Haller agua la fiesta

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Madrid, 10 abr (EFE).- El marfileño Teddy Haller aguó la enorme fiesta que tenía preparada el Metropolitano. El jugador del Dortmund anotó en el minuto 81 el tanto que ponía el 2-1 en el marcador y que le sabe a poco al Atlético, que había encarrilado la eliminatoria en la primera mitad.

Aún así el triunfo por 2-1, logrado bajo un ambiente espectacular, digno de un encuentro de cuartos de final de la Copa de Europa, permite al Atlético alimentar los sueños de su afición. Los rojiblancos van a Dortmund con una ventaja que puede ser de oro en un partido en el que regresó la estrella de Griezmann y en el que Rodrigo de Paul también tuvo un papel destacado.

Un Atlético feroz en los compases iniciales del partido se comió al Dortmund, que comenzó a despertar de su letargo ya muy cerca del final del primer acto. Rodrigo de Paul desató la euforia en la grada en el minuto 4. Un error garrafal del neerlandés Maatsen en la salida de balón propició el tanto del argentino. De Paul recogió el regalo, se adentró en el área y batió a Kobel en su salida. Gol y explosión.

65.641 rojiblancos celebraron a lo grande la diana. Los otros 3.641 eran del Dortmund. Ocupaban el último anillo del Fondo Norte y quedaron enmudecidos. El Atlético estaba desatado. También su hinchada, que había formado un mosaico espectacular, a la salida de los equipos a la hierba, con los colores rojiblancos en las tribunas superiores y el azul del calzón en las inferiores. "Ahora, Atleti, Ahora" se leía en una enorme pancarta en el Fondo Sur.

Pasada la media hora de juego, Lino enganchó el 2-0. Morata sirvió a Griezmann en el borde del área y éste al brasileño. Lino avanzó unos metros y le colocó el esférico a Kobel lejos de su alcance, a la izquierda del cancerbero. Golazo y de nuevo festejo fastuoso.

Espabiló el Dortmubnd en el tramo final de la primera parte, pero el Atlético era muy superior. En el segundo acto, a nadar y guardar la ropa. Los de Simeone tenían una ventaja holgada que había que conservar. Ese era el principal objetivo, sin descartar un 3-0 que podía casi sentenciar la eliminatoria.

Entonces el Metropolitano volvió a jugar un papel crucial. Otra vez con Simeone como director de orquesta. La grada fue un tsunami de ánimo a los suyos y de silbidos al rival cuando agarraba el balón. Cada galopada de Llorente levantaba al público de sus asientos. El Metropolitano encogió al Dortmund, que quedó empequeñecido por la atmósfera. Cada minuto hasta el final un estruendo.

El 3-0 pudo llegar, pero lo que llegó fue el 2-1 de Haller. Entonces se escuchó a los del Dortmund. De la euforia al bajón hasta el final, en el que incluso los alemanes pudieron empatar con un balón a la escuadra de Brandt.

Tras el pitido final, la reflexión. 2-0 era mejor que 2-1, pero el triunfo vale mucho más que el empate. El Atlético cobra ventaja y la defenderá con uñas y dientes en Alemania. Los rojiblancos se ganaron el derecho a soñar con unas semifinales.

Jenaro Lorente