Valentí Gómez-Oliver traduce 100 de sus 1001 haikus a seis idiomas

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Barcelona, 5 abr (EFE).- El poeta, escritor y traductor Valentí Gómez-Oliver se ha pasado los últimos 30 años de su vida escribiendo 1001 haikus, entre los que ahora ha seleccionado y traducido cien de ellos a seis idiomas, compilados en '100 haikus' (Lapislàtzuli Editorial).

En palabras de Jon López, editor del poemario, los haikus de Gómez-Oliver (Barcelona, 1947) "salen de naturaleza para entrar en reflexiones contemporáneas", abandonando así los preceptos más clásicos del haiku japonés, los de describir en tres breves versos un acontecimiento de la tierra, para adentrarse en el mundo moderno.

De este modo, en el libro se encuentran cavilaciones sobre el egoísmo, la cultura, la música, el cielo, el coronavirus, Salvador Puig Antich, Jorge Luis Borges, un inmigrante, un dictador, la filosofía, María Zambrano, la utopía, la física cuántica, Barcelona o Messi.

En un principio, todos los haikus fueron escritos en catalán y castellano, junto a una pequeña ilustración, cuestión que de hecho explica la composición material del libro: en las páginas izquierdas van los poemas traducidos también al inglés, francés, alemán, italiano y japonés; mientras que en las derechas se conserva una reproducción original de las libretas del poeta.

Al ser esta una obra "hercúlea", tal y como la define López, el rastro físico que deja también lo es: catorce libretas con los 1001 haikus escritos a lo largo de tres décadas, lo que significa que la pretensión inicial de Gómez-Oliver, la de escribir una suerte de 'Libro de los mil proverbios' de Ramon Llull, pero a la oriental (de ahí el 1001, por las noches), se ha cumplido.

En cuanto a las dificultades en la traducción, el poeta asegura que tanto la inglesa como la alemana "han alternado alguna cosa, pero de manera brillante"; mientras que la francesa, debido a la cercanía del idioma con el catalán, es la que mejor ha conservado la rima.

La traducción al italiano, dado que Gómez-Oliver estudió en Roma y que dos de sus hijos viven en la capital de Italia, fue como un juego: cada fin de semana hacían una videollamada y traducían uno de los haikus, lo que ha supuesto cien domingos de traducciones en familia.

Tanto poeta como editor coinciden en la dificultad de conseguir buenos traductores para un poemario en cualquiera de las lenguas anteriores, pero subrayan con mayor ímpetu que vieron casi imposible encontrar a alguien que pasara los versos al japonés.

La incertidumbre terminó al dar con Yoshiko Tazawa, viuda del galardonado con la Creu de Sant Jordi Ko Tazawa y experta en todo lo referente al haiku en Cataluña, quien, con su trabajo, ha reabierto "la puerta del poemario a Japón". EFE

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