Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, asegura que los niños pequeños no son capaces de manipular: “La realidad es que experimentan miedo cuando se tienen que separar de sus padres”

A diferencia de lo que se pueda creer, los niños no son capaces de crear procesos cognitivos complejos hasta llegados los 9 o 10 años de edad

Una madre hablando con su hijo pequeño (Freepik)

Una de las situaciones más comunes en la educación de los niños es el momento en que piden a sus padres que se queden con ellos hasta que se duerman. Lejos de interpretar esta conducta como un capricho o una manipulación, Álvaro Bilbao, neuropsicólogo defiende que se trata de una necesidad emocional y evolutiva.

“Esto es lo que hago si mis hijos me piden que me quede con ellos hasta que se queden dormidos. Me quedo, siempre me quedo”, comienza diciendo Bilbao en el vídeo. Su mensaje rompe con la idea tradicional de que los niños deben aprender a dormir solos desde muy pequeños. Para el neuropsicólogo, la clave está en comprender qué hay detrás de esa petición de compañía nocturna.

“Su cerebro no puede hacer esos procesos”

Madre e hijo durmiendo - VisualesIA

El especialista explica que los niños pequeños no buscan manipular a sus padres cuando piden que se queden con ellos. “Te puedo asegurar que no lo hacen para manipularme. El cerebro de un niño no puede hacer ese tipo de procesos cognitivos hasta que tiene nueve o diez años de edad”, afirma. Con esta aclaración, el experto desmonta uno de los mitos más extendidos en la educación infantil: el de que la necesidad de cercanía es una estrategia deliberada para conseguir atención o evitar dormir.

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Además, señala que esta conducta no está relacionada con una supuesta falta de disciplina o con un exceso de mimos. “Tampoco porque sean malcriados o ñoños. Prácticamente todos los niños piden estar con sus padres a la hora de acostar”, añade. Según Bilbao, la explicación está en la angustia por separación, una reacción emocional completamente normal en las primeras etapas del desarrollo.

“La realidad es que los niños pequeños experimentan miedo cuando se tienen que separar de sus padres, aunque sea, o especialmente, a la hora de dormir. Se llama angustia por separación”, comenta el especialista. Este fenómeno se produce porque, durante la noche, los niños perciben la distancia física como una amenaza a su seguridad. En palabras del experto, “lo piden porque estar a nuestro lado les da la seguridad que necesitan para dormir”.

Tu presencia es su seguridad y confianza

(Imagen Ilustrativa Infobae)

Álvaro Bilbao subraya que acompañar a los hijos en ese momento no solo no genera dependencia, sino que favorece un descanso más reparador. “Se quedan dormidos antes. Duermen más tranquilos”, concluye. Desde su punto de vista, la presencia serena de los padres transmite calma y confianza, dos ingredientes esenciales para que el cerebro infantil asocie el sueño con una experiencia positiva.

El vídeo finaliza con una invitación a seguir aprendiendo sobre el tema: “Puedes escribir la palabra ‘sueño’ y te cuento cómo puedes ayudarles a sentirse tan seguros por la noche como cuando tú estás a su lado”. Así, Bilbao anima a las familias a profundizar en estrategias respetuosas que fomenten el bienestar emocional de los más pequeños.

La inmediatez y la exigencia de independencia se imponen desde edades tempranas y la propuesta del neuropsicólogo invita a replantear el acompañamiento nocturno como un acto de cuidado, no de debilidad. El sueño infantil no solo depende de la rutina, sino también del vínculo y la seguridad emocional.

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