La reconfiguración de las cadenas de valor global y sus desafíos

Funcionarios importantes de países centrales llamaron a repensar los enfoques de las empresas nacionales acerca de su aprovisionamiento externo, para evitar cuellos de botella en el futuro, apuntando a fortalecer la resiliencia de sus cadenas

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Containers en e puerto de Nueva York y Nueva Jersey en Elizabeth, Nueva Jersey, EEUU (REUTERS/Mike Segar/File Photo)
Containers en e puerto de Nueva York y Nueva Jersey en Elizabeth, Nueva Jersey, EEUU (REUTERS/Mike Segar/File Photo)

El coronavirus mostró como los países están interconectados, la globalización a través de los viajes de turismo y de las cadenas de valor global (CVG), contribuyó a la expansión de la pandemia. Las CVG interconectan las economías, y por casi tres décadas hasta 2008 fueron uno de los motores de la globalización, explicando entre el 60-70% del crecimiento del comercio. Una década después, su crecimiento se ha estancado, lo que decidirá el tipo de recuperación que podemos esperar a la salida de la crisis.

Durante las pasadas décadas gran parte de la producción global se organizó a través de CVG. Las materias primas e insumos se embarcaban alrededor del mundo, se ensamblaban en otra parte, y se vendían en otra. Estados Unidos, Europa, Japón y China, así como otros nodos intermedios, resultaron entrelazados en una red de producción global. Debido a los costos relativos de los factores, China se encuentra en el corazón de muchas de ellas. UNCTAD estima que un 20% del comercio global de insumos intermedios proviene de China, frente al 4% que representaba en 2002.

La crisis del coronavirus ha impactado el núcleo de estas regiones “plataforma,” comenzando por China. Si bien existía una tendencia previa de contracción de los flujos, por las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, a raíz del coronavirus, y por las medidas adoptadas inicialmente, se contrajeron abruptamente la producción industrial, y los flujos de comercio en dicha red global, poniendo en evidencia fragilidades imprevistas. Las crecientes tensiones geopolíticas actuales hacen prever que esto podría profundizarse.

Las CVG interconectan las economías, y por casi tres décadas hasta 2008 fueron uno de los motores de la globalización, explicando entre el 60-70% del crecimiento del comercio

Las disrupciones de las CVG se debieron a que estas maximizaban la eficiencia a través de la asignación de producción en regiones de bajos costos, la utilización de métodos just-in-time en manufacturas y la gestión de inventarios mínimos. Estas estrategias dependían de supuestos elaborados con datos históricos que no consideraron adecuadamente eventos disruptivos. Luego de la crisis de las hipotecas la incertidumbre sobre la economía global llevó a las empresas a comenzar a repensar sus modelos de negocios, la crisis del coronavirus no hizo sino dar un segundo golpe importante.

La pandemia global ha expuesto problemas serios en las cadenas de aprovisionamiento, comenzando por algunas como la farmacéutica y de equipos médicos. Debido a la restricción de autonomía en la provisión de insumos médicos en varios países, la industria de la salud será uno de los primeros sectores en relocalizar líneas de producción. Pero los desafíos de salud y económicos que impone la pandemia se refuerzan con el deseo de proteger las compañías y los recursos locales, por lo que muchos países están reexaminando sus políticas. Esto coincide con el contexto de una cada vez más abierta competencia geopolítica entre Estados Unidos y China.

El Ministro de Finanzas francés, hace un par de meses planteó “proteger empresas estratégicas” para asegurar la soberanía y la independencia del aprovisionamiento, aunque aclaró, que ello no implica dirigirse hacia una economía “administrada,” y que “protección” es distinto de “proteccionismo”

En este contexto, funcionarios importantes llamaron a repensar los enfoques de las empresas nacionales acerca de su aprovisionamiento externo, para evitar cuellos de botella en el futuro, apuntando a fortalecer la resiliencia de sus cadenas de valor. Por ejemplo, el Ministro de Finanzas francés, hace un par de meses planteó “proteger empresas estratégicas” para asegurar la soberanía y la independencia del aprovisionamiento, aunque aclaró, que ello no implica dirigirse hacia una economía “administrada,” y que “protección” es distinto de “proteccionismo”. Otro ejemplo, de ello es que recientemente dos senadores de Estados Unidos impulsaron una ley para el sector farmacéutico, que exige a las empresas del sector tener información y control sobre el nivel de dependencia de CVG extranjeras y hacer seguimiento de sus decisiones.

A partir de estos datos muchas empresas están tratando de sumar resiliencia a sus operaciones en las cadenas de valor, lo que puede resultar en la tendencia a regionalizar en lugar de globalizar segmentos claves. Asimismo, se reevalúa cómo responder a riesgos globales críticos, cómo mejorar la planificación de escenarios, el uso de digitalización y la gestión de riesgo en las estrategias de largo plazo. Las nuevas tecnologías intensivas en robotización e inteligencia artificial podrían aportar herramientas para ello.

En cuanto a la tecnología, se ha acelerado la adopción del modelo del teletrabajo y se están produciendo datos a mayor velocidad. La vulnerabilidad de los datos digitales impulsará el deseo de los gobiernos por el control de la seguridad, impulsando regulaciones e intervenciones. Un ejemplo de esto último puede ser la política de Trump de emplear medios regulatorios y financieros para desplazar a Huawei en la competencia por la tecnología del 5G.

En productos que implican tecnologías sensibles podríamos asistir a la conformación de bloques competitivos de comercio y de tecnología donde cada uno tendrá sus reglas

El principio de las CVG son los costos comparativos y esas economías tienen un efecto fuerte sobre las decisiones empresariales, por lo que la relocalización es compleja y tiene sus costos en términos de eficiencia. Un desacople completo de mercados dinámicos como China e India no tiene sentido económico, sobre todo en el caso de cadenas no estratégicas. Sin embargo, en productos que implican tecnologías sensibles podríamos asistir a la conformación de bloques competitivos de comercio y de tecnología donde cada uno tendrá sus reglas. Esto puede implicar estamos en transición hacia una globalización más fragmentada y regulada.

En el pasado las decisiones de dispersión de la producción a nivel global estaban enfocadas en minimizar los costos, reducir los inventarios y aumentar la utilización de activos. La lección hoy es que se debería tener en cuenta, asimismo, la vulnerabilidad a los shocks globales, y la anticipación del riesgo implícito antes de relocalizar la producción. Una nacionalización sustancial o reorganización de las cadenas de producción tiene el riesgo de reducir la diversificación y producirán un cambio en el cual para algunos países en desarrollo aumentarán las posibilidades de obtener posiciones en la cadena y mejorar su proceso de industrialización, otros en cambio pueden verse afectados negativamente.

El autor es Director Programa de Desarrollo e Instituciones UCA