Aunque el dólar se mantuvo estable y el Banco Central continuó acumulando reservas, como lo viene haciendo desde el primer día que Javier Milei asumió la presidencia, en los mercados también aparecieron señales de alarma. Las más claras fueron las caídas de todos los bonos dolarizados, con el consiguiente rebote del riesgo país, y un comportamiento algo más débil en las acciones argentinas que cotizan en Nueva York.
No se trata de un cambio abrupto en la tendencia positiva que venían mostrando los activos argentinos. Pero sí una primera señal amarilla, que estaría marcando una nueva mirada por parte de los inversores: ahora parecería que los crecientes ruidos políticos empiezan a filtrarse en la toma de decisiones, algo que no venía sucediendo desde el arranque de la actual administración.
Ni siquiera el derrumbe de la actividad y del consumo habían generado mayores preocupaciones entre los administradores de cartera, porque lo veían como un efecto temporal. Pero también empezaron a aparecer las dudas sobre el momento y la magnitud del rebote, que finalmente le daría mucha más espalda política al Presidente.
La caída de bonos en dólares, como sucedió con el AL 2035, superó el 2%, mientras que otros perdieron alrededor de 1%. La mayoría cotiza alrededor de los USD 40, una recuperación sustancial teniendo en cuenta que el año pasado se movieron en la zona que va de 20 a 25 dólares.
Pero más de estas señales tenues de debilidad, ayer fue una jornada de muchas consultas por parte de inversores extranjeros y también muchos encuentros por streaming de sociedades de Bolsa locales. Los inversores tomaron nota de la escalada de los conflictos que enfrenta Milei, de eso no hay ninguna duda.
Sin embargo, es el Presidente quien se muestra dispuesto a acelerar en cada oportunidad que se le presenta. En medio de la pelea con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, por el cobro de una deuda reteniendo fondos de la coparticipación, se sumó la decisión de sacarle a Axel Kicillof los fondos correspondientes al 1% de la coparticipación que le adjudicó por decreto Alberto Fernández, quitándole recursos a la ciudad de Buenos Aires.
En el medio, La Rioja anunció que se dispone a reestructurar un bono en dólares que ya había renegociado en 2021. Aunque se trata de un caso puntual, esta medida también despertará dudas respecto a las dificultades del propio Gobierno nacional para hacer frente a los futuros vencimientos evitando una nueva reestructuración.
Una nueva mirada surge por parte de los inversores: ahora parecería que los crecientes ruidos políticos empiezan a filtrarse en la toma de decisiones, algo que no venía sucediendo desde el arranque de la actual administración
En las primeras semanas de marzo llegarán a la Argentina varios “tours de inversores” que quieren ver más de cerca de qué se trata el fenómeno Milei y si realmente es el momento para empezar a incorporar activos argentinos o en algunos casos ampliar sus tenencias. Pero con tantos frentes políticos abiertos, no será fácil que se decidan tan rápido.
El contexto además es poco propicio para que el Gobierno pueda conseguir la aprobación de leyes en un Congreso en el que tiene una presencia muy minoritaria. Para colmo, la alianza con el PRO a la que el propio Milei hizo referencia ni bien llegó de su viaje de Israel y Roma luce lejana. Tanto que todos los gobernadores de Juntos por el Cambio, incluyendo al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, firmaron una carta en apoyo del mandatario chubutense y en contra del gobierno nacional.
Los mercados también venían envalentonados por el superávit fiscal alcanzado por el Gobierno en enero. Claro que ahora el temor es que no resulte tan fácil repetirlo en meses subsiguientes, teniendo en cuenta que el efecto de la “licuación” de jubilaciones y salarios públicos no es perdurable en el tiempo. Ahora el ajuste deberá pesar sobre la política y las provincias tienen un peso importante para alcanzar el objetivo. Por eso, los próximos datos de gasto y de resultado fiscal serán fundamentales para sostener los precios de los activos y además para mantener la tendencia bajista de la inflación y llegar lo antes posible a un dígito mensual.