El público ha cambiado "totalmente" su percepción del Greco desde 2014, el Año Greco

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Lidia Yanel

Toledo, 7 abr (EFE).- Diez años después del Año Greco que afianzó a Toledo y a Domenicos Theotocopoulos en el mapa de la cultura mundial, el mayor restaurador de su obra y uno de los principales expertos en el pintor griego, Rafael Alonso, ha afirmado que la percepción que el público tiene del Greco ha cambiado "totalmente" y ahora lo identifica como el pintor "único" que fue.

Coincidiendo con la fecha en que cada año se conmemora al Greco, que murió en Toledo el 7 de abril de 1614, EFE ha hablado sobre el pintor y su obra con Rafael Alonso, que a lo largo de su dilatada trayectoria en el Museo del Prado ha restaurado unas noventa pinturas del griego de Toledo, la primera en 1980.

A su juicio, la percepción y la imagen que se tiene hoy del Greco ha cambiado "totalmente" respecto a la que había diez años atrás ya que el conjunto de exposiciones que hubo en 2014 (Año Greco) y, sobre todo, la restauración de muchas de sus obras hizo que las pinturas se redescubrieran "iluminadas", con "su color verdadero" y no con la imagen que muchos tenían de él como "pintor oscuro", un tanto "tétrico", hijo de una España "inquisitorial" y "atormentada".

Aquella imagen de Domenicos Theotocopoulos se había acentuado con la "melancolía" de la generación del 98 (siglo XIX), que hizo resurgir su obra y que dio pie, además, a una peregrinación de pintores y escritores hasta Toledo para conocer sus cuadros.

Esa imagen cambió de forma radical en 2014. "Cuando empezamos a ver los cuadros limpios, sin las capas de barniz y de repintes, bien iluminados, pudimos mostrar un Greco con una riqueza de color, una técnica maravillosa que entraba por los ojos y convencía a la gente. Y yo creo que de ser un pintor un poco extraño, no es un pintor fácil tampoco, pasó a ser una de las referencias de nuestra pintura, con Goya, con Velázquez, a la misma altura", ha reflexionado.

Decir que el Greco no es un artista "fácil" requiere explicar que es "un pintor prácticamente de vanguardia", ha señalado Alonso.

"Cuando yo he tenido sus obras en mis manos he podido ver el alarde de pincelada, esa interpretación, esa libertad, ese deshacer las figuras, alargarlas, transformarlas, para hacer un sentimiento, una expresividad que, claro, no se llegó a comprender hasta que llegaron las vanguardias históricas", ha manifestado.

De hecho, la pintura más tradicional y académica, bien dibujada y acabada, con la pincelada muy fundida, es "todo lo contrario de la pintura del Greco", que aporta una técnica veneciana, emparentada con Tintoretto, que también "deshace, transforma, deforma y dibuja con el color".

"Es un pintor único, con una imagen tan potente que cualquiera que ve un Greco o una obra del taller del Greco enseguida lo identifica porque es diferente a todo lo demás contemporáneo o incluso posterior", ha resaltado el restaurador.

Lo que ha visto Rafael Alonso a lo largo de todos estos años trabajando sus cuadros es que el Greco utilizó el mejor material que había en su época para volcar ahí "una técnica tan magistral de transparencias, de color vibrante, que se ha mantenido intacta, no ha oscurecido y, si cabe, casi tiene más luz".

Los dos primeros grecos que este experto restauró fueron 'La Trinidad' del Museo del Prado y el 'San Sebastián' de la Catedral de Palencia, y de los 90 en los que ha trabajado más de 50 están en la ciudad de Toledo, de ellos 18 en el Museo del Greco, 16 en la Catedral y una decena en el Museo de Santa Cruz.

"Tenemos la suerte de tener en Toledo las tres obras maestras que pueden representar la evolución del Greco", ha resaltado, que son 'El Expolio' de la Catedral Primada (lo hizo al llegar a España), 'El entierro del señor de Orgaz' de la Iglesia de Santo Tomé (en su madurez) y la Inmaculada Oballe del Museo de Santa Cruz (su "obra maestra final").

Porque Toledo sigue manteniendo una parte muy importante de la obra que el griego pintó hace más de cuatro siglos: está en el Museo del Greco, en la Catedral, en el Museo de Santa Cruz, en la iglesia de Santo Tomé, en el Hospital Tavera o en el convento de Santo Domingo el Antiguo.

Con todas las restauraciones del Greco se ha formado un archivo muy completo (pigmentos, radiografías, documentación) que hacen que el Museo del Prado sea "una referencia" para estudiar al pintor desde una perspectiva técnica.

Rafael Alonso tiene 77 años y estuvo trabajando hasta los 70 años en el Museo del Prado, y aunque ya está jubilado es un "apasionado" de su profesión y ha colaborado con Patrimonio Nacional en las Colecciones Reales y, actualmente, con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Si tuviera que elegir un cuadro del Greco cita 'El Expolio', 'La Trinidad', el 'San Sebastián' de Palencia, el 'San Ildefonso' de Illescas (Toledo) y, por supuesto, la 'Inmaculada Concepción' de la capilla Oballe, en el Museo de Santa Cruz; "para mí es el canto del cisne, lo más de la técnica y la libertad. Es el último cuadro y es la despedida triunfal del Greco", subraya. EFE

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