El largo e invisible brazo de “los muchachos peronistas”

Es evidente que desde Juntos por el Cambio intentan seducir a tantos referentes del Justicialismo como pueden. No les importa su historia ni su ideología: solo juntar fuerzas para una pelea que, en alguna medida, se parece bastante a una interna peronista

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Jorge Ávila y Claudio Vidal
Jorge Ávila y Claudio Vidal

El 25 de junio pasado, Jorge “Loma” Ávila generó un terremoto político en Chubut al convertirse en el primer candidato a diputado nacional en las listas de Juntos por el Cambio. Ávila es el secretario general del Sindicato de Petroleros Privados, la corporación sindical más poderosa en esa región. Tal vez haya diferencias en los márgenes, pero se trata de un personaje muy parecido a Hugo o Pablo Moyano, en su identidad política como en los métodos de presión. Cuando fue reelecto en ese cargo, el año pasado, concurrieron a felicitarlo desde el gobernador peronista local Mariano Arcioni hasta el titular de YPF, el peronista santacruceño Pablo González. En las fotos de ese día al “Loma” Ávila se lo ve pleno, alzando el puño y haciendo la “v” con los dedos índice y mayor. La incorporación de Ávila fue bendecida por Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, quienes viajaron a la provincia para retratarse con él.

Así se cimentó un hecho histórico: la derrota peronista después de veinte años. La diferencia fue de apenas un punto y medio. Sin Ávila, seguramente, la provincia hubiera seguido en las manos de siempre. Al explicar su salto, Ávila no dijo que era hora de terminar con los privilegios, o con los planes sociales, o con la intervención estatal o con los piquetes. Con absoluta sinceridad, o candidez, explicó: “Del otro lado no me ofrecieron nada, me dejaron al margen. En cambio, en Juntos por el Cambio me dieron la diputación nacional”.

La incorporación del “Loma” Ávila a las huestes cambiemitas es una reproducción en espejo de algo que ocurre muy cerca de Chubut. En la provincia de Santa Cruz, Juntos por el Cambio acaba de sumar a Claudio Vidal, el secretario general del sindicato de petroleros privados de la provincia. Vidal rompió con el peronismo en 2021. Ese año conformó una fuerza llamada “Somos energía”, que logró el segundo puesto en las legislativas. Eso dejó en un tercer lugar al kirchnerismo. Como en Santa Cruz hay ley de lemas, este año Vidal sumó su propuesta como un sublema más dentro de Juntos por el Cambio. La senadora radical Roxana Reyes, fastidiada por el extraño pacto, ha dicho que Vidal es “la patota, el kirchnerismo, los negocios para los amigos, la Justicia sometida”.

En una demostración más de su escala de valores, el ex funcionario Darío Lopérfido sostuvo esta semana que quiere ver “humillado al peronismo”. Ese deseo tan constructivo, que une a Lopérfido y a sus amigos con hechos realmente trágicos de la historia argentina, quizás tenga que esperar porque, como se verá, Lopérfido & friends están rodeados por peronistas. Tal vez, Juntos por el Cambio sea la versión más peronista en la historia de los partidos que confrontaron con el peronismo. Es difícil imaginar a los radicales de Ricardo Balbín, o a los socialistas de Alfredo Palacios, o a los liberales de Álvaro Alsogaray, incorporando a cientos de dirigentes de origen peronista en cargos a todo nivel, incluidas las candidaturas presidenciales. La alianza que tejió Mauricio Macri tiene, en cambio, desde su origen una trayectoria opuesta a esa tradición.

La lista es realmente interminable. He aquí solo algunos ejemplos:

-El gobernador electo de San Luis, Claudio Poggi, fue gobernador entre 2011 y 2015. Llegó allí como candidato de los Rodríguez Saa, de quienes había sido funcionario. Poggi era el candidato a gobernador de la lista que encabezaba Cristina Kirchner para presidenta. Uno de los apoyos que le permitió ganar esta vez fue el de Adolfo Rodríguez Saa.

Claudio Poggi junto a Rodríguez Larreta (Télam)
Claudio Poggi junto a Rodríguez Larreta (Télam)

-El gobernador electo de San Juan, Manuel Orrego, es hijo de un ministro del ex gobernador peronista Jorge Escobar, y nieto de uno de los miembros de la primera camada de dirigentes peronistas de la provincia. Su carrera política la hizo de la mano del senador Roberto Basualdo, quien apoyó en 2007 a Roberto Lavagna y en 2015 a Sergio Massa.

-Miguel Ángel Pichetto, primer candidato a diputado nacional por el larretismo en la provincia de Buenos Aires, fue antes candidato a vicepresidente de Mauricio Macri. Pese a ello fue abucheado por un sector de los dirigentes de la Sociedad Rural la semana pasada. ¿La razón? Su identidad de origen peronista que lo transformó en uno de los principales operadores de la resolución 125, cuando era presidente del bloque kirchnerista en el Senado.

-El competidor de Miguel Pichetto en la interna es Cristian Ritondo, cabeza de la lista bullrichista. Ritondo nació en el peronismo e hizo una larga carrera allí de la mano de Miguel Ángel Toma, ex titular de la SIDE durante los años de Carlos Menem y posterior lugarteniente de Eduardo Duhalde. En su primera gestión como legislador porteño, conducía un subbloque llamado Propuesta Peronista, integrado entre otros por Diego Santilli.

-Uno de los principales armadores de Bullrich en la provincia de Buenos Aires es Joaquín de la Torre, quien llegó a la intendencia de San Miguel en 2003 y fue reelecto varias veces integrando la lista que llevaba a Cristina Kirchner como candidata a presidenta. Luego se sumó a la liga de intendentes massistas en 2013 y saltó al macrismo en 2015 para quedarse allí hasta hoy. Lleva cuarenta años de militancia, 32 de ellos en el peronismo.

-Emilio Monzó, otro de los operadores bonaerenses de la ex ministra de Seguridad, fue ministro de asuntos agrarios de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires, hasta que salió hacia la intemperie luego del conflicto del 2008, en la escisión que lideró Felipe Solá, quien había sido gobernador kirchnerista en la provincia de Buenos Aires y mucho antes secretario de asuntos agropecuarios del menemismo.

Emilio Monzó
Emilio Monzó

-La segunda integrante de la lista de diputados nacionales larretistas en la provincia es Silvia Lospennato, quien también es una dirigente peronista que saltó hacia una alianza contra el kirchnerismo en 2008. Su experiencia ha sido clave para que Juntos por el Cambio, y sus antecesores, tengan una estructura sólida de fiscales en todo el territorio bonaerense. Ha sido, además, una de las espadas parlamentarias de Juntos por el Cambio.

-La lista podría incorporar a dirigentes tan variados como Eduardo Amadeo, Diego Santilli, Diego Kravetz, Clauria Rucci –la hija del mítico secretario general de la CGT asesinado por los Montoneros, que se define como “orgullosamente peronista”-, o el intendente de Pinamar Martín Yeza. El ex comisario José Perillo trabajaba hasta hace unos meses con Constanza Alonso, líder de La Cámpora en Chivilcoy y presidenta de la sucursal de la Anses local. Ahora, Perillo es el candidato de Patricia Bullrich a intendente. Florencia Casamiquela y Mario Kanashiro pelean por la candidatura a intendente de Florencio Varela: los dos vienen del peronismo. Martiniano Molina y Walter Queijeiro fueron peronistas antes de disputar, ahora, la intendencia de Quilmes. En el área de Relaciones Exteriores, Jorge Faurié y Diego Guelar militaron durante décadas en el peronismo. Sebastián García de Luca fue la mano derecha de Felipe Solá: hoy es otro de los armadores de Bullrich en territorio bonaerense. En el quinto lugar de la lista de diputados larretistas en la ciudad aparece Dante Caamaño, hermano de Graciela, ex cuñado de Luis Barrionuevo, y titular de la poderosa seccional porteña del gremio gastronómico. Solo por no aburrir no se siguen sumando nombres.

Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich
Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich

-La evidencia más palpable, de todas maneras, son los dos candidatos presidenciales. Horacio Rodríguez Larreta es uno de los tantos peronistas porteños que, ante la evidencia de las dificultades del peronismo para ganar su ciudad, rodearon a Mauricio Macri desde 2003. Antes, había sido funcionario duhaldista y menemista. Patricia Bullrich militó en distintos sectores del peronismo durante 30 años, hasta que saltó a la Alianza, enfrentó a Macri en la ciudad y recién en 2015 se incorporó al PRO.

Si alguien pretende conocer cómo son las cosas en realidad, debería poner especial atención en lo que ocurre en estos días en el Club Atlético Independiente, conducido por Nestor Grindetti, candidato a gobernador del sector de Bullrich, y por Cristian Ritondo, cabeza de la lista a de diputados del mismo sector. El martes de esta semana, el predio donde juegan los jugadores de las inferiores fue cerrado para que las barras bravas de Independiente y de Internacional de Porto Alegre compartieran un asado. Las familias que llevaban a los chicos debieron volverse a casa. Fue una evidencia –apenas una más—de la excelente relación que existe entre la comisión directiva y la barra del club. Ritondo es directivo del club desde que, en 2014, entró en la lista encabezada por Hugo Moyano, por entonces aliado de Mauricio Macri. La relación entre Grindetti y la barra de Independiente reproduce en espejo la misma relación que existía entre Mauricio Macri, cuando era presidente de Boca, con Rafael Di Zeo. Como se ve, algunas prácticas pertenecen al peronismo, otras al antiperonismo y otras son universales. En el caso de las barras, parece discutible que “con alguna gente no se dialoga ni se negocia”. Seguramente, Bullrich no tenía idea de todo esto, cuando recibió feliz hace algunas semanas su carnet de socia del club.

Néstor Grindetti y Cristian Ritondo (Nicolás Stulberg)
Néstor Grindetti y Cristian Ritondo (Nicolás Stulberg)

Esta historia puede contarse de diferentes maneras. Por un lado, es fruto de la picardía de Mauricio Macri, quien siempre se rodeó de peronistas -desde Larreta a Moyano, pasando por De la Torre o Pichetto o Ramón Puerta o Carlos Menem- pero adoptó un duro discurso antiperonista cuando percibió que eso le convenía. Desde el lado del peronismo, se trata de otra herencia: esa que les permite a los dirigentes peronistas convertirse en izquierdistas, derechistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas, macristas y ¡hasta en antiperonistas! si tal cosa les permite llegar al poder. “¡Ni yanquis, ni marxistas, darwinistas!”, parece ser un slogan muy vigente. Desde el costado antiperonista más visceral y menos reflexivo -ese ámbito donde se llama “peronia” a la Argentina o “perionistas” a los colegas que no son macristas- lo que hay es un proceso de negación. O nos están cargando o se mienten. Es muy evidente que Macri antes y ahora Larreta y Bullrich intentan seducir a tantos peronistas como pueden. No les importa ni su historia, ni su ideología: solo juntar fuerzas para una pelea que, en alguna medida, se parece bastante a una interna peronista.

Por eso, tal vez lo que está por venir no sea el cambio de nuestras vidas ni la fuerza del cambio sino algo mucho más módico, al menos en este aspecto.

Como suele suceder, la única verdad es la realidad.

Así decía un sabio del siglo pasado.

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