El potencial del litio en la Argentina

En los últimos años se ha convertido en uno de los metales más codiciados del mundo. Gracias a su capacidad de acumular energía, es un elemento clave en la producción de baterías de celulares y autos eléctricos

La demanda de litio no sólo supera la oferta actual, sino que crece más rápido (Reuters)

Se calcula que la batería de un celular contiene poco menos de 2 gramos de litio, mientras una batería de un coche eléctrico requiere casi 8 kilos. No sorprende entonces que, frente al auge de la electromovilidad, la demanda del metal se haya triplicado entre 2015 y 2021 y podría cuadriplicarse hacia 2030.

La demanda de litio no sólo supera la oferta actual, sino que crece más rápido. De hecho, el metal se encuentra en pocos países y, una vez descubierto, se requiere una importante inversión para extraerlo. Por efecto de la ley de oferta y demanda, el actual precio del litio (casi USD 70.000 por tonelada) es 5 veces mayor que el precio medio del periodo 2013-2021.

La buena noticia es que Argentina tiene espacio para ser el mayor productor de Sudamérica, al disponer de un quinto de los recursos mundiales y un marco regulatorio que permite la inversión plenamente privada en el sector.

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Para determinar de cuanto litio dispone Argentina es útil introducir la distinción entre recursos y reservas:

1) Los recursos son yacimientos teóricos y estimados. Según esta clasificación Argentina es después de Bolivia el país con más recursos del mundo (respectivamente 20% y 21% del total). Junto con Chile (11%), los tres países forman el triángulo de litio: una área que cuenta con la mitad de los recursos de todo el mundo; y

2) Las reservas son yacimientos descubiertos, recuperables y comerciales. Los países que se destacan son Chile (36%), Australia (24%) y Argentina (10% del total).

La conexión entre recursos y reservas no es automática

Bolivia, a pesar de ser el país con más recursos de litio del mundo, no tiene reservas. Primero porque necesita de otra tecnología para extraer el litio. Segundo, porque ha declarado al metal como reserva fiscal y ninguna empresa privada puede explotarlo. A pesar de tener los mayores recursos del mundo, aún no ha logrado producir a escala industrial.

Mientras tanto en los últimos cinco años la producción mundial de litio se ha triplicado gracias al auge en Australia. Hoy el 97% de la extracción se concentra en 4 países: Australia (47%), Chile (30%), China (15%) e Argentina (5 por ciento).

No obstante, pese a que Argentina dispone de más recursos de litio que Chile, la producción se está estancada hace varios años, mientras que del otro lado de la Cordillera no para de crecer en forma exponencial y ya produce 6 veces más que la Argentina.

En 2022 Chile exportó litio por USD 7.800 millones, mientras que Argentina sólo generó USD 700 millones.

La producción de los dos países es comparable porque ambos tienen litio en los salares y necesitan la misma tecnología para extraer el metal. Los dos bombean desde los lagos por debajo de los salares y dejan evaporar el agua de la salmuera para obtener el metal. Es un proceso más costoso que el de Australia, donde el litio se obtiene de las rocas a través de la minería tradicional.

En la competencia entre los dos países para atraer inversiones, Argentina tiene un mejor marco normativo. A diferencia de Chile, considera el litio como un mineral concesible y las provincias deciden como explotar y desarrollar la actividad de extracción.

Además, en Argentina, los emprendimientos mineros gozan de estabilidad fiscal por un término de treinta años a partir de la fecha de presentación de su estudio de factibilidad.

En fin, en Argentina, las provincias no pueden cobrar un porcentaje superior al tres por ciento (3%) sobre el valor “boca mina” del mineral extraído. En Chile las regalías siguen una tasa de comisión escalonada, progresiva y marginal (desde el 6,8% hasta el 40%), según el rango del precio del litio.

Pero, a pesar de la ventaja normativa, el litio en Argentina enfrenta los típicos problemas macroeconómicos del país. Ha fijado en 4,5% el derecho de exportación para los compuestos, mientras Chile no cobra impuestos para la exportación. Luego, en 2023, la provincia de La Rioja ha declarado al litio como recurso estratégico, al mismo tiempo que el Estado nacional eliminó el reintegro del 5% a las exportaciones del metal.

Avances sobre la estabilidad jurídica y tributaria ponen en riesgo inversiones multimillonarias que están llegando aceleradamente al norte del país. De hecho, el potencial del litio en el país continúa vigente y explica por qué empresas chinas, australianas, inglesas y surcoreanas están invirtiendo fuertemente en el país.

De los dos proyectos que actualmente producen litio en Argentina, existen 12 proyectos a punto de empezar su producción. Según el banco JP Morgan, en 2027, Argentina extraerá más litio que Chile.

El despegue del sector necesita eliminar las anacrónicas restricciones cambiarias y financieras que afectan a toda la economía, además de otorgar estabilidad en el marco normativo y tributario tanto nacional como provincial.

Las restricciones cambiarias y financieras que generan una brecha del 100% entre el dólar comercial y el financiero, las retenciones a las exportaciones, la dificultad de girar utilidades y dividendos, e incluso el riesgo de “piquetes” que impiden llegar a puerto en tiempo y forma, son los principales conflictos de un sector que tiene todo para crecer, pero que la macroeconomía local y los riesgos de cambios en las reglas de juego lo impiden, como en tantos otros sectores de la economía.

Unificar el mercado de cambios sin restricciones anacrónicas que espantan la inversión extranjera en particular, es parte fundamental para destrabar las inversiones en la economía, donde el litio en breve podría catapultar sus exportaciones y ser la llave para cambiar la historia del noroeste del país.

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