Un ex combatiente en Irak y Afganistán eligió vivir en la Argentina: “Extrañaba el vértigo”

"Me encanta este país. Yo sé que ustedes lo viven como un drama, pero acá lo paso bárbaro. Todos los días una bomba diferente. El lunes explotaron los cuadernos Gloria y se desata un escándalo de corrupción sin precedentes, el martes fue preso por primera vez en la historia un ex Vicepresidente, el miércoles hubo 2 millones de personas en la calle bajo la lluvia vestidas de celeste y verde esperando que 72 senadores hablen durante 12 horas para terminar votando la nada misma, el jueves bajó las escalinatas del Maipo el ex juez Oyarbide y si el viernes a alguna de las agrupaciones sociales se le ocurre prender neumáticos en la 9 de Julio, colapsa la ciudad. Me encanta este país. El que se aburre es porque quiere", nos cuenta John Fitzgerald Asad, un ex combatiente en Irak y Afganistán, de padre estadounidense y madre argentina nacida en Formosa, de origen musulmán.

"Cuando el Cuerpo de Elite se disolvió, regresé a mi pueblo natal en Oregon y entré en un pozo depresivo. Entonces comencé a buscar un lugar que estuviera en guerra sin estarlo y decidí instalarme en este país para experimentar el caos en primera persona, mientras estaba más cerca de mi familia materna. Argentina es única. Por un lado está hiperconectado al mundo, tiene una gastronomía increíble, 10 de hándicap en el deporte de los reyes y, por el otro, es una suerte de Camboya con LTE. Es que dentro de cada argentino existe alguien a punto de inmolarse por cualquier causa. Sólo basta algo que lo detone. Puede ser un taxista que le cruce el auto a un señor que viene pensando de qué manera pagar los sueldos de su Pyme o que el perro del vecino ladre toda la noche, para que explote todo por el aire" continúa su relato entusiasmado, con esa sonrisa que sólo tiene aquel que volvió a ser feliz. "Y sí… extrañaba el vértigo"

El nombre John Fitzgerald Asad es extraño, sobre eso no hay duda. "En realidad no tanto. Mi padre odiaba a Kennedy por su política ambigua con respecto a Cuba y la Guerra de Vietnam, lo veía muy Demócrata, muy blandito. Cuenta mi madre que apenas nací fue odio a primera vista. Por lo tanto, el mejor homenaje era ponerme el nombre de JFK para dejarme marcado de por vida. Mi apellido Asad lo tomé de mi madre, quien me crió soltera. Es de origen musulmán aunque mi familia es oriunda de Formosa, Argentina. Como les decía, es una de las principales razones por las que vine a vivir acá. Sobre todo porque la provincia me hace acordar a Afganistán. Un lugar arrasado por la pobreza, la desnutrición infantil y la corrupción, después de 23 años de ser gobernado por un peronista como Insfrán. Impresentable al igual que Mayans, el senador que dijo cualquier cosa el otro día en el debate por la despenalización del aborto".

Tomamos nota de cada cosa que dice este ex combatiente, experto en crisis, que son las que sobran en este país. "Lo maravilloso de la Argentina es la cantidad y variedad de bombas que explotan a diario. Cuando no es el dólar pisando los 30, es el desfile de empresarios y funcionarios de la gestión anterior que, bajo esta extraña figura del arrepentido, son capaces de mandar al frente a la madre con tal de no dormir una noche en Ezeiza. En paralelo lo tenemos a Boudou tocando el pianito por el caso Ciccone. Si no, los diez años de prisión para Julio De Vido en la causa por la tragedia de Once. A la par, el riesgo país aumenta un 50% en lo que va del año. O a la UCA tirando kerosene al fuego al asegurar que como consecuencia de la crisis cambiaria y la inflación, este año vamos a terminar con un millón 500 mil pobres más". JFA pide un vaso de agua, toma tres sorbos, respira profundo y continúa con el relato.

"Mientras el ex Juez Oyarbide -en un arranque de histeria televisiva- terminó denunciando que lo agarraban del cogote para favorecer a los Kirchner lo que se tramitaba en su tribunal, en un colegio de Moreno murieron dos personas por un escape de gas, el Senado votó en contra de la despenalización del aborto por 38 votos a 31 dejando varios heridos en combate, mientras la Vicepresidenta de la Nación insultaba al jefe del interbloque de su propio partido y festejaba como si fuera un gol el triunfo de los celestes sin detenerse a pensar que la mayoría de los argentinos prefiere la separación de la Iglesia del Estado". Se compenetra tanto con el asunto, que ahora pide un whisky doble sin hielo. "Les aseguro que este país no es muy distinto a los estados bélicos". En el fondo es verdad, ya que las guerras psicológicas son iguales o, en algunos casos peores, que los conflictos armados. Puesto que lo segundo tiene el componente a favor (qué ironía) de ser real. Palpable.

A pesar de la felicidad que lo embarga a John Fitzgerald desde aquel día que llegó a la Argentina, igualmente se lo nota inquieto, como si le faltara un poco más de acción. "Lo que me falta es data dura para entender este manicomio. Te lo voy a explicar más claro: para mí el peronismo es como una bomba atómica que cayó en este país hace 72 años pero en lugar de impactar de golpe, lo hizo en cómodas cuotas. Ahí está el drama. En Japón encontramos el caso inverso. Ellos tuvieron que encarar la reconstrucción del país de cero. En cambio aquí, la crisis es por goteo. Te destruye lentamente, sin que te des cuenta". Nunca sabremos si este discurso lo habrá internalizado durante las heladas noches afganas mientras esperaban capturar a Osama Bin Laden y a otros dirigentes de Al Qaeda con el objetivo de llevarlos a juicio o qué. Pero no deja de asombrarnos su lucidez al momento de describir nuestra realidad.

Para terminar, queremos irnos con una nota de color. Nos intriga saber acerca de su parentesco con el "Turco" Asad, aquel temible delantero del Vélez Sarsfield que ganó todo en la década del '90 con Carlos Bianchi como técnico. "Efectivamente, el turco es primo segundo mío. Cuando Vélez ganó la Copa Intercontinental en Japón, éramos cuatro soldados alrededor de una TV de 13 pulgadas mirando el partido. Después de la media vuelta casi en la línea de fondo del turquito que selló el 2-0 frente al Milan, nos abrazamos todos. Uno de los últimos momentos de felicidad plena que tuve, ya que días después entramos en la Guerra de Chechenia". Se pone melancólico, pero vuelve en sí y sonríe nuevamente. "Tuve una vida sufrida. Lo único que conozco es estar en el frente, combatiendo. Por eso vine a retirarme a este país, donde el olor a napalm se extraña menos". Dicen que las crisis traen oportunidades. Tal vez éste sea el momento en que deba explotar todo para comenzar de nuevo. Sería histórico.