En las últimas décadas, el fenómeno de la okupación ilegal de propiedades ha crecido de forma alarmante, especialmente en áreas donde las viviendas están vacías durante largos periodos de tiempo, como las segundas residencias. Sin embargo, ha surgido una nueva modalidad que está preocupando tanto a propietarios como a las autoridades: los okupantes ilegales que se instalan en lugares que, en principio, parecen inaccesibles o inhabitable, como sótanos y otras zonas comunes de los condominios.
Este fenómeno está tomando fuerza especialmente en ciudades de Estados Unidos, donde se han reportado múltiples casos en los que personas se adueñan de espacios no destinados a ser habitados, transformándolos en verdaderos hogares improvisados.
Uno de los casos más recientes y sorprendentes de esta tendencia se registró en Portland, Oregón. El suceso, que fue cubierto por el New York Post, comenzó cuando un vecino de un condominio se percató de ruidos extraños provenientes del sótano. Este no era un sótano común, sino una zona completamente inhabitable.
El espacio estaba cerrado, sin acceso directo, y no se encontraba en condiciones de ser utilizado como vivienda. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, el vecino alertó a las autoridades tras notar algo aún más extraño: luces provenientes de ese lugar. La combinación de sonidos inexplicables y la presencia de luz encendió las alarmas.
Cuando la policía llegó para investigar la situación, se sorprendió al descubrir que alguien había logrado acceder al sótano y lo había transformado en un refugio personal. Tras forzar una entrada, los oficiales encontraron a un hombre de 40 años viviendo en condiciones bastante precarias pero notoriamente adaptadas a sus necesidades.
Conexión eléctrica ilegal y metanfetamina
Había amueblado el lugar con muebles básicos y había instalado una conexión eléctrica ilegal para poder tener iluminación, así como para conectar una consola de videojuegos. No solo había hecho uso de este espacio sin permiso, sino que había modificado las instalaciones del inmueble, un delito por sí mismo.
El okupa había logrado vivir allí durante un tiempo considerable, sin que los vecinos o el propietario se dieran cuenta. Sin embargo, las autoridades pronto descubrieron que el hombre no solo estaba allí de forma ilegal, sino que también se encontraba en posesión de metanfetamina, lo que aumentó aún más la gravedad de la situación. Fue arrestado y llevado bajo custodia mientras se investigaba más sobre cómo logró establecerse en un lugar tan inusual y qué otros detalles podrían implicar delitos adicionales.
Este tipo de okupación ilegal no solo plantea problemas legales, sino también cuestiones de seguridad. Las conexiones eléctricas improvisadas, además de ser peligrosas, pueden ocasionar incendios o cortocircuitos que afecten la seguridad de todo el edificio. En este caso, la intervención temprana de un vecino pudo haber evitado una tragedia. Las autoridades también señalaron que, en muchos de estos casos, los okupas suelen modificar las propiedades de formas que, a largo plazo, podrían ser costosas de reparar.
El caso de Portland es solo uno de los muchos incidentes similares que se han registrado en Estados Unidos. Con la creciente demanda de viviendas y la falta de opciones accesibles para muchas personas, la okupación ilegal de propiedades se ha convertido en un problema serio en varias ciudades, especialmente aquellas con una alta tasa de propiedades vacías.