El último golpe para el expríncipe Andrés antes de acabar el año: debe entregar su licencia de armas

El hermano del rey Carlos III se encuentra en el centro de los focos tras su vinculación con el caso Epstein, lo que le ha llevado a perder varios privilegios, entre ellos, su título de príncipe

El expríncipe Andrés en una imagen de archivo (Graham Hunt/ProSports/Shutterstock)

La caída a los infiernos de Andrés Mountbatten-Windsor tras su vinculación con el caso Epstein, le ha llevado a perder numerosos privilegios que han marcado el abrupto final de su rol institucional. Ahora, el medio alemán Bunté ha sacado a la luz que se le ha retirado su licencia para poseer y utilizar armas de fuego, una medida adoptada tras una intervención directa de la Policía Metropolitana en una de sus residencias vinculadas a Windsor.

El miembro más polémico de la familia real británica llevaba un tiempo apartado de la vida pública debido a sus polémicas y acusaciones que pesan contra él. Sin embargo, todo cambió de manera drástica el pasado mes de octubre, cuando renunció a sus títulos reales y defendió su inocencia ante los distintos escándalos sexuales y económicos que se le adjudican. Ahora, hace frente a un nuevo varapalo.

Quién es quién en la casa real británica: del rey Carlos, el más tardío de la historia, al polémico príncipe Andrés.

Según el ya citado medio, los agentes especializados en licencias de armas se presentaron en la Logia Real para solicitarle la entrega voluntaria de sus documentos y armamento. A partir de ese momento, el royal británico quedó imposibilitado de utilizar o transportar armas por cuenta propia. En caso de que en el futuro participe en actividades de caza, solo podrá hacerlo bajo la supervisión estricta de otro titular de licencia, una condición habitual cuando se retira este tipo de permisos en el Reino Unido.

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Las grandes pérdidas del expríncipe Andrés

La Policía Metropolitana confirmó el procedimiento en declaraciones al diario británico Telegraph. “El miércoles 19 de noviembre, oficiales del departamento de licencias de armas de fuego visitaron una dirección en Windsor para solicitar a un hombre de unos sesenta años que entregara voluntariamente sus armas de fuego y licencias de caza”, explicó un portavoz. La autoridad evitó dar mayores precisiones sobre la identidad del afectado, aunque el contexto y la información posterior despejaron cualquier duda.

En Gran Bretaña, el sistema de control de armas establece que cualquier persona autorizada a poseer armas debe ser considerada fiable y no representar un riesgo en todo momento. Ante la mínima sospecha, las fuerzas de seguridad pueden revisar, suspender o revocar los permisos, incluso sin que exista una causa penal abierta o una condena judicial. Desde el punto de vista legal, la medida aplicada a Andrés Mountbatten-Windsor se encuadra dentro de estos procedimientos ordinarios.

El expríncipe Andrés de Gran Bretaña en una imagen de archivo (Steve Parsons/Pool Photo via AP, archivo)

Sin embargo, el trasfondo del caso remite a uno de los escándalos más graves que han afectado a la monarquía británica en las últimas décadas. El nombre del príncipe Andrés quedó inevitablemente asociado a la figura del financiero estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por delitos sexuales y acusado de abusos contra menores de edad. Epstein mantenía una extensa red de contactos con personas influyentes de distintos ámbitos, entre ellos políticos, empresarios y miembros de la realeza. La relación entre ambos fue documentada a través de fotografías, testimonios y apariciones públicas que generaron un fuerte impacto mediático.

Las dudas sobre la verdadera naturaleza de ese vínculo se intensificaron cuando la estadounidense Virginia Giuffre denunció que había sido abusada sexualmente por el expríncipe cuando aún era adolescente, una acusación que Andrés siempre negó de manera categórica. A pesar de no haber reconocimiento de culpabilidad, el caso derivó en un acuerdo extrajudicial y tuvo consecuencias inmediatas para su posición dentro de la familia real.

Como resultado de la polémica, Andrés Mountbatten-Windsor perdió sus títulos militares honoríficos, fue despojado de sus patronazgos reales y se retiró completamente de la vida pública. El hombre que durante años fue presentado como héroe de guerra y representante de la Corona en misiones oficiales, pasó a vivir una existencia marcada por el aislamiento. Aunque conserva estabilidad económica y residencia en propiedades reales, su influencia política y social quedó prácticamente anulada. En este contexto, la retirada de la licencia de armas aparece como un nuevo símbolo de su caída en desgracia.

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