Natalie Pérez, Juana Viale y Oriana Sabatini: así celebran en Buenos Aires los 90 años de Mickey

Los veinte, por Natalie:

El ingreso a la era moderna. Llega el momento en que las mujeres se liberan de las constricciones en su indumentaria y empiezan a usar pantalones y la falda más corta. Los elementos característicos son el traje de hombre, el corte de pelo à la garçonne y el maquillaje recargado. Escenografía donde posa la actriz de 32 años: la Torre Monumental (Avenida del Libertador 49), ex Torre de los Ingleses, rebautizada tras la Guerra de Malvinas. Alzada para conmemorar el centenario de la Revolución de Mayo, se encuentra en la Plaza Fuerza Aérea Argentina, alcanza los sesenta metros y cuenta con un reloj de 4,4 metros de diámetro.

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Los treinta, por Juana:

Surge la futura indisoluble relación entre el cine y los modistos. La época se inspira en el diseño que lleva Scarlett O'Hara (personificada por Vivien Leigh) cuando asiste a la barbacoa en el filme Lo que el viento se llevó. Vestidos escultóricos, largos y sin espaldas, con escote halter y cuello, parte superior anatómica y media en bombé. Escenografía: la casa central de la Tienda Gath & Chaves (Florida 200). Inaugurada durante 1914 en la intersección con Juan Domingo Perón, plantea –junto a su edificio gemelo, el anexo Gath & Chaves (hoy Falabella), el Banco Popular Argentino (hoy HSBC) y el edificio del Citibank (hoy Santander Rio)– una situación inédita: cuatro diferentes arquitecturas compartiendo un espacio común.

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Los cuarenta, por Oriana:

Monotonía y uniformidad. Trajes con aire militar. Colores oscuros. Guantes, sombreros y abrigos. Todas características de una década asociada a la austeridad y el racionamiento de materiales. Escenografía: el Palacio Municipal (Bolívar 1). Proyectado bajo un estilo neorrenacentista italiano en su basamento y francés en su remate, cumplía los lineamientos planteados para la apertura de la Avenida de Mayo, inaugurada el 9 de julio de 1894.

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Los cincuenta, por Juana:

El new look y la línea A de Christian Dior en busca de las mujeres perfectas. Cintura ceñida, caderas exaltadas y largos a media pierna. Glamour acentuado. Peinados con postizos tiesos. El rojo y el negro, el blanco y el toque amarillo de Mickey como insignias de una época caracterizada por la exacerbación de las formas femeninas. Escenografía: el mirador de la Galería Güemes (San Martín 170), edificio inaugurado el 15 de diciembre de 1915. Con ochenta y siete metros de altura, fue el primer rascacielos de la ciudad.

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Los sesenta, por Oriana:

Llega el momento en que los adolescentes empiezan a expresarse libremente. La forma de vestir se ve influenciada por los cambios políticos, sociales y culturales. Hay una modificación abrupta de los largos. Es la época de los Beatles, la comunidad negra y los peinados afro. Escenografía: el edificio de La Prensa o Casa de la Cultura (Avenida de Mayo 575). Ideado para alojar la nueva sede del diario fundado en 1869, fue proyectado en París. La torrecilla a modo de cúpula que se eleva sobre la mansarda es coronada a media cuadra por una escultura –de bronce macizo y cinco metros– de Minerva (en Roma) o Palas Atenea (en Grecia), que representa a la diosa de la sabiduría y la inteligencia, las artes, la literatura y la filosofía.

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Los setenta, por Juana:

La democratización de la moda. Surgen el estilo inglés y, a mediados de la década, el movimiento punk, que trasgrede las convenciones estéticas. Escenografía a la que se suma la intérprete y conductora de 36 años: el Edificio Bencich (Florida 102). Construido en 1927, conjuga elementos del clasicismo y el academicismo francés, respetando la reglamentación edilicia que establecía alturas y continuaba las líneas de balcones, cornisas y remates de la Avenida Roque Sáenz Peña.

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Los ochenta, por Oriana:

Inspirados en Madonna y Cyndi Lauper, aparecen los estilos gótico y dark. Dominan el blanco y el negro, la exageración de los volúmenes y las caderas acentuadas. Escenografía: las sirenas de –otra vez– La Prensa o Casa de la Cultura. Ubicadas en la terraza, su encendido y sonar anunciaban desde 1900 acontecimientos nacionales e internacionales de importancia.

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Los noventa, por Natalie:

Hora de la individualidad, el minimalismo, la síntesis de la superposición de muchas prendas en una sola pieza, el color y los personajes estampados. Escenografía: el Palacio Barolo (Avenida de Mayo 1370). Levantado entre 1919 y el '23 inspirándose en La Divina Comedia, con el objeto de preservar y difundir la obra del poeta Dante Alighieri, sus cien metros de altura (incluyendo los noventa hasta la cúpula y el faro giratorio) lo convirtieron en el edificio más alto de Sudamérica en su época.

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Los 2000, por Natalie:

La inflexión del salto de siglo y milenio, y las expectativas del cambio de paradigma. Se busca una nueva manera de comunicar, cargada de colores puros. Escenografía: el Edificio Kavanagh (Florida 1065), un claro emblema del movimiento moderno nacional. Inaugurado en 1936, este rascacielos de treinta y tres pisos se construyó en catorce meses. Al igual que el resto de las locaciones elegidas para la presente acción de Disney Argentina, integra la lista de los exponentes más valiosos de nuestro patrimonio urbano.

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Los 2010, por Oriana:

Visión de cara al futuro. Un lienzo crudo que permite representar cómo Mickey atravesó la vida en cada persona. Escenografía: la sede del ex Banco de Londres y América del Sud, actual casa matriz del Banco Hipotecario (Reconquista 101), obra de Clorindo Testa y el estudio SEPRA, inaugurada en 1966. En palabras de la cantante de 22 años, a quien por participar en cuatro de las diez imágenes le pedimos ser la voz de quienes posaron: "Sigo buscando mensajes en sus películas. Siento que puede influir tanto en un niño como en un adulto. Para mí, Mickey Mouse significa magia", admite antes de apuntar de lleno a la producción que acaba de protagonizar: "Soy bastante fashionista y me encantó lucir las prendas que lucí. Aunque, claro, también me hubiese divertido ver alguna vez a Mickey vestido de gaucho". Los 2010, por Oriana

Por Leonardo Ibáñez.
Fotos: Gaby Rocca.
Vestuario: Vero Ivaldi.
Agradecemos a Isabella García y la colaboración del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

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