Barcelona y Nápoles, descosidos por dentro y desinhibidos por fuera: “¿No os da vergüenza?”

Los vigentes campeones de sus respectivas ligas atraviesan convulsas situaciones deportivas e institucionales. Los italianos cambian de entrenador a 48 horas del partido y De Jong explota ante la prensa antes de jugar la ida de octavos de Champions. La calidad individual les convierte en equipos imprevisibles

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 Xavi Hernández durante un partido amistoso internacional entre Barcelona y América (EFE).
Xavi Hernández durante un partido amistoso internacional entre Barcelona y América (EFE).

No hay que ser muy perspicaz para llegar a la conclusión de que el Barcelona en general y Xavi Hernández en particular están sobrepasados por la situación. Lo parece en cada partido, tanto al técnico como a sus ayudantes, empezando por su hermano, siempre haciendo acrobacias al límite del reglamente, siempre dando motivo al árbitro correspondiente para que le mande a la caseta antes de tiempo. Ya suma tres expulsiones desde su llegada a Can Barça. Una por temporada. En la 2021/2022 contra el Atlético; 2022/2023 ante el Mallorca y este año ante el Barbastro en Copa del Rey.

Siendo está última motivo de un castigo mayor: dos partidos de suspensión y una multa de 600 euros por sus “protestas exaltadas”, según recoge el acta arbitral de dicho encuentro. La tensión se traspasa de la banda al terreno de juego, donde los jugadores tampoco dan con la tecla -por más que Xavi y el Big Data se empeñen- para dar la razón a su técnico de que anunciar su marcha del club “les ha beneficiado”. Los diez puntos de los últimos doce posibles son directamente proporcional al sufrimiento experimentado para conseguirlos. Porque el Barcelona no transmite pulso, sobrevive a los partidos aferrado al talento de un chico de 16 años, Lamine Yamal. Otros como De Jong hablan fuera del campo.

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De Jong, Xavi y Laporta entran en combustión

En el Diego Armando Maradona, en el estadio donde marcó su único gol en Europa hace dos años, hizo catarsis y arremetió contra la prensa: “Últimamente estoy un poco cabreado por lo que escribe la prensa en general, salen cosas que no son verdad. Decís cosas que no son verdad, son mentira, no sé como no os da un poco de vergüenza. Me estoy irritando un poco con todo lo que se está publicando sobre mi contrato, mi situación y mi futuro. Se habla mucho de mi contrato de mi salario, es todo mentira y humo, no diré lo que cobro, pero está muy lejos de lo que se está publicando. Se inventan una historia que no es verdad. Yo estoy muy feliz en el Barça, es el club de mis sueños. Espero poder estar muchos años más”, embistió.

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El Barcelona es un equipo con muchos problemas y muy pocas soluciones, que empalma meses de resultados sacados a duras penas, partidos ganados in extremis y algunas derrotas esperpénticas. Y detrás de cada partido la posterior justificación de Xavi, que si el sol, el césped, el Big Data... Ya saben. Laporta tampoco ayuda. Montó un mercadeo de amigos representantes con Deco a la cabeza cuyo principio rector es ir tirando aunque el “modelo este agotado”, según el director deportivo portugués. Mucho ruido, poca acción y menos dinero.

Nápoles, un reflejo del Barcelona

Porque igual de importante -o más- que supone ganar al Nápoles para mantener opciones de título, lo es también para no perforar las arcas económicas del club, que presupuestó alcanzar los cuartos de final de la Champions League. Como ya sucediera en las últimas dos temporadas, donde no lo consiguió y encajó un roto que agujereó las previsiones, el daño económico alcanzaría los 25 millones de euros. En juego también está el billete en el nuevo Mundial de Clubes que supondrá un buen pellizco para los clubes participantes. Aunque si el Barcelona es un volcán en constante erupción, su rival de este miércoles en Champions -primera eliminatoria del torneo que juegan en tres años- no se queda atrás.

El Nápoles es un club complejo y condenado a la lógica de un diván que se tambalea encima de un volcán, el Vesubio. A 48 horas del partido, el club italiano decidió prescindir de los servicios de Walter Mazzarri -segundo entrenador en lo que va de curso- y contratar a Francesco Calzona, que debutará en el partido del miércoles en los octavos de final de Champions con el Barça. Es complicado de entender. Como lo es que ambos equipos se pueden hacer daño. A ningún aficionado le extrañaría que el Barcelona eliminase al Nápoles, tampoco que sucediera lo contrario. Porque ambos equipos tienen individualidades de calidad como para desnivelar un partido. Osimhen, Kvaratskhelia, Lewandowski, Lamine... Descosidos por dentro, pero con jugadores que les convierten en imprevisibles. Dos equipos diferentes, pero iguales.

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