A partir del 1 de enero de 2026 la zona euro contará con un nuevo Estado de la Unión Europea que adoptará dentro de sus fronteras el uso de la moneda común. En este caso, Bulgaria será el país número 21 en ingresar a la eurozona, tras su incorporación a la UE el 1 de enero de 2007 con su moneda local, el lev, incluida desde el 10 de julio de 2020 en el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio II.
Para poder implementar la moneda comunitaria, el país búlgaro ha tenido que cumplir con los criterios oficiales de convergencia económica para su ingreso en la eurozona. Se adhesión se aprobó de manera formal el 8 de julio, confirmando un tipo de cambio para el lev saliente de 1,95583 por euro, lo que minimiza cualquier volatilidad cambiaria indebida tras la adopción.
Las encuestas europeas muestran que el 71% de la población de los países de la zona euro percibe la moneda única como beneficiosa para su país, mientras que el 79% la valora positivamente para la Unión Europea. Este respaldo ha aumentado de manera sostenida respecto a los registros de 2007.
Aunque Bulgaria ha cumplido los criterios oficiales de convergencia -que requieren una tasa de inflación anual inferior al 2,8 % o hasta 1,5 puntos porcentuales por encima de la media de los tres países de la zona euro con menor inflación-, los precios al productor han registrado un incremento en el último mes. Entre los 6,7 millones de habitantes persiste una percepción escéptica sobre el futuro tras la adopción del euro, con una proporción considerable que duda de que sus perspectivas económicas mejoren dentro de la zona euro. Los temores sobre un posible efecto inflacionario y la merma del poder adquisitivo continúan presentes en la sociedad búlgara.
Cuáles son los beneficios de usar el euro
Gracias a la adopción del euro, los ciudadanos pueden desplazarse entre países de la zona sin comisiones por cambio de divisa y comparar precios con facilidad. Además, la moneda común facilita residir, trabajar, estudiar o jubilarse en cualquier país que la utilice. Desde su implantación hace 25 años, la estabilidad de precios ha favorecido la inversión y el crecimiento económico. El euro ocupa el segundo lugar mundial en operaciones de préstamo y financiación, y la zona euro constituye una de las economías más grandes y robustas.
Para sumarse a la zona del euro, los países deben cumplir criterios de estabilidad de precios, finanzas públicas saneadas, tipos de interés estables a largo plazo y un tipo de cambio estable. Solo Dinamarca cuenta con una cláusula de exclusión voluntaria. La adhesión exige fijar permanentemente el tipo de cambio respecto al euro y transferir la política monetaria al Banco Central Europeo, además de participar en la gestión de crisis junto al resto de miembros, incluido el apoyo financiero si resulta necesario.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de informar a la ciudadanía sobre los cambios derivados de la adopción del euro. Cada año deben presentar sus planes presupuestarios a la Comisión Europea para su evaluación; el incumplimiento en materia de finanzas públicas puede acarrear sanciones.
El proceso para aprobar la entrada de un país en la zona euro implica la evaluación conjunta del Banco Central Europeo y la Comisión Europea sobre el grado de preparación del candidato, con consulta preceptiva al Parlamento Europeo. En el caso de Bulgaria, la comisión parlamentaria de Asuntos Económicos y Monetarios emitió un informe favorable en junio, respaldado por el Parlamento el 8 de julio. El mismo día, el Consejo adoptó la decisión definitiva, teniendo en cuenta la posición parlamentaria.