Quién es Maite Lanata, la actriz que interpreta a una chica trans en '100 días para enamorarse'

A los 18 años impacta en el boom televisivo del año –"100 días para enamorarse" (Telefe)–, donde interpreta a una chica trans. Vive con sus padres, no tiene de novio –“estoy muy concentrada en mi trabajo”–, pero asegura: “No tendría problemas en salir con una chica”

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Maite Lanata (Foto Christian Beliera/GENTE)

Maite Lanata tiene apenas 18 años pero ya vivió varias vidas, por lo menos en la ficción: fue Alma Bilbao, la hija de Pablo Echarri y Leticia Brédice en El elegido (papel por el que fue nominada al Martín Fierro); Luna Lunati, la nena secuestrada dentro de la cárcel en El marginal; Moira Danubio en El jardín de bronce y Julia en la película Mía, además de decenas de personajes en cine y televisión.

Hoy interpreta dos papeles muy comprometidos: uno, Juani, una chica trans en 100 días para enamorarse, y debutó en teatro –ni más ni menos que en el Centro Cultural San Martín– con Jazmín de invierno en el rol de una chica secuestrada y criada por otra pareja.

—¿Cuándo empezó tu pasión por actuar?
—En el jardín de infantes y la primaria. Fui dama antigua, mazamorrera y todo lo que se te pueda ocurrir. Muchas veces invitaba a casa a amigas para armar guiones y montar obras de teatro para mi familia.

Maite Lanata (Foto Christian Beliera/GENTE)

—¿Y la primera vez que les pediste a tus padres que te lleven a un casting?

—En realidad no les pedí, surgió por casualidad. Yo estaba en primer grado y una vecina le dijo a mi mamá que me llevara a un casting para un aviso de patitas de pollo, porque le había fallado una chica muy parecida a mí. Mis padres al principio dudaron, pero yo insistí y fuimos. ¡Y quedé!

—¿Recordás qué hiciste con tu primer sueldo?

—Me compré ropa en Valentina, una marca que ya no existe, y una pileta Pelopincho. Y con el primer sueldo de El elegido el PSP, un videojuego para usar en el camarín.

—¿Es cierto que sos cabulera?

—Cuando me eligieron para hacer Mía, la película de Javier van de Couter, hice unos gualichos. Soy atea, pero creé la religión Verde-Naranja, por los colores que tenía en mi cocina. A las caras de mi muñeca les ponía porcelana fría y las guardaba en una bolsa, y no me quería sacar una campera roja con la que había ido al casting.

Maite Lanata en la ficción está enamorada del personaje que interpreta Malena Narvay

—¿Cuál fue tu reacción a la propuesta de interpretar a una chica trans en 100 días para enamorarse?
—Cuando Sebastián (Ortega, cuya productora, Underground, hace la tira) me lo propuso, me entusiasmó enseguida. Puede servir para concientizar y meter en la sociedad temas que aún siguen siendo tabú. Me pasó con mi abuelo: le parecía raro que interpretar un papel así… Mucho no le gustaba. Pero si se hace con seriedad, está bueno. Cuando encaro un personaje lo estudio a fondo. Hoy, mi mamá es mi coach y me ayuda en el armado.

—¿Cómo te preparaste para hacer este rol?

—Juani percibe que las cosas femeninas no se vinculan con ella: se siente rara con sus pechos y su forma de ser. Me contacté con Familias Diversas (una ONG que promueve los derechos de todas las formas posibles de familia), porque quería entender el personaje. Vi muchos documentales. Conocí a una pareja de chicas que tienen una hija. Me contaron la discriminación que sufrieron para anotar a su hija en un colegio, porque ellas eran dos mamás.

Maite Lanata (Foto Christian Beliera/GENTE)

—¿Alguna vez sufriste bullying?

—No. A veces me cargaban porque no quería tomar alcohol o me la pasaba leyendo muchos libros.

—¿Dejaste de hacer cosas por trabajar en la tele?

—Nada. Siempre fui al colegio. Si le preguntás a mi mamá, te va a decir que dejé gimnasia, algo que nunca me gustó. ¡Hasta ella me ayudaba con los trabajos prácticos de gimnasia que tenía que presentar en la escuela! Ahora, para el personaje, tomé clases de skate, y me empezó a gustar.

—¿Te fuiste de viaje de egresados?

–No, porque mis compañeros eligieron ir todas las noches a boliches, y a mí mucho no me va esa onda. Además, ya conocía Bariloche, y del curso iban solo dos chicas, y el resto varones.

Maite Lanata (Foto Christian Beliera/GENTE)

—¿Seguís estudiando?

—Sí. Cuando terminé el secundario estuve por empezar Ciencias de la Comunicación en la UBA, pero me tiró más la Licenciatura en Actuación de la UNA (Universidad Nacional de las Artes). Por el momento estoy haciendo solo dos materias, porque con los horarios de la tira y los ensayos del teatro se me complicó.

—Ahora debutás en teatro con Jazmín de invierno, una obra de Carla Moure, la mujer de Sebastián Ortega.
—Es una obra fuerte. Estoy acompañada por Silvina Bosco, Roberto Vallejos y Roco Sáenz. Está basada en un hecho real: la historia de una chica secuestrada a temprana edad y obligada a convivir con sus captores en completa familiaridad.

—¿Qué te gusta hacer fuera de la actuación?

—Voy muy seguido al cine Gaumont, me encanta. Mis directores favoritos son Alex de la Iglesia, Pablo Trapero y Quentin Tarantino. Además, tengo el "toc" de ponerles puntaje a las películas.

—¿Tenés ganas de irte a vivir sola?

—No, por ahora estoy muy bien. Vivimos cerca de Chacarita con mi mamá, Viviana (43) –es diseñadora gráfica y me ayuda mucho con mis personajes–. Mi papá tenía una empresa de servicios pero quebró el año pasado. Ahora se dedica a vender pochoclo en la plaza Mafalda, en Colegiales. Por suerte le va bien. Encontró una veta dentro de la crisis para sentirse útil.

Maite Lanata (Foto Christian Beliera/GENTE)

—Tu personaje tuvo gran repercusión en las redes. Hablan del gran enfoque que le diste para componerlo. ¿Qué te comentan tus seguidores?

—La verdad, no tengo tiempo para ver todo lo que se publica allí, porque estoy muy concentrada en mi trabajo. Hay muy buena onda y respeto, y desde que estoy haciendo a Juani, en las redes me quieren levantar hombres y mujeres.

—Hablemos de amor. ¿Tenés novio?

—En este momento estoy sola, y como te dije, muy metida en mi trabajo. Aunque a mamá le gustaría que tuviera novio.

—¿Saldrías con una mujer en la vida real?

—No tendría problemas. A mí no me va la falsedad. Me enamoro de personas que sean auténticas y estén seguras de lo que quieren.

Por Pablo Procopio

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