Las fiestas organizadas por adolescentes en ausencia de sus padres pueden parecer inofensivas, pero a veces terminan en incidentes graves, como le pasó a una adolescente en Saverdun (sur de Francia), donde una reunión de amigos derivó en el robo de las armas de su propio padre, que se encontraban guardadas en la casa.
Aprovechando la libertad que ofrece un hogar sin supervisión adulta, los jóvenes suelen invitar a amigos, experimentar y desafiar límites; en este caso, la curiosidad y la imprudencia dieron lugar a un delito que llevó a un juicio en el tribunal de Foix.
“Como niños con juguetes”
El 30 de junio de 2024, la joven anfitriona aprovechó que sus padres no estaban en casa para invitar a varios amigos. Durante la noche, mostró con orgullo las armas de su padre cazador, guardadas en un bolso y un maletín. “Eran como niños con juguetes”, relató la adolescente al medio francés La Déspêche, describiendo el ambiente de la reunión.
Sin embargo, al amanecer, tanto la escopeta como el rifle con mira telescópica habían desaparecido. Marie-France Baquero, abogada de la familia afectada, lamentó ante el tribunal la rapidez con la que se esfumaron las armas.
“Hay indicios de que hubo contacto durante la noche. Las armas desaparecieron rápidamente y nunca fueron encontradas”, explicó la letrada. El padre buscó las armas por los bosques cercanos al domicilio, pero sin éxito.
El principal sospechoso
La investigación se centró en Scott (nombre ficticio para proteger su identidad), un joven de 19 años empleado en una empresa de reciclaje de chatarra, quien compareció ante el tribunal de Foix el 16 de septiembre como principal sospechoso del robo en grupo.
Acompañado de un amigo con antecedentes por robo de consola de videojuegos, Scott abandonó la fiesta a pie poco después de las cinco de la mañana, tras quedarse solo en la casa mientras los demás dormían.
Búsquedas que llaman la atención
El análisis del teléfono de Scott relevó búsquedas que llamaron la atención de los investigadores: a las 3:51, “Rifle de 22 mm”; a las 4:20, “Arma de francotirador 220”; a las 17:36, “Me robaron en una fiesta, ¿qué hago?”; y a las 17:54, “¿Denunciar el robo de un arma de caza si no está en una caja fuerte?”
El valor estimado del arsenal robado podría situarse entre 1.100 y 4.000 euros, considerando que la escopeta de caza podría costar entre 500 y 2.500 euros, y el rifle con mira telescópica entre 600 y 1.500 euros, sin contar el maletín o el bolso donde se encontraban.
La defensa, encabezada por Emeline Andrieu, argumentó que estas consultas no constituyen prueba de culpabilidad. “Las búsquedas pueden indicar que son curiosos, pero no culpables”, sostuvo el abogado.
“Ya no lo recuerdo. Pero no me siento capaz de hacerlo. A menudo les prestaba el teléfono a mis compañeros”, añadió Scott ante el tribunal.
Sentencia
El fiscal, irritado por las contradicciones y la supuesta ruptura de vínculos con su “mala empresa” que el acusado aseguró, solicitó seis meses de prisión condicional. Finalmente, la sentencia fue de cuatro meses de prisión con periodo de prueba completo y una multa de 1.200 euros como indemnización por los daños y perjuicios.