La “nueva pandemia” de la que advierte el activista indígena Ailton Krenak: “Ya no es una enfermedad que te matará. Te dejará caminando”

“Nos hemos convertido en un problema planetario”, afirma el autor de libros como “La vida no es útil” e “Ideas para postergar el fin del mundo”.

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Ailton Krenak: “El pueblo indígena ha regado con sangre cada hectárea de los 8 millones de kilómetros cuadrados de Brasil”.
Ailton Krenak: “El pueblo indígena ha regado con sangre cada hectárea de los 8 millones de kilómetros cuadrados de Brasil”.

El sentimiento que predomina en el activista indígena y escritor brasileño Ailton Krenak cuando piensa en que han pasado casi 37 años desde su histórico discurso en la Asamblea Constituyente de Brasil y que poco ha cambiado en el mundo es el de una profunda frustración, según reconoce en una entrevista con EFE.

Pocas imágenes han quedado tan grabadas como la de Krenak, con hoy 70 años y quien participa en la 32° Feria del Libro de La Habana, hablando frente a los constituyentes con el rostro con tinta negra esparcida y exclamando: “El pueblo indígena ha regado con sangre cada hectárea de los 8 millones de kilómetros cuadrados de Brasil”.

Pero tras casi cuatro décadas pasadas, su histórica inclusión en la Academia Brasileña de las Letras en 2023 –el primer indígena en ingresar– y una pandemia mundial, el escritor observa con rostro serio cómo Occidente, según dice, no ha aprendido la lección.

“La pandemia se desarrolla en la vida de las personas, en la mentalidad de las personas. Tenemos una humanidad triste. Una humanidad declinada ante su incapacidad de alcanzar un horizonte, no ve nada. El pensamiento occidental ha entrado en tal crisis que la filosofía ya no existe”, resume.

Ailton Krenak

El brasileño llamó nuevamente la atención durante los peores momentos de la covid-19 por un libro que escribió justamente un año antes de la crisis sanitaria y que, para más de un académico europeo, su título fue más que premonitorio: Ideas para postergar el fin del mundo.

“Este libro ahora está traducido a 19 idiomas: inglés, alemán, holandés, chino, japonés, coreano, turco e italiano... Todo fue traducido en cada país a su idioma y causa la misma sorpresa”, cuenta mientras se ríe.

Su risa responde a la paradoja de que, desde su perspectiva, Occidente se asomó al abismo pese a que, para el mundo indígena, ese “fin del mundo” ya había llegado con el sometimiento de los pueblos originarios hace siglos, sumado a la destrucción del medio ambiente.

“Cuando pensamos en el especismo humano, excluimos otras vidas, otras cosas como árboles, peces, pájaros, caballos, bueyes. Todo lo que existe fuera de nosotros (...) ¿Qué mundo queremos gobernar? Queremos participar en el gobierno. ¿De qué mundo? (...) Su expansión se sustenta en la constante destrucción de la materia, ya sea materia orgánica humana. Nos hemos convertido en un problema planetario”, censura.

Ailton Krenak: “Nos hemos convertido en un problema planetario”.
Ailton Krenak: “Nos hemos convertido en un problema planetario”.

Salud mental

Para el filósofo suramericano, tras la covid-19 el mundo ha entrado en una nueva pandemia: la de la salud mental. Desde su punto de vista, la pandemia simplemente “cambió de lugar” y ahora la humanidad necesita una “vacuna para la cabeza” para acabar con el “sufrimiento” de las personas que viven “en la calle, durmiendo en el suelo” o incluso en sus apartamentos.

“Parece que hemos llegado al siglo XXI con esta pandemia mental. Ya no es una enfermedad que te matará. Ella te dejará caminando”, lamenta.

Krenak, cuyo apellido se refiere a la comunidad indígena a la que pertenece, expulsada de sus tierras durante la dictadura militar y que hoy cuenta con unos 600 personas, quiere aprovechar su posición en la Academia Brasileña de las Letras para reivindicar las más de 175 lenguas originarias de su país. El escritor asegura que realizarlo es una “deuda histórica” de Brasil y remarca: “Brasil no es Portugal”.

“La lengua no muere porque cuando le das el nombre a un topónimo, a una montaña, a un lugar, a un valle y a una lengua, esa lengua se queda ahí, dándole el nombre al lugar. Mientras esté allí, estará viva. Y los colonialistas decían que había lenguas vivas y lenguas muertas. Pero este es un pensamiento colonialista. Y tenemos la obligación de estar en contra del colonialismo y deshacer este malentendido y, digamos, lingüístico, que tiene una lengua muerta. Matas gente, al idioma no”, concluye.

Fuente: EFE