World Solar Challenge o los autos locos del nuevo milenio. Es una carrera excéntrica y divertida que emula las referencias del histórico dibujo animado. En Australia una ruta une Darwin con Adelaida: son poco más de tres mil kilómetros de asfalto que se convierten en un circuito cuando 41 equipos de 21 países participan de una competición que no premia velocidad ni resistencia. Los vehículos son propulsados solo con luz solar y su rendimiento se mide en eficiencia energética.
En el abrasador desierto australiano, los rayos solares están garantizados. La carrera contempla tres categorías: la clase Challenger premia al que llega primero y es la división más popular de la competición; la clase Cruiser valora la practicidad de los vehículos y la clase Adventure habilitada para realizar paradas en el inhóspito Outback local dispone de más tiempo para alcanzar la meta.
El equipo ganador fue el equipo favorito y líder histórico de la World Solar Challenge: el conjunto holandés Nuon Solar Team -con su Nuna9- ganó todas las carreras celebradas desde 2001, menos en 2009 y 2011 cuando fueron superados por los japoneses de la Universidad de Tokai. El vehículo campeón, creación de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Delft, completó el trazado en 37 horas y diez minutos, con un promedio de velocidad estimada en 81 kilómetros por hora.
Se cumplen tres décadas de historia de esta exótica competición, que viró del mar al continente cuando el aventurero danés Hans Tholstrup navegó la circunferencia del país en un barco propulsado por energía eléctrica, sin colaboración de los tradicionales motores de combustión. La primera edición se celebró en 1987 y desde 1999 se realiza cada año impar.
El propósito principal, más allá de la vocación competitiva, es promocionar y fomentar el uso de la energía solar, en el marco de un planeta amenazado por el cambio climático. El trasfondo del World Solar Challenge obedece a una lógica más conceptual y comprometida a demostrar tecnologías superadoras de energías alternativas.
Los vehículos solares no respetan las líneas históricas de los autos tradicionales. Suelen disponer de grandes superficies donde instalar células fotovoltaicas: mayor exposición, mayor capacidad de gestión de energía. Sacrifican elegancia y diseño escultural en procura de eficiencia y aerodinámica, dos principios fundamentales para cada modelo. Los participantes son, en su mayoría, estudiantes de diversas universidades del mundo solventadas o patrocinadas por compañías de la industria energética, automotriz y tecnológica.
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