“52 días y Nunca Más”: testimonios de los que empezaron a “sacudirse el silencio” en los meses finales de la dictadura

“Escrito en la Feria” se publicó algunos meses después de la recuperación de la democracia argentina. El libro reúne más de 7.000 grafittis que los visitantes de la Feria del Libro de 1983, durante la transición hacia la democracia.

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"Escrito en la Feria" reúne las frases que dejaron los visitantes de la Feria del Libro de 1983 en un rotafolios del stand de Ediciones de La Flor, publicado un año después. (Gustavo Gavotti)
"Escrito en la Feria" reúne las frases que dejaron los visitantes de la Feria del Libro de 1983 en un rotafolios del stand de Ediciones de La Flor, publicado un año después. (Gustavo Gavotti)

Yo solo digo una cosa: ¿hasta cuándo vamos a seguir así? Aguantando a esas botas que nos hundieron como país y como hermanos?

Que en la próxima Feria podamos leer sin la censura y tener que temer, que podamos comprar sin que un Falcon verde nos venga a asustar.

En estos tiempos de amarguras, no podemos protestar ni dar la cara porque si lo hacemos nos buscan enseguida.

¿Dónde están Conti, Walsh, Urondo? ¡No pasarán!

Fuertes, ¿no? Estas frases son algunas de las que escribieron las más de 7.000 personas que se acercaron ―con un poco de miedo y otro poco de ansias contenidas― al rotafolios que había en el stand de Ediciones De la Flor en la Feria del Libro de 1983 y que, un año después, se editaron en el libro Escrito en la feria.

La Feria, que tenía lugar en el Centro Municipal de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, ofrecía algo especial ese año: la posibilidad de hacerse “escritor por un ratito”, mientras la transición a la democracia ya había comenzado. Pero, en rigor, la dictadura militar seguía ahí.

Kuki Miler y el libro "Escrito en la feria" junto al rotafolios que pusieron en el stand de Ediciones de la Flor en la Feria del Libro de 2023. (Gustavo Gavotti)
Kuki Miler y el libro "Escrito en la feria" junto al rotafolios que pusieron en el stand de Ediciones de la Flor en la Feria del Libro de 2023. (Gustavo Gavotti)

La propuesta del rotafolios implicaba un “semi riesgo”, según define Ana MaríaKuki” Miler en diálogo con Infobae Leamos. Es la editora y fundadora de Ediciones De la Flor, el emblemático sello que publicó la obra de los queridos Quino y Roberto Fontanarrosa, entre otros.

En aquel entonces, escribir lo que se pensaba y expresarse libremente “implicaba claramente un crimen pero estaba disfrazado de ser escritor por un ratito, salvo que nadie lo haya entendido”, dice Miler. “Lo que había era temor y censura”, detalla, y agrega que “la gente que iba a la feria tenía conciencia total”. “Había cola para escribir en el rotafolios”, recuerda Miler. Los visitantes que pasaron por el stand de la editorial completaron 152 hojas y se usaron 57 biromes y lápices. Algo había que hacer con eso.

Al año siguiente, para la décima edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y con la democracia recién recuperada, se publicó Escrito en la feria, el fruto de “una convocatoria de libertad y pluralismo grupal”.

Tapa del libro "Escrito en la feria", de Ediciones de la Flor.
Tapa del libro "Escrito en la feria", de Ediciones de la Flor.

Muros de papel

Con prólogo y selección de grafittis de la escritora, editora gráfica y fotógrafa Marta Merkin, Escrito en la Feria tiene un tema general: los argentinos que pensaban, opinaban, escribían y podían sacudirse una silencio de muchos años. El libro construye un clima de época único. “Es un documento histórico”, define Miler.

A lo largo de 11 capítulos, entre los que se encuentran “Las paredes hablan”, “Pienso, luego escribo”, “Cupido escribe grafitti” y “Lenguas extranjeras”, los temas de la gente que escribió en estas hojas van desde la democracia, la pregunta por los desaparecidos, la esperanza, la locura, el amor, la vida y la muerte.

Este libro vendría a representar un gran batido cultural. Mezclado con las ambiciones de, al fin, ser personas libres en un país que respete la creación, la igualdad, el pluralismo y la democracia”, escribió Marta Merkin en el prólogo del libro.

Y sigue: “Es preciso revalorizar una y otra vez este pequeño espacio de libertad (...) pero más que nada recordando a muchos que en los últimos años fueron a parar a la tumba o a la cárcel o a algún sitio imposible de precisar por haber sido sorprendidos pintando una pared”.

"El año que viene escribiré lo que pienso. ¡Sin censura!" es una de las frases que aparecen en el libro "Escrito en la Feria" (Gustavo Gavotti)
"El año que viene escribiré lo que pienso. ¡Sin censura!" es una de las frases que aparecen en el libro "Escrito en la Feria" (Gustavo Gavotti)

Las marcas de la época también aparecen en la contratapa del libro: “Ahora, que los muros están al alcance de todos, es bueno encontrarse con estos imaginarios muros de papel que dieron feliz cabida a ciertas necesidades expresivas durante largo tiempo clausuradas”.

Un largo silencio

Durante la Feria de la transición, en 1983, Kuki estaba exiliada en Venezuela junto a su esposo en aquel momento y editor, Daniel Divinsky, y su hijo pequeño. El peligro había surgido en 1975 cuando publicaron el cuento infantil alemán Cinco dedos, del Colectivo Libros para Niños de Berlín.

La obra había sido prohibida por “adoctrinar niños para el accionar subersivo”, según se lee en un decreto oficial. Miler y Divinsky estuvieron presos cuatro meses y fueron liberados por las presiones de los colectivos internacionales de editores. De allí fueron a Venezuela, desde donde manejaban Ediciones De la Flor. “Cuando me fui, dije ‘yo no vuelvo más, no piso más el país’. Sentía tan denigrante todo lo que nos hicieron”, recuerda Kuki.

Miler en el stand de De la Flor en la edición 2023 de la Feria del Libro.
Miler en el stand de De la Flor en la edición 2023 de la Feria del Libro.

Quien estaba en la Feria del 83 era Elisa Miler, la madre de Kuki: era quien hacía funcionar todo en Argentina, desde las cuentas y los libros editados hasta el stand en la Feria. “En ese momento habrá salido algún libro de Fontanarrosa. Él y Quino quedaron muy fieles a la editorial”, recuerda Kuki. “Nos consultaban por cartas ―todavía las tengo―, en las que hay una mezcla de instrucciones para la editorial, cosas que necesitaba que me compraran para mi hijo y relatos familiares”, dice.

¿A quién se le ocurrió la idea del rotafolios, entonces? “No me acuerdo”, confiesa Miler en la conversación. En Escrito en la Feria el capítulo más impactante es el de “Gatos con botas”. Allí hay grito que aturde, hecho de lápiz y papel, y que da cuenta del miedo y de qué pensaba realmente el público de la Feria.

En la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, para celebrar 40 años de democracia, Ediciones De la Flor montó la misma iniciativa que en 1983. (Gustavo Gavotti)
En la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, para celebrar 40 años de democracia, Ediciones De la Flor montó la misma iniciativa que en 1983. (Gustavo Gavotti)

¿Por qué? Porque se leen frases como estas:

Los milicos serán el 8vo. pecado capital. Luis.

52 días y Nunca más.

¡Ánimo que ya se van!

Que se acaben los “Camps” de concentración.

En un país donde hay más policías que maestros es más fácil ir en cana que aprender. Coqui.

Que aparezcan los desaparecidos.

Que se mueran todos los milicos.

Pienso, luego desaparezco.

La mayoría de las primeras ferias fueron durante dictadura”, cuenta Miler, y rememora que los stands eran como los puestos de diarios, en un predio oscuro, con poca luz, por el que pasaban los militares a revisar lo que había en los puestos. Miler cuenta que iba con su hijo en el cochecito y que lo resguardaba, y recuerda cómo se ayudaban entre los expositores.

También se acuerda de lo que sintió cuando vino a Argentina al segundo día de que empezara la guerra de Malvinas. Tiene memoria fotográfica.

Malvinas, presente

Soldados argentinos en la guerra de Malvinas (Télam)
Soldados argentinos en la guerra de Malvinas (Télam)

“Yo no quería venir, encontrarme sin los amigos, muchos estaban muertos, desaparecidos. Ni que hablar si estaban los militares. Yo no quería tener esa vida”, cuenta detalladamente sobre el momento en el que decidió volver a Argentina pero se arrepintió a los dos días y su estadía fue breve, hasta su regreso definitivo cuando la democracia ya estaba consolidada.

Miler reconoce que tomó una decisión intempestiva y, cuando llegó, quiso regresar a Venezuela, así fuera vía Uruguay. “En el 82 me subí a un taxi y escuchaba que el taxista decía ‘Los vamos a reventar’. Ya también estaban las mujeres tejiendo en el Obelisco”, dice.

En el libro, la cuestión de Malvinas es un tema presente en varios capítulos. Por ejemplo, se lee la frase: Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar. Eso que se había coreado en el mítico recital de Charly García en Ferro en diciembre del 82 seguía fresco cuatro meses después, en la última Feria del Libro bajo la dictadura. Otras frases que se leen son: “Las Malvinas son argentinas” y “Casi pierdo un primo en Malvinas pero eso no me hizo perder la fe en la causa. Gerardo”.

Charly García en el recital en el Estadio de Ferrocarril Oeste, en diciembre de 1982.
Charly García en el recital en el Estadio de Ferrocarril Oeste, en diciembre de 1982.

Siempre es hoy

Escrito en la Feria se publicó hace 40 años, en democracia. Sin embargo, hay temas, frases y preocupaciones que parecen repetirse. Uno de los comentarios recurrentes era el precio elevado de los libros.

En el capítulo “Cada cual opina de la Feria” se leen frases como: “Cuántos libros, lástima que sean tan caros”, “Los libros solo pueden ser comprados por una cada vez más reducida elite de ricos que quedan en el país. Pero evidentemente no los compran porque si no hace mucho tiempo hubiesen dejado de ser ricos”.

Y una en tamaño enorme: “Los libros de esta Feria son estrepitosamente ¡CAROS!

―¿Encontrás algo similar de 40 años a hoy?

―No. El hecho de que hoy se pueda decir lo que cada uno quiera, desde el enojo más grande hasta el insulto más molesto, hace que haya gente que compare situaciones con otras dándole como el mismo nivel o la misma categoría. Podemos tener un gobierno muy malo pero la diferencia entre hablar y no hablar es enorme, entre estar censurado y ser libre, de escribir, de leer, de decir lo que uno quiere y no que la mitad no se pueda porque no lo dejan. Es una diferencia sideral.