Una historia poco contada: los grupos de autodefensa judíos que se armaron contra el antisemitismo en los años 60 y 70

El historiador israelí Raanan Rein reconstruye un período en el que jóvenes de la comunidad se ocuparon de la seguridad de los suyos en tiempos de violencia política.

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El campamento de Macabilandia, en las sierras de Córdoba, donde se entrenaban los Jovenes de la autodefensa judía, en 1971. (Gentileza de Nurit Furmanski)

En mayo de 1960, el Mossad capturó al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en San Fernando y lo trasladó hasta Jerusalén, donde fue enjuiciado y luego condenado a muerte. Ese hecho, además de generar fricciones diplómaticas entre el gobierno israelí y el del presidente Arturo Frondizi, fue el puntapié de una serie de incidentes antisemitas que propiciaron, a su vez, la creación de grupos armados que se formaron clandestinamente en sinagogas y espacios comunitarios, muchas veces con el apoyo y financiamiento del propio Estado de Israel.

El historiador israelí Raanan Rein es un experto en historia iberoamericana, con el ojo puesto sobre todo en la España y la Argentina del siglo XX. Su tesis de doctorado fue sobre la relación entre Juan Domingo Perón y Francisco Franco, y los libros que viene publicando desde hace tres décadas abordan distintos aspectos de estas sociedades a uno y otro lado del Atlántico.

En el caso de la Argentina, ha estudiado la relación de la comunidad judía local con el Estado de Israel; la mirada israelí sobre casos argentinos, como el de Jacobo Timerman; el involucramiento de judíos argentinos en el peronismo, así como también el de árabes y japoneses dentro del mismo movimiento político; y hasta un libro sobre la historia del club Atlanta, emblema de Villa Crespo y de la comunidad judía argentina a la vez.

En estos días, Rein acaba de publicar Cachiporras contra Tacuara: Grupos de autodefensa judíos en América del Sur, 1960-1975. Se trata del primer trabajo que analiza el surgimiento y la dinámica de estos grupos dentro de las comunidades judías argentinas y uruguayas en ese período en el que la violencia política ganaba legitimidad en diversos espacios políticos y sociales.

"Cachiporras contra Tacuara", de Raanan Rein.

Una de las razones que explican el surgimiento de estos grupos, de los que participaron muchos jóvenes judíos, es la desconfianza hacia las autoridades policiales que debían investigar los ataques que venía sufriendo la comunidad. Por eso, una de las funciones que tenían era la de garantizar la seguridad en sinagogas y clubes deportivos. Y otras actividades iban un poco más allá. Leemos en el libro:

“El grueso de la actividad de autodefensa estaba dedicado a la vigilancia en instituciones judías, y en los períodos de las altas festividades, también en las sinagogas. Sin embargo, los activistas también hicieron seguimientos de miembros de organizaciones antisemitas y en algunas oportunidades infiltraron allí agentes suyos. En varias oportunidades también emprendieron represalias, como el incendio de imprentas en las que se producían panfletos antisemitas en el sur de Montevideo, la irrupción a las oficinas de la Liga Árabe en Buenos Aires o a la embajada egipcia en Santiago de Chile, o el envío de cartas y llamadas telefónicas intimidatorias contra matones antisemitas o a algunos de sus adeptos. En un incidente resultó muerto un policía argentino en un enfrentamiento con miembros de la autodefensa. En otro, uno de los activistas en Venezuela fue la víctima fatal de un accidente”.

Armas, formación en tareas de seguridad y espionaje: esos fueron algunos de los elementos centrales de estos grupos por los que pasaron jóvenes judíos criados en las décadas del 50 y el 60. Estas generaciones estaban influidas también por el recuerdo reciente del Holocausto y la independencia del Estado de Israel de 1948 que trajo consigo la imagen de un judío vigoroso que podía defenderse por su propia cuenta. De los cuantiosos jóvenes que participaron de estas actividades, al menos 400 emigraron a Israel y el resto se quedó en América del Sur y Estados Unidos.

Es del movimiento juvenil Hajalutz Haatzmai, en el campamento Derqui en la provincia de Buenos Aires. (Gentileza Tzvi Gera)

Rein se enteró de la existencia de estos grupos en los 90, y en ese momento se topó con la resistencia de la mayoría de sus ex integrantes, que se negaban a hablar. Hasta que lo hicieron y le permitieron al autor trazar el mapa de esta historia.

En estos días, Raanan Rein divide su tiempo entre el dictado de clases sobre Historia Argentina en hebreo, viajes para conferencias académicas y la supervisión de sus estudiantes doctorales, entre los que se cuenta el autor de esta nota. En esta entrevista para Infobae Leamos, grabada en su oficina de la Universidad de Tel Aviv, el profesor presenta su nuevo libro, analiza el presente de la relación entre Argentina e Israel y habla sobre las protestas que sacuden al país desde la asunción del nuevo gobierno de Benjamin Netanyahu, en diciembre pasado.

-Este libro cuenta una historia que hasta ahora no se había querido contar. ¿Por qué creés que ahora lograste entrevistar a muchos miembros de estos grupos que antes no habían querido brindar su testimonio?

-En parte, yo lo relaciono con la última pandemia. Estamos hablando de gente mayor, que ya está en sus años 70 u 80, y en estas circunstancias, muchos tenían miedo de que esta historia fuera a perderse si no la contaban. Por lo tanto, empecé un proyecto de historia oral y entrevisté a alrededor de 130 personas que militaban en los grupos de autodefensa judía, ex agentes del Mossad israelí, diplomáticos veteranos de la Cancillería israelí, ex funcionarios de la Agencia Judía, etcétera. Y el tema me interesó también en el contexto de la creciente violencia política en el Cono Sur en general y en Argentina en particular, en estos años 60. Para mí, el libro tiene importancia no solamente para estudiar y entender las experiencias judías en el Cono Sur, sino también para entender cuán extendida estaba la violencia política en esos años.

-Los orígenes de Montoneros tienen que ver con el nacionalismo católico, y cuando se habla de Tacuara muchas veces se hace referencia a su carácter antisemita. Lo que muestra el libro es que varios integrantes de Tacuara coincidieron luego con ex integrantes de los grupos de autodefensa judíos en la formación de Montoneros.

-Algunos militantes judíos de Montoneros, ERP u otras organizaciones, varios habían tenido su primera experiencia en este tipo de actividades en el marco de los grupos de autodefensa judía en los 60 y principios de los 70. Eran muy requeridos, entre comillas, por los líderes de la guerrilla precisamente por su experiencia, disciplina, etcétera. Cierto que algunos de mis entrevistados insistieron en que Tacuara era más antiisraelí y antisionista que antisemita. Los de Tacuara acusaban a los argentinos de origen judío de apoyar más al Estado de Israel que a su propio país, Argentina, en el tema relacionado con el secuestro de Adolf Eichmann, pero sin duda la retórica y la violencia de Tacuara fue entendida por los judíos como antisemita y no solamente como antiisraelí.

-Claro, porque iban a la sede de la Sociedad Hebraica Argentina…

-Intentaban atacar los centros de varios movimientos juveniles sionistas y algunas instituciones judías. Y para muchos de los judíos, para el establishment de la comunidad judía y para el Estado de Israel, se trataba de un grupo neonazi y no de un grupo nacionalista católico argentino con sus fines propios.

-El vínculo diplomático entre Argentina e Israel ya se había resquebrajado ante el secuestro de Eichmann y mucha gente no quería hablar de los grupos de autodefensa judíos, algo que podía sumar más daño a ese vínculo.

-Es que las actividades del Estado de Israel con respecto a estos grupos siempre desafiaban las normas, las reglas diplomáticas: un país no debe entrenar a los ciudadanos de otro país en actividades semi-clandestinas, en el uso de armas... De todos modos, hay que analizarlo en el contexto de los 60 y el uso tan extendido de armas por distintos grupos.

-¿Y por qué elegiste a Argentina y Uruguay como casos de estudio para este libro?

-Mi idea inicial fue escribir un libro dedicado a Argentina, Uruguay, Chile y Venezuela; en los cuatro países existían grupos de este tipo. Sin embargo, al final, el libro está dedicado nada más a los casos de Argentina y Uruguay, porque en el caso de Venezuela, la verdad es que no quería asumir la responsabilidad de que el libro, de algún modo, fuera aprovechado por elementos antiisraelíes y antisemitas. Como bien sabemos, no hay relaciones diplomáticas hoy en día entre Venezuela e Israel y los venezolanos en general, entre ellos también los de origen judío, tienen que enfrentar tantos desafíos que no quería agregar uno más. En el caso de Chile, por el largo período de autoritarismo, muchos todavía tienen miedo de hablar de este fenómeno. y por lo tanto me era más difícil conseguir material o gente que esté dispuesta a hablar conmigo.

El historiador Raanan Rein

-En el caso de las personas argentinas y uruguayas que sí estuvieron dispuestas a hablar para este libro, imagino que el primer desafío fue encontrarlas, saber quiénes eran.

-Sí, a esta investigación la hice con la metodología de la bola de nieve... cuando un entrevistado recomienda a otra persona para entrevistar y así sigue la bola, hasta que el investigador, en este caso yo, llega a una cierta saturación y tiene una masa crítica, una base suficiente para escribir el texto. Todavía tengo en mis bases de datos los nombres de muchos otros ex militantes, pero en algún momento uno tiene que parar y sentarse a escribir y eso es lo que hice.

-El libro llega en estos días a las librerías argentinas y ya está disponible su versión electrónica. ¿Cómo viene siendo la repercusión de los lectores?

-En los últimos días, empecé a recibir comentarios de lectores que compraron el ebook, con todo tipo de reacciones. Algunos me cuentan historias muy interesantes que yo no conocía al momento de escribir el libro. Una joven mujer, por ejemplo, me contó que su padre, que tenía un revólver en el marco de las actividades de autodefensa, por error mató a su amigo a principios de los 60. Son historias que yo no conocía y recién por la publicación del libro me empiezan a llegar. Parece que en algún momento tendré que pensar en una segunda edición ampliada con más historias y más detalles.

-Uno de los hechos que motivaron a muchas personas a integrar estos grupos fue la percepción de que había niveles muy altos de antisemitismo en la Argentina de ese momento. ¿Cómo podemos evaluar la situación analizada desde hoy?

-En aquellos años, sobre todo te hablo de la primera mitad de los años 60, hubo un ambiente de pánico entre muchos judíos, sobre todo en Argentina, también en Uruguay, pero sobre todo en Argentina y también la lectura de estos episodios violentos desde aquí, desde el Estado de Israel, era a través de la óptica del Holocausto judío. Entonces, algunos dirigentes aquí hablaban del peligro de una segunda Shoá, de un segundo Holocausto en la Argentina de aquel momento. Varios episodios violentos tuvieron un impacto simbólico dramático para los judíos en Argentina, como el caso del estudiante Graciela Sirota, cuando Tacuara la secuestró y le tatuó una cruz esvástica en el pecho como represalia por el secuestro y la ejecución de Eichmann. También hubo otros episodios violentos y por lo tanto estaban convencidos de la necesidad de organizarse para defenderse, para asegurar las instituciones comunitarias y la vida y la propiedad de muchos individuos. Hoy en día, parece muy exagerado este pánico. Pero para la gente de aquel momento, de aquellos años, parecía como un peligro inminente y real. Este fue un fenómeno que impactó sobre la vida de dos generaciones de argentinos de origen judío. Lo impresionante es que hasta ahora no se ha publicado nada sobre estas experiencias, estas historias, a pesar de su importancia.

-¿Cómo dialoga este libro con tus investigaciones previas sobre la vida de los judíos argentinos?

-Todos esos libros de algún modo se refieren al mosaico de componentes identitarios que tienen individuos y grupos sociales. Y con la necesidad de reconocer la existencia de distintos componentes identitarios que tiene cada uno de nosotros. El hecho de que una persona tenga un componente identitario nacional y otro étnico, no significa necesariamente que están en pugna, sino muchas veces se complementan uno al otro. Así que, además de este tipo de componentes, también tenemos componentes que tienen que ver con nuestro género, nuestra profesión, nuestro estado civil, cuestiones políticas e ideológicas. Los argentinos de origen judío, así como los argentinos de otros orígenes étnicos, han luchado a lo largo de mucho tiempo para el reconocimiento de su componente identitario étnico al lado y junto al componente identitario nacional argentino. Y eso es cierto para judíos y árabes, japoneses e indios... Entonces, el libro ¿Judíos argentinos o argentinos judíos? tiene una relación directa, si querés, con este nuevo libro.

-Y también Los muchachos peronistas judíos, en el sentido de que son dos historias que eran conocidas por sus participantes, pero que no eran abordadas en el debate público.

-En los dos casos, al establishment de la comunidad judía, por una razón u otra, no le convenía incluir estas experiencias en la narrativa oficial de la comunidad. Entonces, se borraron de la memoria muchas de las experiencias de distintos sectores judíos, o porque no estaban afiliados a las instituciones comunitarias, o porque no eran ser sionistas, o porque participaban en actividades políticas no aprobadas entre comillas por el establishment comunitario, o por cierto temor por parte del establishment comunitario, por si acaso estas historias pudieran tener una mala influencia en su estatus, en su imagen dentro de la sociedad argentina.

De Argentina a Israel, ida y vuelta

-En Israel, ya hace cinco meses hay protestas todos los sábados ¿Qué es lo que está pasando, qué es lo que se está discutiendo en Israel hoy?

-Lo que está en discusión son los valores fundamentales del sistema político democrático. Lo que está en discusión es esta tensión permanente entre lo judío y lo democrático, porque Israel siempre se ha caracterizado como un estado judío-democrático. Siempre existía cierta tensión entre ambos elementos, y hoy en día, en el actual gobierno, tenemos algunos elementos que dan una clara prioridad a lo judío por sobre lo democrático. Y eso cambia el equilibrio que hemos mantenido a lo largo de varias décadas.

-Y además es lo judío desde su particular mirada en lo judío…

-Lo judío desde la mirada de la ortodoxia judía, que otorga menos importancia a la mayoría de los judíos del mundo, que no son ortodoxos sino reformistas, conservadores, seculares, ateos, etcétera. Sin embargo, esta minoría judía dentro del mundo judío, pero que es mayoría entre los judíos religiosos en Israel, intenta monopolizar todo lo relacionado con la religión en este país e intenta imponer sus criterios sobre la sociedad israelí en su conjunto. Y eso provoca un rechazo por parte de muchos sectores que mantienen valores seculares, liberales, progresistas, con respecto a los derechos de las minorías de todo tipo, mientras que el actual gobierno, de hecho, intenta imponer una dictadura de la mayoría. El gobierno es el producto de unas elecciones democráticas, no cabe menor duda, pero la democracia en su esencia no se limita a la elección de una mayoría, sino también al respeto de las minorías. Y este respeto está en peligro en la sociedad israelí hoy en día.

-Esa garantía serían hoy en día la Corte Suprema y el Poder Judicial, que están bajo ataque.

-Precisamente, y por eso el gobierno intenta un golpe institucional que le permita no solamente influir sino hasta controlar el poder judicial y eso también nos empuja a muchos de nosotros a protestar a manifestar en la calle o en esta misma universidad. Hace unos días llegó al campus de la Universidad de Tel Aviv Simja Rotman, el jefe del comité costitucional de la Knesset, del Parlamento israelí, y una numerosa manifestación lo estaba esperando aquí para protestar, para manifestar su rechazo hacia estas políticas. Se trata de una guerra cultural, si querés, que tiene que ver con una larga serie de proyectos de ley que intentan limitar los derechos o poner en peligro los derechos de muchas minorías étnicas, religiosas, de género, entre otras.

-¿Y tenés esperanza?

-Yo siempre tengo esperanza. Y me impresiona mucho la reacción de la sociedad civil israelí frente a las nuevas políticas del gobierno. Pero es una lucha que va a durar tiempo; es una resistencia que tenemos que seguir por un rato largo. Curiosamente, en varias de las protestas, he visto carteles escritos en hebreo que dicen, por ejemplo, “yo vine de la Argentina para no tener que vivir bajo una dictadura y no lo quiero aquí en Israel”, y algunas comparaciones que hacen algunos entre el liderazgo de Netanyahu y algunos dirigentes del pasado argentino. De algún modo, el ejemplo argentino, la experiencia argentina, está presente entre distintos manifestantes.

Quién es Raanan Rein

♦ Nació en 1960 en Israel.

♦ Es historiador

♦ Está a cargo de la cátedra Elías Sourasky de Historia española y latinoamericana en la Universidad de Tel Aviv.

♦ Es miembro correspondiente en Israel de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina.

♦ Entre sus libros están Los bohemios de Villa Crespo, Los muchachos peronistas árabes y Los muchachos peronistas judíos.

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