Irina Moroni, de Fundación Capital: “En la Argentina el dólar es el único ‘producto’ que cuando el precio sube, la gente más lo quiere”

En una entrevista con Infobae la economista alertó sobre las “filtraciones” que genera la brecha cambiaria. El superávit comercial de USD 11.000 millones en 8 meses se redujo a USD 7.000 millones en el balance de divisas

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"Más allá del factor exógeno que es la pandemia, la economía argentina no cuenta con una hoja de ruta"
"Más allá del factor exógeno que es la pandemia, la economía argentina no cuenta con una hoja de ruta"

La economía navega en un mar de incertidumbre, y dudas sobre las causas, en particular en cuanto a la ponderación de sus orígenes; los desequilibrios que acumula el sector externo, las finanzas públicas y la regulación monetaria, por un lado, y la política, a través de la injerencia en el sistema judicial, la regulación de los mercados y nuevas actividades, y la creación de impuestos, por el otro.

Ese cuadro ha derivado, junto con la irrupción del COVID-19, en una depresión económica, aumento del desempleo, y consecuente de la pobreza que según el análisis de los economistas del FMI han generado mayores perjuicios que los que se proyectaban tres meses antes, en contraste con el resto del mundo, donde fue menor.

De ahí que la directora del FMI, Kristalina Georgieva, dijera en la Asamblea Anual del organismo pocos días después de haber concluido una visita presencial a la Argentina de una misión técnica: “Argentina enfrenta muy dramáticos desafíos, una profunda recesión y las condiciones sociales están empeorando”.

Irina Moroni, Economista Jefe de la Fundación Capital, destacó en una entrevista con Infobae la importancia de que el Gobierno logre un rápido acuerdo con el Fondo Monetario con un plan propio para restablecer la confianza. Estimó que recuperar el nivel de actividad de 2019 podría demorar cinco años.

- La economía atraviesa una crisis inédita, dominada por la irrupción de la pandemia de COVID-19 ¿Cree que la depresión que prevé el Gobierno se explica exclusivamente por ese fenómeno, o advierte gran parte de impericia u otra circunstancia?

- Prevemos un retroceso de la economía del orden del 12% para todo el año, pero vale recordar que en el primer trimestre de este año la actividad económica se contrajo 5,2% interanual, antes del derrumbe del segundo cuarto del 19,1%. Más allá del factor exógeno que es la pandemia, la economía argentina no cuenta con una hoja de ruta. Así, la gestión económica contó con medidas demoradas (como la negociación de la deuda con los acreedores privados), descoordinadas (como las reglamentaciones cambiarias superponiéndose al presupuesto) y desacertadas (como las medidas del 15 de septiembre que no hicieron más que generar una mayor tensión en el mercado de cambios).

- ¿Recuperar el año próximo un tercio de la caída estimada del PBI en 2020 asegura que las empresas ganarán más, y por tanto estarán en condiciones de pagar más impuestos?

- La caída del PBI de este año implicaría una disminución de la actividad del 16% respecto a 2017, ubicando la economía en niveles de 2009. Aún más, se observa un retroceso de 15 años cuando se considera el PBI per cápita. De este modo, en 2021 un incremento del 4,5%, sólo podría ser un rebote técnico, producto de una baja base de comparación… recuperar los niveles previos podría demorar cinco años.

La caída del PBI de este año implicaría una disminución de la actividad del 16% respecto a 2017, ubicando la economía en niveles de 2009. Aún más, se observa un retroceso de 15 años cuando se considera el PBI per cápita

Es cierto que una parte de la caída de la recaudación se explica por la menor actividad económica y que esto se podría revertir con un rebote, pero lejos se estará de los niveles previos y eso sin considerar la enorme presión tributaria.

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- ¿Qué expectativas tiene sobre las negociaciones con el FMI por un nuevo acuerdo, luego de que la misión que visitara Buenos Aires en la primera semana de octubre recomendara al Gobierno que las dificultades económicas deben ser resueltas con medidas que restablezcan la confianza?

- Al FMI le tenemos que pagar unos USD 5.300 millones el próximo año en concepto de capital e intereses. En total son unos USD 44.000 millones solo de capital, cuyos vencimientos están concentrados principalmente en 2022 y 2023. Es importante alcanzar un acuerdo que no se demore en el tiempo. Las autoridades locales deberían tener esto en claro, especialmente en estos momentos de tensión cambiaria, donde Argentina debe generar divisas. Aún más, deberían empezar la negociación con un programa propio para restablecer la confianza, evitando “caer” en uno clásico del Fondo Monetario.

- Martín Redrado definió a plan del Gobierno VV: “Vamos viendo”, ¿Cree que esa es la forma para superar esta crisis dados los mínimos grados de libertad para hacer política económica?

- El plan del “vamos viendo” refiere a un enfoque de resolver los temas día a día y esto es insuficiente para el nivel de complejidad actual. Miremos lo que ha sucedido en la última semana. El riesgo cambiario sigue siendo muy alto, a pesar de las medidas tendientes a incrementar la oferta de divisas, porque llegaron tarde y dejaron gusto a muy poco, en el marco de una urgente necesidad de dólares.

La elevada brecha cambiaria genera “filtraciones” como son las compras de dólar ahorro y la subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones, lo que provoca mayor tensión en el mercado

- Un escenario de tipos de cambios múltiples, con notables brechas entre el oficial para el exportador agropecuario y el importador de cualquier insumo y bien terminado, y mucho más respecto de los alternativos: ahorro, contado con liqui, MEP, ¿Qué ventajas y perjuicios le genera a la economía y al Gobierno?

- La elevada brecha cambiaria genera “filtraciones” como son las compras de dólar ahorro y la subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones, lo que provoca mayor tensión en el mercado de divisas. Es muy gráfico el diferencial que existe entre el ingreso de dólares y el resultado del intercambio comercial. Mientras la balanza comercial verificó un saldo positivo de USD 11.000 millones en los primeros ocho meses del año, este superávit fue de sólo unos USD 7.000 millones cuando se observa el balance cambiario de bienes. Esta misma dinámica podría continuar hacia delante, dado que los incentivos están distorsionados. Con reservas netas que ya se ubican bien por debajo de los USD 6.000 millones, estamos frente a una urgencia de conseguir dólares “frescos”.

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- Dado el contexto social derivado de un largo proceso de estancamiento de la economía y ahora agravado por la depresión ¿Cuánto tiempo cree que llevará restablecer los precios relativos entre tipo de cambio, tarifas, salarios y tasas de interés que permita retomar la senda de crecimiento sin caer en nuevos desequilibrios?

- Los controles de precios de cada vez más bienes y servicios generan una importante acumulación de distorsiones que más tarde incidirán en la inflación. Los precios de los productos no controlados muestran un mayor dinamismo, reflejado en la inflación núcleo, en los precios de productos estacionales y en los precios mayoristas, por ejemplo. Por otro lado, son claras las dificultades para reducir el déficit fiscal, dado que será preciso ir desarmando el andamiaje de gastos extraordinarios. Será un difícil camino de emprender, si se tiene en cuenta la necesidad de reactivar la actividad y evitar presiones inflacionarias. En definitiva, desandar el camino de la distorsión de precios relativos será algo que tomará varios años.

Los controles de precios de cada vez más bienes y servicios generan una importante acumulación de distorsiones que más tarde incidirán en la inflación. Los precios de los productos no controlados muestran un mayor dinamismo

- ¿Se puede y debe hacer política monetaria ignorando el bimonetarismo que adoptaron los argentinos desde hace unas cinco décadas?

- Ejemplos sobran en donde no tomar en cuenta esto llevó a mal puerto. Sin ir más lejos, en el acuerdo Stand-by firmado por la administración anterior con el FMI no se tuvo en consideración que en la Argentina el dólar es el único “producto” que cuando el precio sube, la gente más lo quiere adquirir. Aún más, la política monetaria de control de la base monetaria plasmada en dicho programa (“base cero”), definitivamente no funcionó.

- Históricamente, los Gobiernos rehúsan ajustar las finanzas públicas del lado del gasto y confían en que la recuperación económica permitirá cerrar la brecha generada por los insuficientes recursos tributarios, y la inversión pública resurgirá de la mano de la recuperación del crédito. Ese parece ser el escenario actual ¿Cree que es lo más recomendable en este momento?

- Recordemos que el proyecto de Presupuesto resultó sin importantes definiciones económicas respecto a la fórmula de ajuste de jubilaciones o una reforma tributaria o qué va a pasar con las tarifas y los subsidios económicos, pero sí quedó en claro que el mayor “esfuerzo” fiscal estará en realidad focalizado en retirar los gastos extraordinarios del COVID-19, mientras el resto de las partidas del gasto se moverán en línea con la inflación. La excepción son los gastos de capital, que se prevé que se expandan un 89%, como todo año electoral.

Sin dudas, no se le puede exigir a una economía que está agobiada, pero de cualquier modo es primordial un sendero de consolidación fiscal para lograr restablecer la confianza, si se tiene en cuenta que el mismo Presupuesto indica que el 57% del déficit financiero será financiado con emisión monetaria, luego de la fenomenal asistencia de este año del Banco Central al Tesoro. Claramente no son buenos indicadores a futuro. Así, la nominalidad de la economía va a depender del comportamiento de la demanda de dinero y de la capacidad de absorber los pesos excedentes. En este punto, podemos ver que la relación de pasivos monetarios (base, Leliq y pases) respecto al PBI subió al 18%, cercano a máximos históricos, al igual que el agregado monetario privado respecto al PBI (13,6% en septiembre), lo que indica que la demanda de dinero podría estar encontrando un límite.

Es decir, será clave si el BCRA consigue absorber los excedentes de la emisión que será necesaria para financiar al fisco y si el Tesoro logrará captar también importantes montos vía la colocación de títulos.

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- Una de las consecuencias de la depresión que generó el largo período en cuarentena fue la destrucción simultánea de empleos, más informales y precarios que en blanco, y drástica reducción de la oferta laboral. ¿Cree que cuando comience el proceso de reactivación se recuperen simultáneamente la oferta y la demanda de empleo, o será más fuerte en el primer caso y más lento en el segundo, disparando la tasa de desempleo a niveles superiores a los de la crisis del Tequila?

- Las mayores pérdidas de puestos de trabajo se ven en el sector informal, dado que la prohibición de despidos “protege” al empleo privado registrado. Sin embargo, sólo los “dosifica” en el tiempo. Esto significa que es posible que se inicie un tibio rebote en la actividad económica, mientras todavía veamos caídas en el empleo. Por otra parte, el aumento de la tasa de desempleo se vio limitado, porque muchas personas en medio de las restricciones a la movilidad no buscaron empleo activamente, y por eso figuran como inactivos y no como desempleados. Así, hay que tener en cuenta que casi cuatro millones de personas dejaron de tener una ocupación en el segundo trimestre de este año.

Es posible que se inicie un tibio rebote en la actividad económica, mientras todavía veamos caídas en el empleo

- En ese escenario, ¿Cómo proyecta la recuperación del salario real y del consumo privado?

- La caída en el poder adquisitivo de la población es muy fuerte, con bajas en el salario real de casi el 20% desde diciembre de 2017 y del orden del 28% para los trabajadores informales. Aún más, los sectores ligados al turismo y la gastronomía, entre otros, suspendieron desde abril al 25% de su personal, donde en varios casos se realizaron reducciones en los haberes en términos nominales del orden del 25%. A esto debe sumarse el debilitamiento del mercado laboral señalado antes. Así, a la reducción salarial de los trabajadores suspendidos se le adicionan los menores ingresos del sector independiente, la caída en el ingreso real de la población y el mayor endeudamiento de las familias que pospusieron pagos de alquileres, expensas y servicios públicos. Esto demora la mejora del consumo hacia delante.

"Los programas de financiación al consumo podrían impulsar la demanda de sectores puntuales, pero la recuperación definitiva va a depender de la mejora del salario real y el empleo"
"Los programas de financiación al consumo podrían impulsar la demanda de sectores puntuales, pero la recuperación definitiva va a depender de la mejora del salario real y el empleo"

Los programas de financiación al consumo podrían impulsar la demanda de sectores puntuales, pero la recuperación definitiva va a depender de la mejora del salario real y el empleo. Luego de tocar un piso en el segundo trimestre de este año, con una caída de 22,3% respecto de un año antes, desde Fundación Capital prevemos que el consumo registrará una desaceleración en la caída, pero con una desaceleración lenta de esa baja a 11,4% en el segundo semestre, y con heterogeneidades. Lo sectorial, la segmentación y la selectividad continuarán marcando el sendero del consumo, por lo que incluso en un mismo sector podrán divisarse profundas diferencias.

- ¿Y el comercio exterior, porque en un ciclo de reactivación la demanda de importaciones tiende a crecer a tasas varias veces más alta que la del PBI y de las exportaciones, y no hay reservas para transitar ese proceso sin tensiones?

- Sin dudas. Debe diseñarse un programa económico para producir una revolución exportadora que nos permita generar divisas genuinas.

Debe diseñarse un programa económico para producir una revolución exportadora que nos permita generar divisas genuinas

- ¿Una reflexión final?

- Estamos frente a una economía con un creciente riesgo cambiario y sin una hoja de ruta clara. Ni las diversas medidas cambiarias, ni el Presupuesto lograron anclar expectativas, y preocupa una posible demora en un acuerdo con el FMI. Aún más, la tensión cambiaria aumenta y la reactivación económica se prevé lenta y sin fuerza. Si bien los controles cambiarios sumados al superávit comercial podrían permitir llegar a la época de la cosecha gruesa, lo cierto es que el bajo nivel de reservas netas en el Banco Central, la elevada brecha y la tensión generada por la incertidumbre económica plantean una dinámica bien distinta, de mucha tensión cambiaria. Sin dudas, un contexto desafiante por delante.

Fotos: Thomas Khazki

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