El influencer Abelito actualmente está en los reflectores mediáticos gracias a su participación en el reality show de Televisa: La Casa de los Famosos México 3 en donde entró el día del estreno dentro de una bola disco, de manera sorpresiva para todos.
Desde ese entonces ha logrado conectar con millones de personas gracias a su forma de ser: amable, sincero y con los pies en la tierra, sin dejar a un lado su característico sentido del humor que agrada a muchos.
Antes de ser conocido en todo el país gracias a este programa, el artista ya era alguien especial para su familia. Él es originario del pequeño pueblo Tabasco, ubicado en el estado de Zacatecas.
Ahí, vivió en carne propia lo que significa crecer en un mundo que muchas veces no entiende ni respeta las diferencias, ya que en la escuela fue víctima de burlas por la estatura, aseguró su madre Cristina Romero, quien siempre lo apoyó y le enseñó a no dejarse.
Abelito vivió el bullying en la escuela
“Él fue un líder siempre en la universidad Decían los maestros que donde veían bolita y risa es porque ahí estaba Abelito y que él unía ahí a los alumnos, pero en la secundaria empezaron a hacerle bullying, a hacerle travesuras”, señaló durante una charla que tuvo con la periodista Mara Patricia Castañeda.
Su madre siempre le dijo a Abelito que no se quedara callado y que en caso de que los profesores no respondieran adecuadamente a sus quejas, le avisara a ella para que pusiera orden.
“Yo le decía ‘mi hijo tienes una trabajadora social, maestros, un subdirector y un director. Si nadie de ellos te hace caso aquí tienes a tu mamá.
Mamá de Abelito reclamaba en la escuela por el bullying que sufría Abelito
“Entonces una vez que sucedió yo fui a la escuela y le dije al profesor ‘quiero que por favor hable con todos los alumnos, toda la toda la secundaria y les diga que mi hijo es igual que todos a lo mejor en pequeñez pero en en inteligencia es igual que ellos”, expresó.
Abelito estudió la carrera de Economía y se tituló. Lo hizo con esfuerzo, sin pedir favores y enfrentando todo tipo de comentarios.
“Cuando terminó la universidad, me dijo: ‘Mamá, misión cumplida’. Y fue un momento que nunca voy a olvidar”, compartió doña Cristina.
En casa, siempre lo trataron con normalidad. Aunque su estatura es diferente a la del resto de la familia, nunca lo hicieron sentir menos. Al contrario, desde niño aprendió a hacer todo solo, a subir por las cosas, a moverse con seguridad y a no depender de nadie.