Este domingo 1 de junio se cumplen 19 años desde que Rocío Jurado nos dejó para siempre. Fue en la madrugada de 2006, a las 5:15, cuando el doctor Alejandro Domingo certificó su fallecimiento tras una dura batalla contra un cáncer de páncreas que le fue diagnosticado a finales de 2004. La noticia conmocionó a un país entero que la había consagrado como una de sus voces más grandes. Nada pudo hacerse, ni siquiera los tratamientos experimentales a los que se sometió en Houston, donde viajó varias veces en busca de una esperanza que, por desgracia, nunca llegó.
Como si el destino ya presintiera su adiós, en diciembre de 2005, Televisión Española le rindió un emotivo homenaje bajo el nombre Rocío, siempre, un espectáculo que terminó convirtiéndose en su despedida oficial de los escenarios. En él, cantó sola y junto a figuras como Raphael, Rosario Flores, Chayanne o David Bisbal, dejando constancia de su grandeza artística hasta el último momento.
La conocida como La más grande tuvo que hacer frente en los últimos meses a sus peores presagios: cirugías, ingresos hospitalarios y un diagnóstico de insuficiencia hepática anticiparon el desenlace. Su pérdida dejó un enorme vacío no solo en la música, sino también en el seno de una familia que, desde entonces, ha atravesado todo tipo de conflictos y distanciamientos.
Una familia fragmentada
En los primeros días tras su muerte, sus seres queridos se mostraron unidos en el dolor. Sin embargo, con el tiempo, las fisuras comenzaron a hacerse irreparables. José Ortega Cano, su viudo, ha sido uno de los más mediáticos. Su vida dio un giro dramático en 2014 cuando fue condenado a prisión por un accidente que terminó con la vida de Carlos Parra Castillo mientras conducía bajo los efectos del alcohol de camino a su finca en Castiblanco de los Arroyos. Durante esa etapa, afianzó su relación con Ana María Aldón, madre de su hijo pequeño, José María, aunque ambos decidieron poner punto y final hace un par de años a su matrimonio.
Por su parte, Rocío Carrasco, la única hija biológica de Jurado, fruto de su relación con el boxeador Pedro Carrasco, decidió alejarse completamente del resto de la familia. Su docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva desató un terremoto mediático al revelar detalles íntimos y traumáticos de su vida, que causaron que rompiera definitivamente con sus tíos y hermanos adoptivos.
Entre estos últimos se encuentran Gloria Camila y José Fernando, hijos adoptivos del matrimonio entre Rocío Jurado y Ortega Cano. Gloria ha hecho carrera en televisión, mientras que José Fernando vive desde hace años en un centro psiquiátrico en Ciempozuelos, apartado de los focos. A pesar de las tensiones, Gloria ha intentado mantener cierto vínculo con los Mohedano y con sus sobrinos Rocío Flores y David, hijos de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, quienes terminaron criándose con su padre y la entonces pareja de este, Olga Moreno.
Un nombre que nunca se apaga
Rocío Jurado nació en Chipiona, Cádiz, y desde joven mostró un talento excepcional que la llevó desde los tablaos flamencos de Madrid hasta los escenarios internacionales. Fue también actriz en varias ocasiones, destacando su papel protagonista en La Lola se va a los puertos. Sin embargo, la música fue su gran pasión, con discos como Paloma brava, Punto de partida o Como una ola, que siguen siendo referencia.
Tras su muerte, su hermano Amador Mohedano luchó por mantener viva su memoria. Así, en junio de 2022, vio finalmente la luz el Centro de Interpretación Rocío Jurado en Chipiona, un museo que repasa su vida y obra. La apertura, sin embargo, no estuvo exenta de polémicas familiares que retrasaron el proyecto durante más de una década. Hoy, a casi dos décadas de su marcha, la figura de Rocío Jurado sigue viva. Su música resiste el paso del tiempo, su voz sigue emocionando, y su historia, marcada por el éxito, el dolor y la lucha, continúa siendo recordada con admiración y nostalgia.