, sin camino hacia la unidad. Ahí nace el anarquismo o esa actitud de proyectar en lo institucional las propias confusiones.”

“La tercera es meterse en el conflicto, sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de una cadena, en un proceso”.

“Meterse” en el conflicto -dice Francisco- significa, a nuestro juicio, verlo sin ideas que contaminen la realidad, ver la realidad tal cual es, hacerse cargo. “Sufrir el conflicto es examinarlo con inteligencia, dialogar, y en ese camino dialógico formar la cadena, el proceso que hará posible la síntesis y la prevalencia de la unidad”.

Francisco nos dice además que el diálogo siempre es posible, aunque se presente como muy difícil. Según sus enseñanzas, “lo primero en cualquier conflicto es comenzar por analizar la mirada que cada uno hace del otro, dejando para después los términos del pleito”. Entendemos que Bergoglio se refiere a examinar la perspectiva y el disenso del otro.

Luego, el diálogo debe hacerse sobre “la realidad” y por eso mismo tiene que tener ciertas condiciones de validez:

a) Nunca puede ser un diálogo de sordos, no debe buscar ni el acuerdo a cualquier precio, ni la mera componenda o la absorción de uno en el otro.

b) Ha de ser auténtico, donde cada uno escuche lo que el otro dice, incorporando a su conocimiento lo oído, lo que no significa que lo haga suyo.

c) Se deben producir síntesis.

d) Se debe buscar la resolución del conflicto en un plano superior que conserve en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna.

“Para que haya paz social y prevalezca la unidad del pueblo, la amistad no será posible si un sector o grupo de la sociedad quiere imponerse y tener privilegios sobre los otros”.

También dice Francisco que no es posible la paz que se establece sobre “una organización social que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden”.

Y agrega Francisco: “Una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia”. (Infobae, 25 Abr, 2021)

La legitimidad del poder del Estado y su ejercicio

El Santo Padre en su mensaje a los jueces se refiere a la legitimidad de origen del poder y la legitimidad de ejercicio del mismo. Dice: “No alcanza con la legitimidad de origen, el ejercicio también tiene que ser legítimo. De qué sirve tener el poder si se aleja de la construcción de sociedades justas”.

Siguiendo las enseñanzas del politólogo Carlos D`Agostino recordemos que “la legitimidad aparece, primariamente, como la ordenación del obrar de la autoridad a la consecución del bien común político, el cual debe ser entendido -en la estela del realismo teleológico-objetivista de Aristóteles y Tomás de Aquino- como la máxima perfección participable intramundana, regulada por los principios primarios de la ley natural. Pero el fin exige, por un lado, medios a él conmensurados; por otro, que tales medios sean dispuestos por quienes se proponen ese fin del bien común.”

“Por ello, secundariamente, la legitimidad consiste en el acceso al mando y el ejercicio del poder de acuerdo con la forma prevista por la propia comunidad a través de la constitución vigente, la cual a su vez se asienta en la tradición política del pueblo -como medida de legitimidad y principio de interpretación de la constitución jurídica”.

De ahí que el Santo Padre en su mensaje a los miembros de la COPAJU e Instituto “Fray Bartolome de las Casas” deje planteadas dos preguntas que caben para todo aquel que desempeña una función pública:

“¿Qué justificación puede tener el poder si se aleja de la construcción de sociedades justas y dignas? ¿Puedo ser un buen funcionario mirando hacia el costado frente al sufrimiento del otro?”

A esos interrogantes contesta Nuestro Señor Jesucristo cuando los fariseos le preguntan “…quién es mi prójimo?” (Lucas 10;25-37). No es una buena persona quien evitando ver en el otro el rostro del Cristo sufriente mira para el costado! Mal puede ser un buen funcionario o magistrado.

En estos tiempos, en que hay “pocos ricos cada vez más poderosos y millones de pobres negados y descartados”, no hay futuro, desarrollo, justicia ni democracia.

“Vivimos épocas de intensa injusticia… en un mundo en donde millones de niños comen diariamente sólo los desechos de aquellos que si consumen”.

Hace un par de días Monseñor Oscar Ojea, Presidente de la Comisión Episcopal Argentina, decía a Infobae: “En comedores del gran Buenos Aires, donde antes había 50 personas, ahora hay más de 100 y la improvisación de los cambios en materia de entrega de alimentos y planes pone en peligro la subsistencia de mucha gente”. A esto se suma la morosidad por parte del Estado de la entrega de medicaciones oncológicas o para atender otros padecimientos graves. De donde de lo que se trata es de atender las necesidades vitales y diarias de la población pobre a la cual día a día se le hace más difícil acceder a los medios necesarios para la subsistencia de su familia y la suya.

El rol del Estado y los jueces como último recurso

Para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente, dijo el Papa en la Cumbre de jueces del 2023, necesita garantizar que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los pobres (cf. Carta enc. Laudato si’, 158).

En un mundo como el actual, agregó Francisco, “el Estado juega un papel central de redistribución y justicia social” y más allá de los lineamientos en el reparto de la torta en términos de política económica el Estado no puede renunciar a la asistencia y mucho menos rechazar la labor solidaria de las organizaciones intermedias del pueblo sin perjuicio de ejercer un adecuado control. Las acciones solidarias de los particulares o de las organizaciones sociales deben ser respaldadas. Si hay hechos de corrupción estos deben ser severamente perseguidos y sancionados, pero ello no justifica renunciar a los deberes esenciales del Estado. Tanto la corrupción como el abandono del otro requieren de la acción de la justicia.

El Papa afirmó: “Los derechos sociales no son gratuitos. La riqueza para sostenerlos está disponible, pero requiere de decisiones políticas adecuadas, racionales y equitativas”.

… Y las normas ya dictadas y que rigen, deben ser cumplidas. Y es allí donde empieza el papel de los funcionarios y magistrados.

“El Poder Judicial -concluye diciendo el Papa -es el último recurso disponible en el Estado para remediar las vulneraciones de derechos y preservar el equilibrio institucional y social”.

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