A pesar de un retraso de 15 puntos frente a la inflación, el consumo de carne no se recupera

Un mercado interno sobreofertado y el poder adquisitivo afectado por la inflación mantienen los valores de la carne por debajo del índice general de precios este año. Estiman que el ajuste se puede dar para las fiestas o a principios del año que viene

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Sigue en niveles bajos el consumo de carne vacuna. (EFE/EPA/VICKIE FLORES)

Los precios de la carne vacuna siguen corriendo de atrás a la inflación y a medida que pasan los meses se va agudizando su retraso. Según un informe del Mercado Ganadero Rosgan, la suba interanual de los valores de la carne aumentó 67,8%, mientras que el Índice Precios al Consumidor (IPC), medido por el INDEC, arrojó un incremento general en los últimos 12 meses del 82,9%, lo que marca un atraso de 15,1 puntos porcentuales.

Este fenómeno de estancamiento en los precios de la carne vacuna empezó a profundizarse hace cuatro meses en base a “una combinación de demanda interna agotada y un elevado nivel de oferta”, lo que produjo que en dicho período los valores de producto acumularan “caídas de más del 18% en términos reales”.

Pero acompañado a este pronunciado retraso en los precios también se da un estancamiento en el consumo de la carne vacuna, volcándose a alternativas más económicas como lo son la carne de pollo y de cerdo, a pesar de que las mismas subieron proporcionalmente muy por encima de la proteína bovina (76,7% y 88,6% interanual, respectivamente). Esto sucede porque, en primer lugar, la carne bovina, a pesar del retraso respecto a la inflación, es históricamente más costosa que las de pollo y cerdo, pero también porque los cortes vacunos más baratos fueron los que más se encarecieron.

“En los últimos 12 meses, los cortes más económicos duplicaron su valor, exhibiendo aumentos cercanos al 110% interanual mientras que los cortes más caros aumentaron muy por debajo de la inflación, registrando incrementos inferiores al 40% interanual”

“La variación de precios entre los diferentes cortes de carne vacuna, desde los más económicos como la falda o el osobuco, hasta los de mayor valor comercial como puede ser un lomo o un peceto, vemos que, en los últimos 12 meses, los cortes más económicos duplicaron su valor, exhibiendo aumentos cercanos al 110% interanual mientras que los cortes más caros aumentaron muy por debajo de la inflación, registrando incrementos inferiores al 40% interanual”, señaló el informe.

“Esto se traduce en que, sectores de menor poder adquisitivo, son los que actualmente están sufriendo el mayor impacto en la suba de precios y son justamente los más elásticos o flexibles al consumo, ya sea cambiando de producto o reduciendo la ingesta total de alimento”, agregó. Además, se resaltó que hoy el consumo de carne vacuna se encuentra desde hace un año prácticamente estancado en un promedio de 48 kilos anuales por habitante, desde los 55 a 60 kilos que supo absorber el mercado doméstico hasta 2019.

El consumo de carne vacuna se mantiene en 48 kilos por habitante por año

En este sentido, vale recordar que el ingreso medio de un trabajador ocupado en Argentina hasta el primer trimestre de este año se ubicaba en $62.588 mensuales, al mismo tiempo que el valor promedio de un kilo de carne vacuna se situaba en $915 por lo cual se podría inferir que la capacidad de compra de un ingreso medio era de 68 kilos de carne vacuna por mes. “Bajo el mismo cálculo, el poder de compra de ese ingreso medio en 2019 permitía adquirir 95 kilos de carne vacuna por mes, es decir que, en los últimos 3 años el consumidor de carne vacuna perdió casi un tercio en su poder de compra”, indicó el informe.

Recuperación

Este singular panorama que afecta al mercado cárnico, que es una conjunción de consumo deprimido, poder adquisitivo desgastado y alta oferta de mercadería, hacen prever que el salto en los precios que suele darse a fin de año por una cuestión estacional no será de una envergadura tal que permita al producto recuperar el terreno perdido en cuanto a precios frente a la inflación.

“El ajuste que debería hacer el precio de la carne para recuperar lo perdido en los últimos cuatro meses, resulta ciertamente difícil de plasmar en este contexto”, advirtió el trabajo, teniendo no solo en cuenta la realidad socio-económica del país, sino también el nivel de faena elevado, con mucha hacienda que ha estado saliendo de los campos a causa de la seca y con feedlots que a pesar de los bajos márgenes mantienen un nivel de ocupación superior al que podría esperarse para esta época del año”.

A todo este combo, “se suma un mercado exportador muy debilitado, no tanto en volumen sino en precio, que también resta tracción, especialmente en lo que respecta a cortes de mayor valor comercial que, al no poder ser valorizados en el mercado europeo, terminan volcándose a segmentos domésticos de alto poder adquisitivo achicando la brecha contra los cortes de menor valor. En definitiva, vemos un fin de año donde muy probablemente estas correcciones de precio tiendan a morigerarse, extendiéndose hacia los primeros meses del próximo año, a medida que la hacienda comience a escasear, siempre y cuando el clima permita reactivar un normal desarrollo de las invernadas a campo”, concluyó el trabajo.

Aseguran que la adecuación o “recuperación” de los precios de la carne vacuna, podría registrarse sobre las fiestas de fin de año. (NA)

Por su parte, el especialista y consultor ganadero, Victor Tonelli, consideró que esta adecuación o “recuperación” de los precios de la carne vacuna podría registrarse sobre las fiestas de fin de año, pero que no podrá recuperar el terreno perdido frente a la inflación. “El único factor que demora esa recuperación de precios, que no creo que llegue a acompañar la inflación ya que no hay capacidad de compra, es que por la sequía está habiendo una oferta de animales muy importante. Creo que la recuperación se va a dar para la época de las fiestas. Eso es lo más probable. A lo mejor recupera la mitad de lo perdido, pero su totalidad no”, señaló el especialista en diálogo con Infobae.

Por último, explicó que “en los últimos cuatro meses, en coincidencia con el estancamiento de precios, hubo una oferta más que abundante de carne que superó la capacidad de un consumo que viene cayendo en el aspecto adquisitiva de manera astronómica por la inflación, sumado a las restricciones que el Gobierno impuso a las exportaciones que van forzosamente a un mercado interno que no lo puede consumir”.

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